María José Ospina, colombiada afincada en Burgos BC
Burgaleses ante el coronavirus

«Quiero trabajar para que mi ayuda puedan dársela a otra persona que la necesite»

María José Ospina, colombiana madre de tres hijos en paro ·

La familia de María José Ospina es una de las que atiende Cáritas en el programa de acogida, que ha aumentado su trabajo | Lleva un año en Burgos, está encantada con la ciudad pero le falta un trabajo estable

Martes, 5 de mayo 2020, 08:17

Con María José Ospina, Burgos ha vuelto a mostrar su cara más solidaria. Esta colombiana, madre soltera de tres hijos, llegó a la capital hace un año y se siente muy a gusto. «Burgos es una ciudad espectacular, me gusta bastante y estoy encantada ... con el trato», afirma María José. Y lo dice con conocimiento de causa pues, si bien es cierto que recaló en la capital del Arlanzón porque aquí vive su hermana, no lo es menos que estuvo trabajando en Valladolid durante un mes. Y, ni punto de comparación, asegura. «Me gusta más Burgos, aquí estoy más tranquila».

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Vive en Gamonal y, aunque insiste en que no le ha faltado nunca de nada, cuenta con el apoyo de Cáritas. En concreto, de Lourdes Viñé, trabajadora social del Arciprestazgo de Gamonal, que le echa una mano cuando lo necesita. «Qué sería de nuestra vida sin esta ayuda», asegura María José, quien antes de decretarse el estado de alarma trabajaba por horas para atender a una mujer mayor. Dos horas tres días a la semana, poca cosa, reconoce esta colombiana que ahora se ha quedado sin trabajo y no sabe qué le deparará el futuro.

Como todos, está muy preocupada. «Espero que se resuelva rápido la situación» y confía en que «con la ayuda de todos podremos salir de esto, trabajar para echar adelante el país». Y es que lo que más ansía María José es trabajar, y contar con un empleo que le permita vivir, sin tener que tirar de las ayudas que pueda darle Cáritas. «El trabajo es muy importante», y que sea un empleo digno. Así, ella podría ayudar igual que están ayudando ahora a su familia. «Quiero trabajar para que mi ayuda se la puedan dar a otra persona que la necesite más que yo».

María José cuenta con el apoyo de Cáritas BC

Pero mientras llega ese momento, que seguro que llegará, recibe el apoyo de Cáritas, que ha tenido que reforzar su programa de acogida ante la crisis sanitaria de la covid-19. «Ha aumentado la demanda. Hay días que el teléfono no para. La gente está muy preocupada», apunta Lourdes Viñé, que asume con la ayuda de algún sacerdote los servicios que, antes, realizaba en colaboración de unos setenta voluntarios. Ahora, el trabajo lo hacen los técnicos pues, dado que la mayoría de los voluntarios supera los 70 años, se les ha pedido que se queden en casa por seguridad.

«Los voluntarios son uno de nuestros valores y tenemos que cuidarlos», aunque a ellos les haya costado quedarse en casa, reconoce. Y volverán cuando se normalice la situación ya que la forma de trabajar ha cambiado completamente. Se hace mucho seguimiento y atención telefónicamente, explica Lourdes, y presencialmente se sigue atendiendo el economato pero con nuevas medidas de seguridad. Se cita a los usuarios de uno en uno, con diez minutos de diferencia y tienen que recoger los alimentos con guantes y mascarilla. Se desinfecta continuamente.

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El economato funciona con las donaciones del Banco de Alimentos, pero también han recibido muchas de empresas, hoteles y restaurantes que, ante el cierre, han tenido que dar salida a sus productos más o menos perecederos. Igualmente, se han recibido donaciones de particulares. Y para suministrar los productos frescos, se mantienen los vales de consumo en establecimientos del barrio. Lourdes afirma que lo que más ha aumentado es la petición de alimentos, dado que muchas familias se han quedado sin trabajo y, además, no se cuenta con los servicios de comedor escolar.

Lourdes Viñé es la responsable del Arciprestazgo de Gamonal BC

«Las familias llaman muy nerviosas y ansiosas». Han perdido su empleo, trabajaban en economía sumergida y se han quedado sin recursos... Las familias que ya conocen, las atienden y, a los nuevos demandantes, les remiten a los servicios sociales para coordinar la atención. El objetivo es que «nadie se quede sin la ayuda que necesita», afirma Lourdes Viñé, quien asegura que intentan también dar esperanza, arrojar algo de luz en la oscuridad que ha traído el coronavirus. Atienden a todo el mundo con cariño, con una sonrisa en la cara.

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Y eso, se nota. Lo nota María José, que afirma que «en Burgos se ha encontrado con personas de buen corazón». Por ese motivo está tan contenta con la ciudad, aunque eso no borra su deseo de volver a su país. Quién sabe si lo hará cuando pase la pandemia. Por ahora vive en Burgos, con sus hijos, dos mellizos de ocho años y una niña de 5, que están llevando bien el confinamiento. «No me han dado guerra», asegura, y son un apoyo importante. En la escuela les explicaron bien qué era esto del coronavirus y «están tranquilos». Más que su madre, preocupada por el futuro, pero esperanzada y sabiendo que en Cáritas encontrará siempre la ayuda que pueda necesitar.

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