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carmen casado
Vivir a la japonesa era esto

Vivir a la japonesa era esto

Siga el 'kaizén', un camino para la mejora vital constante por el que se avasa con pasos muy pequeños, lentos pero seguros

Miércoles, 14 de julio 2021, 00:08

Cuando Pedro Simón proclamó hace poco más de un año la necesidad de acostumbrarse a relacionarse a la japonesa se refería a no besarse para saludar como norma, respetar una distancia física prudencial, autoprotegerse más y, sobre todo, poner la higiene en las prioridades individuales ... y colectivas. Pero vivir a la japonesa es mucho más.

Los hábitos de la población de la isla más fascinante de Oriente han atraído desde hace siglos a los occidentales. Muchos son los conceptos típicos japoneses que han llegado muy lejos. ¿Acaso no le suenan los famosos 'shinrin-yokus' o baños de bosque para revitalizar el cuerpo y la mente? Pero si hay alguno que empape la forma de entender la vida de un japonés ese es 'kaizen'. Una palabra que resume una filosofía que se adapta a casi todos los aspectos de la existencia: desde el mundo de las finanzas (personales o empresariales), pasando por los hábitos de salud, las relaciones y el bienestar en general.

Tal es su predicamento en occidente que miles de personas lo lucen tatuado en los bellos caracteres 'kanji' (la caligrafía japonesa). Curiosamente, pocos sepan que en realidad fueron los japoneses los que aprendieron este método de gestión de los estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque sí lo bautizaron y lo hicieron trascender del ámbito de las fábricas al resto de aspectos de la vida.

Para entenderlo, el maestro de 'kaizen' y gestor empresarial Masaaki Imai, que impulsó el éxito de muchas empresas japonesas a mitad del siglo pasado, lo resume así: «La filosofía kaizen se basa en la idea de que nuestro estilo de vida (ya sea nuestra vida laboral, social o doméstica) se merece mejorar constantemente». Se podría entender como un camino de perfección no absoluta, que cualquier puede emprender y adaptar a sus intereses particulares. Su facilidad para adoptarla se debe a que todas las personas albergan el instinto de superación. Eso sí, sin autoexigencia asfixiante. Poco a poco, paso a paso. Lento pero seguro.

El método pasa por identificar el hábito que se quiere cambiar, analizar la fuente del mismo, y diseñar pequeños gestos que no supongan una alteración radical de la rutina personal para emprender el cambio

Una occidental fascinada por la cultura japonesa, Sarah Harvey, ha dedicado un ensaño a esta forma de vida que descubrió cuando cambió la isla oriental por su Gran Bretaña Natal. En 'Kaizen, el método japonés para transformar tus hábitos' (Ed. Zenith) cuenta cómo aplicarlo en diversos aspectos de la vida actual, muy necesitada de él, opina. «Actualmente hay muchos problemas en el mundo que no podemos controlar. Pero para aquellas partes de nuestras vidas sobre las que tenemos más control, 'kaizen' es una forma fantástica de reducir las fuentes de estrés y de lograr mejoras nuevas y emocionantes», valora la autora.

Esto se consigue porque este modo de entender la evolución personal en la vida implica dar pasos pequeños, muy controlados. Se empieza por fijar un objetivo a muy largo plazo. Algo que pasa por reconocer y analizar ese aspecto concreto de la vida que está por mejorar. ¿Quién no lo tiene? Puede ser de la naturaleza que sea: deportivo (alcanzar una marca o dominar una disciplina), de salud (prescindir de aquello que le daña o perder peso), hogar (cambiar, mejorar, cuidar), relaciones sociales (menos redes sociales, menos o más amigos), trabajo (cambio, evolución, permanencia y orden), dinero (ahorrar, aprender a invertir)...

Puedes ser ambiciosos (correr una maratón sin haber dado un trote en la vida) o sencillos (recuperar una vieja amistad perdida). Pero todos deben conducir al placer personal de lograr algo.

Cada pequeño logro debe recibir una recompensa elegida por la propia persona porque, en esta filosofía de vida, el bienestar mental es un pilar básico de la existencia

En el 'kaizen', uno nunca acaba de marcarse objetivos. De uno se pasa a otro yo. «El cambio es contagioso. Cuando alcanzas un éxito te animas y aplicas la misma técnica en otro aspecto de la vida», señala Harvey, quien señala otro término japonés para definir esto: 'yokoten' o despliegue horizontal.

En cuanto al método, que promete una de las cosas más difíciles para mejorar, que no es otra que el cambio de hábitos y hacer uno nuevo, se resume en poner el foco en hacer las cosas en pequeñas fracciones y en tratar la idea de cambio como un proceso continuo en vez de una lista de tareas que hay que cumplir rápida y automáticamente.

Hay que plantearse los hábitos existentes, comprender la fuente de estos y buscar las razones de cambiarlos por otros, y finalmente emprender paso a paso el camino. Estos pasos deben suponer cambios «que no tengan un impacto muy grande en la rutina», pero sí que calen durante el camino, a largo plazo. La autora aconseja incluso escribirlos en un diario especial para visualizarlos y ordenar ideas.

A la hora de establecer las rutinas, 'kaizen' recuerda que se ha de ralentizar los ritmos vitales para dedicarle atención, concentración, a lo que se está haciendo. La meticulosidad con la que emprendes cada paso a dar es clave de éxito para cumplir un objetivo y luego pasar a otro.

Para llegar enteros al final de este camino, todo está supeditado al cuidado personal y éste, además de una buena respiración, un descanso reparador y una alimentación equilibrada, pasa por la autoestima. Por eso este modo de entender la vida recuerda la necesidad de recompensarse a cada logro. «Habrá piedras en el camino; no sea duro consigo mismo».

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