La solidaridad con el pueblo ucraniano, que ha tenido que abandonar sus casas, sus vidas por la guerra iniciada hace unas semanas en el país tras la invasión rusa, sigue extendiéndose por la provincia burgalesa. En este caso parte de Aranda de Duero. Partió el ... viernes ese ola de solidaridad que no acaba ahí, continúa y continuará.
Publicidad
Un autobús y un furgoneta de dos empresas arandinas partieron el viernes 11 de marzo de Aranda de Duero para llegar a la frontera entre Polonia y Ucrania, concretamente a Przemysl. Allí descargarán toda la ayuda en forma de alimentos y materiales que se necesita y subirán al autobús y a la furgoneta unos 40 refugiados. Esa es la cifra que tenían confirmada en el momento del viaje, Yolanda Bayo, una de las participantes de esta expedición solidaria, reconocía que «esperamos volver al completo. El autobús tiene 51 plazas libres y la furgoneta otras cinco. Esperamos poder ayudar a cuantos sea posible».
A las 10 horas de la mañana del viernes partió de la provincia de Burgos, concretamente del polígono de Aranda Allende Duero el autobús de la empresa Víctor Bayo. Su destino es Przemysl, ese último punto de Polonia con Ucrania donde el centro comercial se ha convertido en un centro de refugiados ucranianos.
Más información
Alejandro Rodríguez
Gloria Díez
Yolanda cuenta que todo comenzó por iniciativa de Transportes Hernando y Revilla, una empresa de Aranda dedicada a la logística de mercancías. Ellos junto a Diario de la Ribera y Diario Sanse se unieron para organizarse con el objetivo de llevar alimentos y otros objetos básicos a la frontera y poder traer a refugiados que huyen del horror de la guerra. «Pensaban llevar una furgoneta, pero era insuficiente, así que decidieron buscar un autobús y es ahí cuando entramos nosotros», explica Yolanda Bayo, de Autobuses Víctor Bayo.
«Cuando me llamaron empezamos a planificar. Vemos los costes, se elevaba el presupuesto muchísimo. Son muchos kilómetros y muchos peajes. A lo que se suma que necesitamos tres conductores. El viaje de ida lo hacemos con paradas, pero la vuelta tiene que seguir seguida y turnándose los conductores», explica.
Publicidad
La expedición recorrerá unos 5.800 kilómetros a través de Europa. Muchas horas con un único fin, ayudar. El viaje de ida se ha hecho con paradas para dormir. La vuelta, con más de 50 personas, es inviable hacerla así. Tiene que ser seguida y con los conductores turnándose. Se necesitan tres personas. Algún conductor se ofreció voluntario para ir. Así que, al final, Yolanda, su pareja y un conductor se lanzaron a ello. Ellos son los tres conductores del autobús: Yolanda Bayo; su pareja, Carlos Somalo; y otro conductor, Abraham Yagüe.
Una cuarta persona viaja con ellos, Olena Strybak. Ella es ucraniana y lleva nueve años viviendo en Aranda. Olena hará de intérprete. También ha buscado a personas interesadas en huir y llegar a España y se ha encargado también de otros temas logísticos, legales y de organización. Como todos, «porque lo queremos hacer bien y toda la información es un caos para hacerlo legalmente».
Publicidad
«Nos mueve el corazón. Esto lo tenemos que hacer y hacerlo bien», reconoce Yolanda. Hablamos con ella mientras está en ruta hacia Polonia y la emoción se siente en su voz, a veces entrecortada, sobre todo cuando explica la solidaridad que ha recibido de sus vecinos de Aranda y otros puntos.
Yolanda, su pareja, el conductor, aportan su tiempo, su esfuerzo, se ponen a disposición de los refugiados. Para completar la expedición está todo el material que transportan. «Todo, absolutamente todo, lo han aportado personas de Aranda, de Campo de San Pedro, de la zona noreste de Segovia, de la Ribera del Duero, de Riaza. Las empresas nos han dado todo lo que han podido. Ha sido algo que aún lloro si lo cuento», y es verdad, la voz delata a Yolanda. La emoción y la solidaridad también viajan en ese autobús.
Publicidad
Durante los tres días previos al viaje, la ola de solidaridad fue «tremenda». Para un viaje de estas características se necesita dinero y también han recibido aportaciones económicas. «No puedo decir el nombre de todos los que han colaborado porque me dejaría a alguien, han sido tantos...», afirma.
Y es que llevan todo pensado y organizado. Un ejemplo, Yolanda pidió películas en ucraniano para que el viaje no se hiciera tan largo para los niños. «A los minutos de pedir ayuda lo tenía resuelto», cuenta con incredulidad Yolanda Bayo.
Publicidad
Olena viaja completamente emocionada e involucrada, como todos. Ella podrá ver en la frontera a algunos familiares, pero ellos no podrán venirse. Aún así, les llevará cosas que necesitan. La emoción también es patente en Yolanda, resopla cuando se le pregunta sobre lo que esperan encontrarse al llegar a la frontera con Ucrania. «Tenemos de todo, embarazadas, niños. Recogeremos a una refugiada embarazada a la que han dejado tirada ya tres veces. Vamos a recoger también a una niña de tres años que viajará sola. Su madre no la puede acompañar, pero su tía la recogerá en Madrid», cuenta Yolanda.
Historias dolorosas que son ahora la triste normalidad en Ucrania. Los sentimientos son contradictorios. Está la alegría por poder ayudar a las personas, la tristeza al ver la situación de los refugiados, la rabia. «Lo que queremos es ayudar a los máximos posibles a salir de ese terror, darles lo que podamos», reconoce Yolanda Bayo.
Noticia Patrocinada
Todo esto parte de una iniciativa privada, «está asumiendo la ciudadanía una labor que debería estar institucionalizada», señala Yolanda. La organización previa, por su parte, también ha sido una «locura», para conseguir hacerlo todo legalmente, que quede reflejado quién viene, tiene que estar todo reglado para evitar el tráfico de personas. Además, han organizado la llegada con los CEAS de Aranda, para que encontrar un albergue donde quedarse en los primeros momentos al llegar los refugiados, para recibirlos con alojamiento, familias de acogida, pisos y casas. La idea es llegar a Aranda el miércoles 23 de marzo.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La bodega del siglo XIV que elabora vino de 20 años y el primer vermut de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.