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A finales de enero, el Ayuntamiento de Burgos confirmaba que las barracas de los Sampedros no irían este 2022 en el Polígono Docente. Días después, el vicealcalde y presidente de Promueve Burgos,Vicente Marañón, indicaba a BURGOSconecta que estaban estudiando trasladarlas a Fuentecillas, donde también podría ubicarse el recinto ferial permanente.
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Primeras muestras de indignación de los vecinos de Fuentecillas, que empiezan a conocer por los medios de comunicación que la propuesta municipal pasa por instalar la feria de atracciones a lo largo del Parque de los Ochos. La Asociación de Vecinos de San Pedro de la Fuente y Fuentecillas, desconocedora de la decisión municipal, pide una reunión urgente con el alcalde.
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La Asociación de San Pedro de la Fuente y Fuentecillas se reúne el 9 de febrero con Daniel de la Rosa, quien le confirma que están estudiando la ubicación de las barracas en el barrio, pero insiste en que será provisional, por dos o tres años, hasta contar con un recinto ferial (que no estará en el barrio). Se habla también de los problemas del barrio, como la falta de iluminación.
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Los vecinos más afectados por el traslado de las barracas salen a la calle de manera espontánea e inician las protestas el 15 de febrero. Afirman que el Ayuntamiento les tiene abandonados, sin mobiliario urbano, árboles y con una deficiente iluminación. Llevan años reclamando que adecenten las parcelas sin construir y reactiven el desarrollo del barrio.
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Daniel de la Rosa, ante las protestas vecinales, explica que se han analizado diferentes alternativas pero que se han rechazado por diferentes motivos. Fuentecillas es la «mejor ubicación», o la «menos mala», e insiste en que será provisional. El alcalde afirma que La Milanera, la propuesta defendida siempre por el PSOE, no es viable desde el punto de vista urbanístico.
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La Asociación de San Pedro de la Fuente-Fuentecillas convoca una asamblea para explicar a los vecinos la decisión municipal. Recuerdan que con ellos no se ha contado y que son meros intermediarios. La cita se caldea, acaba con algún enfrentamiento e insultos y mucho malestar por parte de los vecinos afectados. Se acuerda solicitar una nueva reunión con el regidor, para que visite el barrio.
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El traslado de la feria de atracciones copa casi todas las comparecencias de representantes municipales con capacidad de decisión sobre el tema. Nuria Barrio, como portavoz del PSOE, y Vicente Marañón avanzan que se estudiarán medidas correctoras para minimizar el impacto en cuanto a ruido, luces, suciedad y seguridad.
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Una representación de los vecinos de Fuentecillas se acercan al pleno del Ayuntamiento de Burgos para protestar. Hablan en la calle con De la Rosa y Marañón, a los que les plantean varias alternativas de ubicación (que se compromenten a estudiar) y les recuerdan las deficiencias que soporta el barrio y que pueden ser un peligro para los vecinos que visiten las barracas (pozos a medio tapar, construcciones sin concluir, parcelas mal valladas...).
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El fin de semana del 19 y 20 de febrero, los vecinos empiezan a empapelar el barrio con carteles y pancartas. No solo gritan 'Barracas No', sino que insisten en que no deben estar en ninguna zona residencial y reclaman un recinto ferial de manera inmediata. En días sucesivos, el número de carteles y pancartas se multiplica. Se lanza también una campaña en Change.org
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El alcalde había reconocido en el pleno municipal que no tenían todavía ningún informe sobre la ubicación de las barracas en el Parque de los Ochos. El 21 de febrero se abre expediente informativo para que empiecen a llegar los documentos. Los vecinos comienzan a organizar grupos de trabajo.
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El alcalde sigue insistiendo en la provisionalidad del traslado y afirma que harán todo lo posible para desbloquear que el recinto ferial se pueda construir en los terrenos de los antiguos depósitos. También en que las barracas no volverán al Polígono Docente, una zona muy deteriorada por la feria. Empiezan a llegar los primeros informes sobre la ubicación de Fuentecillas.
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En la tarde-noche del 24 de febrero, los vecinos realizan una concentración silenciosa. No quieren las barracas, ni de manera provisional ni de ningún modo. No confían en el Ayuntamiento y siguen buscando alternativas que plantear, como se les ha pedido.
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El Ayuntamiento consigue que la UBU desista de la cesión de los terrenos de la CLH a cambio de acelerar la cesión de una parcela junto a la Avenida de la Universidad y de conseguir otra en las traseras del Campus de La Milanera. Ambas servirán para proyectos de ampliación de la institución académica. El acuerdo supone un respiro para el alcalde, que ahora sí que tiene la alternativa para el recinto ferial permanente.
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En la noche del 25 de febrero, los vecinos del Parque de los Ochos ven con sorpresa cómo se iluminan todas las farolas, incluidas aquellas que llevan años sin lucir (o que nunca lo han hecho). En dos jornadas se ha acabado con el problema, que llevaban denunciando años. Advierten de que no se van a dejar chantajear.
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La jornada del 28 de febrero arranca con una comparecencia del PP, en la que se informa sobre el estudio que se realizó en 2016 para posibles ubicaciones permanentes del recinto ferial y las barracas. En el mismo, Fuentecillas aparece como una de las localizaciones más afectadas por las molestias a los vecinos. Por la tarde, Daniel de la Rosa se reúne con los vecinos en la iglesia de Fuentecillas para explicar la situación y avanza que están estudiando dos ubicaciones alternativas: el aparcamiento de camiones de Villatoro y los entornos del cementerio.
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La reunión con los vecinos acabó con el alcalde saliendo de la iglesia a gritos de 'Barracas No'. La protesta vecinal, con carteles en la mano, le siguió por las calles del barrio hasta llegar a su vehículo.
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La victoria de los vecinos se materializa el 5 de marzo. Daniel de la Rosa confirma que desisten de poner las barracas en Fuentecillas y anuncia que se está estudiando ubicarlas en la calle Laredo, junto a Villatoro. Si hubiera algún problema con los informes técnicos, no habría feria de atracciones en 2022.
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Los vecinos de Villatoro aceptan acoger las barracas. Lo ven como una opción para mostrar las deficiencias del barrio. Sin embargo, critican que se haya optado por la calle Laredo, que está a 60 metros de las primeras vivienas, y plantean zonas un poco más alejadas. Solo «un par de calles más allá» serían necesarias para contentarlos.
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