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Imagen del obrador de Pastelerías Maxi BC
Tartas, dulces y pasteles salen de la cuarentena

Tartas, dulces y pasteles salen de la cuarentena

El estado de alarma ha obligado a algunas pastelerías de Burgos a cerrar sus establecimientos, pero se está retomando la actividad con encargos porque hay ganas de celebrar

Domingo, 3 de mayo 2020, 14:10

Los dulces han estado muy presentes durante toda esta cuarentena. De hecho, los nutricionistas nos han alertado de los riesgos de no seguir una dieta sana y equilibrada en medio de esta pandemia vírica que ha alterado todos los aspectos de nuestra vida. Sin embargo, ... el confinamiento no ha obligado a aparcar las visitas a las pastelerías, que en algunos casos se han visto forzadas a cerrar temporalmente.

Como establecimiento de alimentación, pastelerías y confiterías han podido seguir con su actividad normal durante el estado de alarma.«No nos han obligado a cerrar», explica Patricia García, de la Pastelería Silma, pero han tenido que hacerlo durante un tiempo porque «no se puede producir género si no hay quién te lo compre». Y los burgaleses han dejado un poco de lado el ámbito pastelero.

David Saiz, de Pastelería Maxi, lo vivió en experiencia propia. Mantuvieron el establecimiento abierto hasta el martes después del estado de alarma, pero no se vendía ni para cubrir gastos, explica. Era inviable mantener abierta la pastelería, con tres personas en el obrador, una atendiendo en tienda y un repartidor para cerrar la caja con 13,29 euros, cuando de habitual pueden ser 600.

Milagros, Patricia, Fernando y Rodrigo en la Pastelería Silma BC

Y así en muchos otros casos. Algunas pastelerías han seguido funcionando, junto con la venta de panadería, pero la mayoría han cerrado durante los momentos más complicados del confinamiento. Y, ahora, van reabriendo. «Hay ganas de celebrar lo que no se ha podido celebrar», explica Patricia García, y la festividad del Día de la Madre es lo que ha animado a muchos pasteleros, aún reticentes, a retomar la actividad.

Es el caso de Silma, por ejemplo, que esta misma semana ha vuelto a trabajar, eso sí, bajo pedido. El establecimiento de la calle San Pablo acabará por abrirse, aunque sea clausurando la zona de degustación y mesas, para poder atender la venta directa. Pero, de momento, trabajan por encargo, como otros compañeros del sector.

El envío a domicilio ayuda en el proceso de reactivación y, junto con los productos propios de pastelería, aquellos establecimientos que también ofrecen cafetería se han animado con el envío de desayunos a domicilio. Parece la clave en un momento de gran incertidumbre, reconoce García, pues no se sabe cómo se retomará la normalidad, ni cuándo ni bajo qué circunstancias.

Lo que sí han notado en Silma es que hay ganas de celebrar y que «los burgaleses se están concienciando de echar una mano al sector comprando en el comercio local», de ahí los pedidos, que en cuanto se han habilitado han llegado. «Lo llevamos con mucha incertidumbre pero ilusionados; van a ser unos meses de adaptación para todo el mundo», reconoce García, aunque lo importante es volver a trabajar.

A la espera

Y ese es el deseo también de David Saiz. «Nos encantaría estar abiertos», reconoce, pero ya vivieron la experiencia al inicio del estado de alarma y prefieren esperar un poco. Además, en Pastelerías Maxi gran parte de su actividad depende de los restaurantes, así que hasta que no se retome la actividad en hostelería, aunque sea también con las comidas a domicilio, la situación es complicada.

Saiz insiste en que quiere testar también con qué ánimos sale la gente a la calle, pues hasta ahora se ha estado tirando mucho de supermercados y grandes superficies, para limitar las salidas. Sin embargo, una vez se empieza a recuperar la normalidad, el cliente tendría también que volver a sus establecimientos de referencia. Así que, por el momento, permanecerán cerrados y valorando la situación.

«Nosotros queremos volver a trabajar y que los domingos sean días de vender churros y pasteles, que la gente celebre» y, para eso, también van a asumir medidas de protección, haciendo inversiones. «Me va a costar cada trabajador más dinero porque quiero que tenga sus mascarillas y guantes» y que se trabaje en condiciones de seguridad, insiste.

Luego llegará también la adaptación de los locales, algo pendiente en todo el sector de hostelería, si bien algunas pastelerías en Burgos han abierto ya sus locales para venta diaria o recoger encargos (se han visto colas en algunas de ellas esta mañana de domingo) y clausurando los espacios reservados a degustación,si es el caso. «La normativa es clara», insiste Saiz, y lo prioritario será que el cliente y el trabajador tengan el mínimo riesgo.

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