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La entrada en funcionamiento del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) en junio de 2012 supuso un antes y un después para la ciudad, que vio mejorar significativamente sus infraestructuras sanitarias, pero también tuvo que despedirse de un símbolo, como lo era el antiguo hospital ... General Yagüe, testigo mudo del resurgir de Burgos a mediados del siglo pasado.
Habida cuenta del crecimiento de la ciudad durante la posguerra, el Gobierno franquista decidió construir una gran instalación capaz de prestar un servicio sanitario a toda la población. Para ello eligió una gran parcela ubicada en lo que en aquellos momentos eran los arrabales del ensanche, al final de la actual avenida del Cid. Allí, el arquitecto Martín J. Marcide Odriozola diseñó uno de los edificios más grandes que hubiese conocido hasta entonces Burgos. Y para construirlo, el régimen echó mano de reclusos.
Las obras, eso sí, se eternizaron. No en vano, la primera piedra del complejo se colocó el 27 de febrero de 1948, pero hasta 12 años después no concluyó su construcción. Finalmente, el 10 de junio de 1960 fue ingresado el primer paciente. Mes y medio después, el propio Francisco Franco se encargaba de inaugurar oficialmente tanto el complejo hospitalario como la Barriada Inmaculada, ubicada en el corazón de Gamonal.
A pesar de que desde el primer momento fue bautizado con el nombre de General Yagüe, son muchos los burgaleses, sobre todo los más veteranos, que lo recuerdan con el sobrenombre de 'Las Trescientas Camas'. Cosa curiosa, por cierto, ya que tras diversas ampliaciones llegó a contar con más de 700 camas.
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Junto al hospital, además se construyó el otrora centro de especialidades, en el que se centralizaron buena parte de las consultas externas y que acabó formando un dúo inseparable con el propio hospital, cuya arquitectura se convirtió en un símbolo del desarrollo de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX. De hecho, el centro no fue ajeno al arte, y la propia capilla se decoró en su momento con dos frescos del gran Luis Sáez, que posteriormente fueron salvados del derribo gracias a la Diputación.
Durante más de 50 años, el hospital General Yagüe fue el referente sanitario de los burgaleses. Allí nacieron varias generaciones, que vieron cómo poco a poco el centro hospitalario iba quedándose pequeño y anticuado. Quien más, quien menos, recuerda aquellas vetustas habitaciones con dos y hasta tres camas ocupadas o aquel servicio de urgencias siempre atestado. Era hora de dar un paso al frente, dejar atrás el pasado y crear un centro hospitalario acorde a los nuevos tiempos.
Así al menos lo entendieron los burgaleses, que durante varios años encadenaron protesta tras protesta para exigir a la Junta de Castilla y León la construcción de un nuevo hospital. La administración autonómica acabaría recogiendo al fin el guante, poniendo en marcha el proyecto del HUBU, que tras no pocos problemas asumió la totalidad del servicio sanitario de la capital el 18 de junio de 2012. Ese día, los servicios de Urgencias, Obstetricia y Ginecología, últimos en ser trasladados, apagaron las luces y el Hospital General Yagüe cerró definitivamente sus puertas, poniendo fin a 52 años de servicio ininterrumpido.
Sin embargo, la enorme mole de acero, cristal y ladrillo seguía en pie. Y continuó así durante varios años, mientas la administración decidía qué hacer con el edificio y la parcela. Muchas fueron entonces las voces que reclamaron que no se derribaran las antiguas instalaciones. Y es que, a pesar de que el complejo se había quedado pequeño y obsoleto para prestar el debido servicio sanitario a la ciudad y de que presentaba algunas deficiencias estructurales, sus 52.000 metros cuadrados bien podrían haber albergado alguna de las propuestas que se pusieron sobre la mesa.
Sin embargo, la Tesorería de la Seguridad Social, propietaria de la instalación y la parcela por una de esas carambolas administrativas, decidió que el hospital ya había escrito todas las páginas de su historia y que había llegado el momento del derribo.
El Cronista
Gabriel de la Iglesia
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Aythami Pérez Miguel
Aythami Pérez Miguel
Un derribo que, además, se hizo esperar. Así, no fue hasta junio de 2016, cuatro años después de su cierre, cuando las máquinas entraron en la parcela. Fue Erri – Berri la encargada de la actuación tras presentar una tremenda oferta a la baja en el concurso de licitación. Las máquinas se 'comieron' todo el complejo durante aquel verano, aunque parte de los escombros se quedaron en la parcela.
Y desde entonces, nada. Seis años después no se ha terminado de despejar el futuro del solar, que a finales de mayo salió a subasta pública por 4.688.000 euros sin IVA y la obligación de retirar los escombros aún esparcidos por el suelo y realizar un análisis de la contaminación de lo suelos. No obstante, la subasta, quedó desierta, a pesar de que se ofrece al mercado con la posibilidad de levantar hasta 102 viviendas.
En todo caso, hoy, diez años después de que se pusiera un candado en la puerta de acceso al recinto, el hospital General Yagüe sobrevive en la memoria de miles de burgaleses.
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