Ha pasado por los quirófanos del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), por centros de salud, consultas y ahora está en la planta de Psiquiatría, en la que recaló al poco de declararse la pandemia del coronavirus covid-19. «Me podría haber tocado cualquier sitio», reconoce ... Laura Fernández. Es lo que tiene ir encadenando contratos en enfermería. Pero le ha tocado Psiquiatría, «un servicio muy humano, muy bonito», afirma esta joven enfermera, pues se aprende mucho del comportamiento humano y permite un contacto más directo con los pacientes.
Y eso que, en plena crisis de la covid-19, el trabajo en Psiquiatría se ha vuelto más complejo. Cuentan con una zona libre de covid y otra reservada para pacientes contagiados, en todos los casos atendidos por personal cualificado. «Tenemos que tener mucha precaución para no contagiarnos nosotros ni contagiar a los pacientes», explica Laura, a lo que se añade las particularidades del trabajo con pacientes de psiquiatría. «Es una situación difícil de sostener», reconoce, pero está mucho menos estresada que cuando pasó por una planta covid.
Además, Laura asegura que «ahora se empieza a normalizar la situación; tenemos más interiorizados los protocolos y resulta menos carga anímica» todo lo relativo a la protección individual. Cuentan también con una ayuda extra pues, a la hora de salir de la zona covid, no solo se quitan el traje de protección sino que disponen de duchas para limpiarse, así que salen un poco más tranquilas, admite, para atender al resto de pacientes. Unos pacientes que está viviendo mucho más controlados y sufriendo las consecuencias del aislamiento, sin visitas de familiares.
Sin embargo, los principios no fueron fáciles. «Tuve bastante ansiedad, miedo por si no me quitaba bien el EPI», ya que era la primera ocasión en la que usaba un equipo de protección de estas características. Para manejar guantes y mascarilla no ha tenido problemas, pues le ha servido su experiencia en quirófanos. Y, luego, está el trabajo en equipo y el apoyo de los compañeros, que ha ayudado a sobrellevar esta difícil situación, pues aunque Laura lo cuente todo con una sonrisa que traspasa la línea telefónica, no está siendo sencillo trabajar en el HUBU en la crisis de la covid-19.
«Lo vamos sacando. Es lo que tiene la enfermería, todo sale porque haces un sobresfuerzo para que todo salga bien», explica. Y porque se lleva con paciencia, aunque el miedo y la incertidumbre estén siempre presentes. Miedo a contagiarse pero, sobre todo, a contagiar a los demás, a los que están a tu alrededor. «Mientras se lleve con paciencia, desde la conciencia de hacerlo bien y no desde el terror, está bien», asegura. Y es que «trabajar con miedo es la peor forma de trabajar», afirma, pues «al final te confundes» y una confusión aumenta el riesgo.
Pero lo que más agobia a Laura es el exceso de noticias sobre la covid-19, y de noticias malas. Sobre todo por sus pacientes con coronavirus, aquellos que pueden ver la televisión y, además de recibir el bombardeo constante de información, ven entrar a los sanitarios vestidos de astronauta. Es difícil imaginar qué se les puede pasar por la cabeza, pero seguro que mucha inquietud. Aun así, su respuesta es gratificante e incluso algunos les han llevado regalos, como pantallas o delantales, «que vienen muy bien», admite. «La gente se está portando muy bien con las donaciones».