Javier Izquierdo intenta ser optimista, buscar el lado positivo. «Mi mujer y mi hijo están encantados de que esté en casa», firma este hostelero propietario junto con su hermano del Mesón El Viso de Gumiel del Mercado. Su trabajo le roba muchas horas al ... día, así que ahora está pudiendo disfrutar más de la familia y dedicándole más tiempo al jardín, que nunca antes lo había tenido tan atendido. Sin embargo, eso no impide que esté preocupado por cuándo y, sobre todo cómo, van a volver a abrir el establecimiento de restauración.
La palabra que más se escucha estos días es incertidumbre. En marcha está en un plan de desescaldada, con fases esbozadas pero cuya aplicación dependerá de la evolución del coronavirus en cada provincia. Así que en hostelería todavía no tienen muy claro cuándo podrán retomar su actividad ni en qué condiciones. «Estamos parados hasta que el Gobierno nos diga que podemos volver a trabajar», que espera que sea pronto porque, de lo contrario, la situación se puede volver insostenible. «No se puede tener un negocio cerrado meses sin facturar pero pagando», afirma Javier.
El Mesón El Viso cerró en la tarde del 13 de marzo, justo antes de la declaración de estado de alarma. Tenía todo preparado para el fin de semana pero «el ambiente era raro» y decidieron cerrar. Javier reconoce que, al principio estaba muy nervioso. «No pensé que se iba a alargar tanto, creí que serían solo quince días», admite. Luego, se ha ido acostumbrando a la situación. El mesón está cerrado, sus cuatro empleados han ido a un ERTE y esperan conocer las medidas exigidas para la reapertura para poder empezar a trabajar y realizar los cambios que sean oportunos.
En el restaurante la separación de mesas va a ser más fácil, pero en barra no hay opciones. Y el tema de las mamparas en las propias mesas no acaba de verlo porque, explica, cómo encajan en una comida en la que se comparten platos. No es viable. Javier Izquierdo confía en que la actividad se haya podido retomar para el verano, cuando se utilizará mucho la terraza, y así intentar salvar la temporada. En El Viso tienen trabajo regular durante todo el año, pero los momentos fuertes son la Semana Santa, que ya la han perdido, y el mes de agosto. «Si no facturamos en agosto, mal», afirma.
Pese a todo, Javier Izquierdo apuesta por el optimismo. Su mujer le da la calma que necesita en determinados momentos y, él, confía en que en un mes o mes y algo ya estén funcionando con cierta normalidad. «Este año va a ser raro, difícil», admite, pero está preparados para afrontarlo.
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