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Paulo Curado, brasileño afincado en Burgos que ha superado el virus Ricardo Ordóñez| ICAL
«Cuando me ingresaron tuve una sensación de alivio, estaba seguro que en el hospital me curarían»
Burgaleses ante el coronvirus

«Cuando me ingresaron tuve una sensación de alivio, estaba seguro que en el hospital me curarían»

Paulo Curado, brasileño residente en Burgos, ha superado la covid-19 ·

Residente en Burgos, Paulo Curado asegura que el estar en continuo contacto con sus familiares le mantuvo con la moral alta y le ayudó a superar el virus

N.M.J / ICAL

Domingo, 3 de mayo 2020, 19:55

Natural de Brasil y residente en Burgos, Paulo Curado ha superado a sus 55 años el Covid-19. Aún desconoce cómo pudo contagiarse, aunque cree que pudo ser en uno de los tantos viajes que realiza por motivos laborales. Tras empeorar su estado debido a ... una neumonía bilateral fue ingresado en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) donde permaneció durante ocho días, y una vez en casa tuvo que permanecer confinado durante tres semanas más, hasta recuperarse del todo y evitar nuevos contagios.

-¿Sabe o supone cómo se contagió?

-No lo tengo claro. Yo viajo mucho, mi trabajo incluye muchos viajes, y estuve en Alemania durante el periodo anterior a mis síntomas. Salí y volví por el aeropuerto de Madrid, alquilé un coche, cogí trenes, así que se juntaron todas las posibilidades del mundo. No está claro de qué forma me he contagiado. Aunque las personas con quienes estuve no han tenido síntomas, y tampoco fue una persona en particular con la que contacté. Habrá sido en algún medio de transporte.

-¿Qué es lo primero que se le vino a la cabeza cuando supo que estaba enfermo?

-Pasé por tres etapas. En la primera semana que empecé con los síntomas creía que no era nada, que era un problema de garganta, que tenía la garganta mal. Ya tosía, entonces evité ir a la oficina y trabajé desde casa. Luego durante cuatro días ya estaba seguro de que tenía el coronavirus, tenía fiebre y lo empecé a pasar mal. Fue la peor etapa porque yo tenía la sensación de que sí que era covid-19, pero no tenía la opción de que me ingresaran, porque llamaba al servicio de emergencias y me decían que tomara algo. No tomaban una decisión clara. Cuando vinieron a mi casa y me examinaron y me confirmaron que tenía la covid-19 y tenía que ingresar en el hospital, tuve una sensación de alivio. La pero etapa fueron esos cuatro día que yo estaba seguro de que lo tenía, pero no sabía si estaba recibiendo el mejor tratamiento, porque estaba en casa. Cuando de verdad me confirmaron que tenía y que me ingresaban tuve una sensación de alivio, porque estaba seguro de que en el hospital me curarían, y que en casa no podía estar más.

-¿De una enfermedad así sale una persona nueva? ¿Qué le cambiará la enfermedad?

-Sí. Dos cosas me impactaron mucho durante la enfermedad. Una fue recordar lo importante que son acciones tan básicas como respirar o beber agua. Durante la enfermedad tuve la sensación de no poder respirar, es impresionante. Perdí en una semana siete kilos y luego allí ingresado la mayor parte del tiempo no podía comer, me alimentaban por vena, no comía nada físico ni bebía nada.

Por otro lado, cuando salí de casa a coger la ambulancia, salí casi como un criminal. Te ponen una máscara, la gente te mira raro, nadie se acerca. Cuando salí del hospital, estaba completamente desierto, iba yo solo por el pasillo. Esa sensación de marginalidad me impactó bastante. Salgo más sensible a esos factores, a valorar lo básico, tener en cuenta cuán importantes son esas cosas y tener una mirada distinta a los que marginamos en la sociedad. Aquí en Europa no hay tanta pobreza, pero hay mucha gente que es invisible, a los que no hacemos caso , como la gente que limpia o da servicio en la calle, y pasamos a su lado como si fueran un mobiliario. Con esto me sentí yo el marginado.

-¿Qué es el detalle más bonito o más digno de recordar de todo el proceso?

Lo que más me llamó la atención es que vi mucha gente volcada en mi recuperación. Muchos mensajes. Es verdad que estamos súper conectados hoy en día, y eso tiene un efecto muy positivo porque la gente, aunque yo estuviera ingresado me mandaba mensajes. Tenía la sensación de que la gente estaba volcada en mi recuperación. Esto creo que me mantuvo con la moral alta todo el rato. Mi compañero de habitación en el hospital tenía al principio un estado físico mejor que el mío, pero al final estuvo bastante peor que yo, porque tenía un carácter más pesimista y se vino abajo. Creo que el hecho de que me pude estar en contacto y mucha gente demostró interés en cómo me encontraba, me mantuvo con la moral alta, y eso es parte importante de la recuperación, el no dejarte caer.

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