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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
Este año habrá Sonorama y Ebrovisión, aunque no podrán celebrarse en sus formatos habituales.
Sonorama Ribera y Ebrovisión tendrán edición en 2021 adaptada al coronavirus

La música volverá a sonar

Tras un año sin apenas oferta musical, los organizadores de los grandes festivales burgaleses confirman que en 2021 habrá programación, aunque adaptada a la realidad sanitaria | Piden protocolos claros y aventuran que los pequeños formatos han llegado para quedarse

Sábado, 13 de marzo 2021, 09:10

En 2020, la música dejó de sonar. La pandemia de la covid-19 obligó a cancelar la práctica totalidad de la programación musical en España y tan sólo sobrevivieron un puñado de propuestas de pequeño formato. Pero eso no se volverá a repetir. La música ... volverá a sonar en 2021. Así de hecho lo garantizan los responsables de los dos grandes festivales de la provincia, como son Sonorama Ribera y Ebrovisión, que ya están comenzando a preparar la celebración de ambos festivales, que se llevarán a cabo atendiendo en todo caso a la situación sanitaria.

Y es que, el mundo de la cultura y de la música deben seguir funcionando. No sólo por cuestiones económicas, sino también por cuestiones sociales. «La música y la cultura son fundamentales para la gente. Al menos, nosotros no concebimos la vida sin música», sostiene Ramiro Molinero, portavoz de la asociación de Amigos de Rafael Izquierdo, organizadora del Ebrovisión.

Una idea compartida también por Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera, quien sostiene que «los grandes festivales no desaparecerán, aunque serán un poco diferentes en el futuro». Eso sí, a su juicio, toda esta situación hará que haya «una limpieza. No podían existir tantos, no tenía sentido. Habrá que especializarse más y buscar la experiencia, ya no valdrá todo». Además, en el ámbito de la seguridad, augura que durante mucho tiempo o «quizás para toda la vida», se tendrán que extremar las precauciones y las medidas sanitarias.

En este sentido, tanto Ajenjo como Molinero apuestan por la resistencia de los grandes formatos, aunque destacan que la covid ha marcado un cambio de costumbres y ha puesto en valor otras alternativas menos masivas y más intimas. «Las citas multitudinarias van a coexistir con los ciclos», asevera rotundamente Ajenjo. «Nos vamos haciendo mayores y queremos un mejor servicio, cercanía, conciertos más exclusivos. Hay gente que quiere pagar esos precios por tener algo diferente. Eso va a pervivir y lo estamos viendo. Independientemente de los festivales, se quiere mantener esos ciclos que ha fomentado la covid», insiste.

Esa es una realidad que ya están viviendo en Miranda. Allí, y tras muchos meses de parálisis, la asociación Amigos de Rafael Izquierdo ha conseguido retomar con cierta normalidad la programación de conciertos mensuales en la Fábrica de Tornillos cumpliendo en todo momento las restricciones impuestas. Así, el aforo se ha visto reducido a apenas 100 localidades en el interior de la instalación, donde el público debe permanecer sentado y guardando la distancia de seguridad.

«No es lo ideal, pero la verdad es que se está vendiendo todo y la gente se va muy sorprendida. Eso de estar sentado puede echar para atrás en un principio, pero la gente se lo está pasando bien. Es otra forma de ver un concierto, con la que se pierde esa faceta social, pero que permite estar más atento a lo que pasa sobre el escenario», explica Molinero. Así, a la vista de la experiencia de estos meses, el portavoz del colectivo mirandés aventura que este tipo de formatos «han llegado para quedarse» y convivir con el modelo tradicional de conciertos y festivales.

La Fábrica de Tornillos ya ha acogido arios conciertos de pequeño formato. El Correo

De hecho, en esa línea seguirá trabajando la propia asociación mirandesa. «Seguiremos como sea», subraya Molinero. Así, la primera gran cita se llevará, si la pandemia lo permite, el próximo 24 de abril, cuando se celebrará una edición «diferente» del Ebroclub, una propuesta nacida al abrigo de Ebrovisión que en esta ocasión cumplía su décimo aniversario y que ya se ha reinventado. «El cartel completo que habíamos preparado pasa a 2022, ya que teníamos tres bandas internacionales que no pueden venir. En su defecto, hemos decidido cambiar el formato y hacer tres conciertos, uno en la calle de carácter gratuito y dos en la Fábrica de Tornillos. Tenemos que adaptarnos para seguir ahí», explica.

