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Un 20% de los 10 millones de edificios existentes en España, con sus 26 millones de viviendas, tienen más de medio siglo. La mayoría (el 75%) fue construido antes de que ninguna normativa regulase las condiciones de eficiencia energética que debían tener. Es más, la mitad data de una época en la que no había normativa técnica alguna. En conclusión, el parque inmobiliario español es viejo y poco ecológico.
Hasta ahora, se ha convivido con esta realidad sin más; pero esto está a punto de cambiar. La rehabilitación energética de edificios está en el punto de mira de Europa. No en vano, la vivienda es responsable del 40% de las emisiones de dióxido de carbono del continente.
Para alcanzar los estándares medioambientales europeos en plazo, el Gobierno ha incluido en el plan de recuperación presentado hace unas semanas ayudas para reformas que hagan más sostenibles las viviendas. El objetivo: dar una nueva vida a 1,2 millones de viviendas en un plazo de 30 años. Ahora toca articular cómo estas pasan del papel a las manos de los propietarios, ya sea individual o colectivamente, a través de las comunidades de vecinos.
Para facilitar esta labor, empiezan a surgir las primeras iniciativas. Es el caso de la ventanilla única habilitada por el Colegio de Arquitectos de Madrid (CAM) para asesorar sobre este particular. Su decano, Sigfrido Herraez, cree que lo más importante es que el ciudadano no se tope con muros burocráticos que le hagan desistir de emprender las obras. «Hay que ponerlo fácil y para ello, como servicio público, el Colegio ofrecerá información y facilitará trámites, simplificando la gestión de licencias y de las propias ayudas, para lo que además pone a disposición arquitectos especializados», explica.
Al margen del escollo burocrático, el verdadero reto actual es que los propietarios se convenzan de que esta reforma energética es necesaria. Con un plantel inmobiliario como el descrito, cualquier se preguntaría si compensa embarcarse en la obra. «Si hablamos de sostenibilidad, rehabilitar una vivienda siempre es mejor que construir una nueva. Reformar para bajar la factura de luz y calefacción, y sobre todo aumentar el confort, siempre compensa», valora Guillermo Muñiz, arquitecto de Sto Ibérica, compañía especializada en la materia.
Ahora bien, «cualquier mínima reforma, como cambiar una ventana, no va a ser subvencionada; hay condiciones», advierte Herraez. Los planes iniciales hablan de una deducción del 20% para las obras que reduzcan un mínimo del 7% la demanda de calefacción y refrigeración; una ayuda del 40% si se baja 30% el consumo global de energía primaria no renovable, y, finalmente, una rebaja del 60% por la realización de obras de rehabilitación en edificios completos que reduzcan la demanda global de energía un mínimo del 30%, o bien se mejore la calificación energética del inmueble hasta alcanza la A o la B. «En rehabilitaciones globales de edificios podemos estar hablando de unos 150.000 euros de media», calcula el decano del CAM.
Lo primero es contar con un arquitecto especializado que, ya sea a nivel individual o colectivo, pueda realizar un estudio de las necesidades que presenta el inmueble y las mejoras que requeriría de forma global para mejorar su eficiencia.
Las cubiertas, las fachadas, los sistemas de climatización y, especialmente, las ventanas son los puntos más sensible cuando de fugas de energía se trata. Por revisarlos y mejorar su aislamiento comienza la eficiencia del hogar. «Hay mucho por hacer», concluye Múñiz.
fachadas
Lo óptimo es intervenir para aislar la totalidad del edificio. Los aislamientos exteriores en combinación con la 'fachada ventilada' es lo más eficiente. Esta última se logra al crear una cámara de aire no estanca entre el muro y el material elegido para revestirlo. La circulación del aire, gracias a apertura en la parte superior e inferior de la misma, refresca en verano y permite retener el calor en invierno. Para intervenciones individuales, se pueden colocar los aislantes desde el interior del piso, dentro del muro o adosado a él, pero no es tan eficiente. Cuando la morfología de la pared lo permite, se puede demoler la hoja interior de la fachada y reconstruirla con un buen aislante.
veNtanas
Las ventanas son los elementos más importantes a la hora de asegurar la envolvente de un edificio: deben aislar correctamente y no dejar traspasar el calor. Lo mejor es apostar por aquellas con rotura de puente térmico (la zona por la que se transmite la energía), así como la elección de un vidrio doble con cámara de aire intermedia de, al menos, 10 mm. Es preferible que sean de hoja oscilobatiente: las correderas no son tan herméticas, recomiendan desde Sto Ibérica.
cubiertas
Un buen aislamiento de la cubierta de un edificio estabiliza de tal forma la temperatura interior que, de haber buena ventilación, las casas no necesiten del aire acondicionado, salvo en los días de calor tórrido veraniego. Es la intervención más costosa, junto con la fachada, y debe hacerse en comunidad. Pero merece la pena. La lista de soluciones y materiales existentes en el mercado para lograr un aislamiento óptimo es extensísima.
