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Imagen de postal del Palacio de Capitanía a principios de siglo XX. Archivo Municipal de Burgos
El Palacio de Capitanía: epítome del arte castrense en Burgos
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El Palacio de Capitanía: epítome del arte castrense en Burgos

Levantado a principios del siglo XX, el Palacio de la Capitanía General se alza en el centro de Burgos como ejemplo del arte castrense. Sus paredes han acogido momentos históricos

Domingo, 26 de febrero 2023, 09:04

Otrora escenario de decisiones trascendentales, muchas de sus puertas continúan hoy cerradas al gran público, por cuanto que la actividad militar continúa en su interior, pero otras están abiertas de par en par, deseando mostrar a burgaleses y turistas un trocito de la historia de la ciudad y, de paso, un patrimonio espectacular. Y es que, el palacio de la Capitanía General es, sin duda, uno de los edificios castrenses de mayor valor arquitectónico y artístico de cuantos jalonan las tierras del Cid, que no son pocos. Y más que fueron.

De hecho, la vinculación entre Burgos y el Ejército ha sido siempre muy directa. No en vano, la ciudad nació bajo el abrigo del Castillo levantado por orden de Diego Porcelos y, durante siglos, las diferentes ramas del Ejército han tenido una presencia continuada en el casco urbano, con una miríada de cuarteles y asentamientos.

Esa estrecha relación derivó en el siglo XIX en la creación en 1841 de la Capitanía General de Burgos, donde se centralizó la estructura militar. El problema era, como sucedía en muchos casos en aquella ciudad aún atada a su estructura medieval, que dicha Capitanía no tenía un espacio específico y adecuado a su importancia.

Tras dar muchas vueltas al asunto, con asentamientos temporales en edificios como la propia Casa del Cordón, las diferentes instituciones consensuaron la necesidad de buscar una ubicación permanente para tan insigne institución. Así, el propio rey Alfonso XIII firmaba en diciembre de 1903 la orden de construcción del palacio.

El edificio se levantaría en el solar ocupado anteriormente por la Casa de las Cuatro Torres, un palacio del siglo XVI levantado por la familia de Francisco de Lerma y Cartagena que con el devenir de los siglos fue pasando de mano en mano hasta ser comprado por el Ayuntamiento en 1877 por 80.000 pesetas. A pesar de su innegable valor histórico, aquel edificio acabó padeciendo los mismos males que muchos otros en aquel Burgos del siglo XIX. Su estado, básicamente, era ya entonces ruinoso. Hasta el punto de que el propio Ejército había descartado trasladar allí la Capitanía General tiempo antes.

Así pues, tocaba derribar y construir. De eso se encargó el propio Ayuntamiento, que promovió un proyecto valorado en 530.000 pesetas -acabó costando 750.000- más ajustado a las necesidades y los tiempos. El edificio, diseñado por el arquitecto municipal Saturnino Martínez, debía ser práctico y, de paso, elegante.

El Palacio de Capitanía fue escenario protagonista del franquismo. Archivo Municipal de Burgos
Imagen principal - El Palacio de Capitanía fue escenario protagonista del franquismo.
Imagen secundaria 1 - El Palacio de Capitanía fue escenario protagonista del franquismo.
Imagen secundaria 2 - El Palacio de Capitanía fue escenario protagonista del franquismo.

Para ello, se apostó por un estilo ecléctico, de inspiración neogótica, pero con multitud de detalles barrocos, neoclásicos y, por supuesto, castrenses. Su fachada, su escalinata de acceso, el hall de entrada, la escalera interior y sus diferentes salas están plagadas de detalles arquitectónicos que aportan una indiscutible elegancia al conjunto. Mención aparte se merecen las vidrieras, elaboradas por el maestro Jules Pierre Maumejean, que narran algunos capítulos esenciales sobre la historia de Burgos y el Ejército.

El proyecto, en suma, fue un referente en su época. Finalizadas las obras en 1907, la Capitanía General ya tenía su particular palacio, aunque fuera bajo la figura del arrendamiento por parte del Consistorio. Una figura que acabaría desapareciendo en 1926, cuando se alcanzó un acuerdo de permuta entre ambas instituciones, que se intercambiaron la titularidad del palacio y del antiguo el cuartel de Lanceros.

A partir de ese momento, el edificio ya fue propiedad exclusiva del Ejército. Y entre sus muros de sillería y ladrillo se tomaron muchas decisiones trascendentales. Fue allí mismo donde, en agosto de 1936, semanas después de la sublevación militar que desembocó en la Guerra Civil, se constituyó la Junta de Defensa Nacional y Francisco Franco tomó posesión de la Jefatura del Estado. Y Años después, el edificio fue protagonista del entierro del general Juan Yagüe. Eso sí, parte de los vestigios de aquella época ya han desaparecido. En 2010, en base a la Ley de Memoria Histórica, se retiraron de la fachada dos placas en honor a Emilio Mola y el propio Franco.

Sea como fuere, el edificio recibió un lavado de cara en los años 50' y, ya entrado el siglo XXI comenzó a abrirse al público. Hoy, mientras parte de sus instalaciones mantienen actividad castrense, incluida la residencia del comandante militar de Burgos, Soria y Cantabria, otra parte está destinado a otros usos, fundamentalmente culturales y sociales. De hecho, el Palacio de Capitanía es sede del Museo Militar desde mayo de 2014, contando con una colección de piezas más que interesante, que en 2017 requirió de una ampliación del espacio expositivo.

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