El desarrollo de estas propuestas está siendo posible gracias a la puesta en marcha de infinidad de medidas sanitarias. A este respecto, Ajenjo explica que la industria está volcada en garantizar la seguridad de grandes eventos, realizando estudios para definir cómo será el futuro y trabajando mano a mano con las autoridades, a las que se pide una mayor implicación y que se escuché al sector. «En un trabajo que se está llevando a cabo en el Ministerio de Sanidad. Estamos valorando la posibilidad de enviar a casa un test de antígenos, que haya diferentes accesos al Sonorama dependiendo de cómo sea el mismo, que gente que tenga pasaporte de vacunación acceda sin ningún problema, que alguien que venga con un test negativo también o que incluso se puedan hacer las pruebas allí a aquellos que no la traigan hecha», recalca.

Los organizadores piden mayor implicación a las administraciones para contar con protocolos claros

En cualquier caso, Ajenjo reivindica que los gobiernos cuenten con la opinión, asesoramiento y experiencias de los festivales como se ha hecho en Francia. «Una decisión inteligente, ellos no puedan conocer porque no las hacen». A nivel regional, desvela que, por primera vez, se ha conformado una asociación entre todos los festivales de Castilla y León y «ya hemos preguntado a la Consejería de Sanidad cuáles son sus pretensiones y los protocolos que van a utilizar».

Como ejemplo de futuro, alude al concierto experimental de Love of Lesbiam que se va a realizar en Barcelona, el día 27 de marzo, con 5.000 personas y en el que todos los asistentes deberán realizarse previamente un test y portar mascarilla FFP2. «Creemos que es tiempo de adaptarse, no se puede seguir en esta situación, el mundo de la cultura está ahogado, es el momento de demostrar que hemos hecho bien las cosas y vamos a seguir haciéndolas bien, es fundamental».

Edición en 2021

En todo caso, unos y otros insisten. Sonorama Ribera y Ebrovisión se llevarán a cabo en 2021. «Será lo más grande posible, dentro de lo que permita la situación», asegura Ajenjo. En esta línea, indica que las cosas se tendrán más claras dentro de alrededor de un mes, pero sobre la mesa hay dos posibilidades. «Está claro que el festival no va a poder tener este año las dimensiones que tuvo en 2019, pero creemos que tendremos mayores posibilidades de aforo que el año pasado», espera Ajenjo.

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Así, explica que si las circunstancias acompañan se propondría un festival «del mayor rango posible», con alrededor de 5.000 personas al aire libre, en un espacio adecuado y con las medidas sanitarias que se necesiten. «Si no se puede hacer el festival al uso, haríamos ciclos con la capacidad que se nos permitiera. Tuvimos 600 personas en 2020, este año podría ser entre 1.500 o 2000. Con diferentes secciones, sentados… Poco a poco lo vamos a ir viendo, lo que sí sabemos es que va a haber un Sonorama».

Los promotores de conciertos han teindo que adaptar sus propuestas para mantener la programación

Sobre si se mantendrá la ubicación en el calendario de agosto, el festival defiende que las fechas están por decidir dependiendo del formato. «Valoraríamos campos de fechas para dejar el mayor número de días para tener mejor situación». En cualquier caso, Ajenjo anuncia que la organización de Sonorama Ribera comunicará de forma inminente aspectos de cara al futuro, ya que el número de entradas vendido y que se han mantenido para 2021 no se ajustarán al aforo. El festival quiere adaptarse, para comenzar de cero en 2022, fecha en la que se cumple el 25 aniversario del festival y esperan celebrarlo a lo grande. «Tenemos muy claro cómo va a ser el camino y la forma de hacer las cosas, tenemos un responsabilidad con toda la gente que compra las entradas y está con nosotros y no vamos a defraudarlos», concluye.

Ebrovisión

En una coyuntura muy similar se encuentran ahora mismo los responsables de Ebrovisión. «Habrá Ebrovisión. No sabemos muy bien cómo estaremos en septiembre, pero un festival de este tipo no se prepara en un mes, así que ahora mismo parece muy complicado que se celebre con el formato habitual. Estamos valorando las posibilidades que hay, porque un festival como este, tan integrado en la ciudad y de la dimensión que tiene, es muy difícil de gestionar en esta situación», subraya.

Eso sí, Molinero lamenta que la pandemia vaya a echar al traste por segundo año consecutivo la celebración del 20 aniversario del festival, una efeméride que la asociación quería celebrar por todo lo alto y cuya programación tendrá que esperar. «Nos tenemos que adaptar», repite con insistencia al tiempo que insiste en la necesidad de mantener viva la llama de la música. «No tenemos prisa para darle a la gente el regalo que se merecen por el 20 aniversario del festival», pero «este verano habrá música, sin duda», zanja.

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