CLIMATIZACIÓN
Conviene apostar por soluciones nuevas y más eficientes, debido al gran peso que tienen en la factura global. Hay varias opciones: calderas de condensación (las más utilizadas), bombas de calor aire-agua (aerotermia, lo más económico), suelo radiante (refrescante y de calor), termostatos inteligentes para no gastar ni un céntimo de más, válvulas termostáticas en radiadores para no caldear habitaciones que no se usan...
ventilación mecánica
Junto a la ventilación natural, conviene plantearse la instalación de sistemas de ventilación mecánica controlada, capaces de expulsar el aire viciado e introducir nuevo del exterior, y además, filtrado, o sea, libre de partículas. Actualmente hay recuperadores de calor capaces de extraer el aire viciado a 24 grados y recuperarlo a un mínimo de 22, los cuales se transmitirán al aire nuevo. La apertura de ventanas, para evitar descompensar térmicamente la casa y despercidiar todo lo ganado, debe limitarse a 10 minutos diarios por la mañana.
Asilar huecos
Perímietros de ventanas, enchufes empotrados en las fachadas, salidas de aire de campanas extractoras, tubos del aire acondicionado... Existen multitud de pequeñas fisuras en el 'envoltorio' de la vivienda que hay que sellar con los materiales adecuados, como yesos finos, cintas estancas o marcos de madera. Se podría ahorrar hasta un 50% en climatización de la vivienda o el edificio.
suelos y techos
Cuando se trata de pisos, el suelo se puede aislar con una capa de aislantes de poliestireno de poco espesor. Si debajo hay un local o está sobre espacio abierto, las solución es más compleja. En el techo, lo más sencillo es aislar con paneles de lana de roca colocados sobre el falso techo de escayola. También se pueden pegar al forjado superior, formando una capa continua, lo que servirá además de aislamiento acústico.
Tambuchos y manecillas
Sorprende, pero los tambuchos son los grandes puntos de pérdida de calor/frío de las viviendas. Se recomienda aislarlos (hay yesos y cintas especiales en el mercado) y apostar por persianas motorizadas, ya que las manecillas donde van las cintas tradicionales para subirlas y bajarlas son otro punto de fuga importante.
puertas
Las puertas huecas que, por económicas, tienen la mayoría de las viviendas de cierta 'edad' no son nada eficientes. Las de madera maciza son las únicas que permiten aislar el calor de las habitaciones. En el extremo opuesto, las de rejilla facilitan la ventilación cruzada de partes estratégicas de la casa cuando se quiere ventilar en verano.
tabicado interior
Ya en el interior, si la intención es aislar bien cada habitación, una vez que el sistema de calefacción permita caldearlas de forma individual, lo ideal es que estén separadas por tabiques de pladur más que de ladrillo. Los primeros admiten la colocación de materiales que permiten mayor aislamiento, también acústico.
orientación
Dependiendo del clima y de las orientación, la vivienda recibirá más o menos horas de luz solar directa (al sur, las máximas; al norte, las mínimas). Una vez analizado este factor, se aconseja la colocación de toldos que amortigüen la incidencia de la luz directa en los días de más calor del año.
elementos naturales
En arquitectura existe el concepto de elementos pasivos para regir la temperatura de un edificio. Uno de ellos es la ubicación de árboles de hoja perenne en las fachadas de los edificios con orientación sur, esta es, la que más horas de luz solar recibe. En verano, las horas darán sombra y fresco y en invierno, al caer, dejarán que el sol caliente la vivienda.
domótica
La domótica permite controlar y automatizar la gestión inteligente de la vivienda (iluminación, climatización, agua caliente sanitaria, riego, electrodomésticos, etc.). No solo aporta un mayor confort, comunicación y seguridad, también ayuda a gestionar eficientemente el uso de la energía y favorece el ahorro.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
Sara I. Belled y Clara Alba
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