«Hay miedo a cometer errores, a dar mal algún paso al ponerse o quitarse el EPI y convertirse en un vector de contagio»

Hasta la llegada de la alarma, Puente trabajaba habitualmente en el Hospital de Día del HUBU, después le reasignaron al área de corta estancia, que es una zona de urgencias donde se atiende a los pacientes con sospecha de padecer coronavirus y se les da el primer tratamiento hasta que pasan a su ubicación en el hospital.

«Son estancias cortas, pero delicadas, aunque la ventaja es que los sanitarios contamos con todos los equipos de protección necesarios, algo que no ocurre en zonas del hospital teóricamente menos peligrosas o en Atención Primaria«, explica en una entrevistac con la agencia Efe.

El político socialista reconoce que, con todo, hay «momentos de angustia y una sensación extraña». E insiste en que el trabajo del personal de enfermería es estar cerca de los pacientes, acompañarles, tocarles y tener un contacto humano con ellos, algo «difícil de hacer cuando uno va vestido de astronauta».

Para Puente, lo más llamativo es la «tensión» del personal que trabaja» en el Hospital Universitario de Burgos, «desde el primero al último». «Hay miedo a cometer errores, a dar mal algún paso al ponerse o quitarse el Equipo de Protección Individual y convertirse en un vector de contagio, dentro o fuera del centro, a nuestras familias», reflexiona Puente.

A la presión de su trabajo en el HUBU se suma también su papel docente, en el que su principal preocupación es finalizar la formación de los alumnos del último curso de Enfermería.

Cuando comenzó el estado de alarma, la práctica totalidad de los alumnos de último curso había completado un alto porcentaje de sus prácticas, lo que facilita ahora que puedan obtener su titulación con un módulo relacionado con el coronavirus que se ha añadido en las últimas semanas. Esto permitirá que se puedan incorporar el año que viene a puestos de trabajo porque «de verdad que hacen mucha falta», asegura Puente.

En su faceta de procurador en las Cortes de Castilla y León, se muestra convencido de que quienes son personal sanitario y tienen alguna responsabilidad política están teniendo una visión más completa de la situación y se han dado cuenta de «lo importante que es estar unidos».

«Lo lógico es que tomemos nota de que el dinero que se destina a sanidad no es un gasto sino una inversión, igual que ocurre con la educación«, apunta.

Y en esa línea, defiende que no se pueden mantener situaciones como la que le contó otra enfermera del HUBU que lleva 12 años encadenando contratos, los cuatro últimos sin siquiera poder coger vacaciones.

«Espero que, sobre todo los que están viviendo más de cerca esta pandemia, no se olviden después de la importancia que tiene un servicio sanitario público bien dotado y con profesionales reconocidos adecuadamente en todos los niveles«, concluye Puente.