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Las oficinas provinciales de Cruz Roja, incluida la burgalesa, llevan días recibiendo propuestas de ayuda por parte de ciudadanos conmovidos por la guerra en Ucrania. Entre ellas, no son pocas las que ofrecen una vivienda para alojar a los refugiados que vayan llegando a ... nuestra provincia. Y Cruz Roja recoge todas estas muestras de solidaridad, apunta los datos de los ciudadanos para, en caso de ser necesario, recurrir a ese recurso residencial que se ofrece de manera altruista.
Sin embargo, en Burgos (y en general en Castilla y León) se cuenta con plazas suficientes para atender a los refugiados que vayan llegando a nuestro territorio, con posibilidad incluso de ampliación. Así lo indica Eva María Fernández, la coordinadora de Cruz Roja Castilla y León, quien insiste en que el sistema de protección internacional ofrece una respuesta integral a los desplazados y, al menos por el momento, dispone de recursos para cubrir todas sus necesidades.
«Es entendible» que los ciudadanos, viendo lo que está ocurriendo en Ucrania, quieran colaborar. Por ese se guarda toda la información, todos los contactos por si a medio o largo plazo pudieran ser útiles. «Es un movimiento migratorio que no sabemos qué necesidades va a tener», admite, y aunque ahora no se requiera de una vivienda particular, pues los recursos públicos y de las entidades sociales son suficientes, en un futuro pudiera cambiar la situación.
La acogida a los ucranianos que llegan a España huyendo de la guerra se está coordinando a través del Gobierno central, muy bien organizado, con competencias repartidas y la participación de entidades sociales especializadas. El sistema de protección establece tres fases. En este momento nos encontramos en la fase cero, en la que la organización no gubernamental ACCEM se encargará, en toda España, de coordinar la primera acogida a los refugiados.
A partir de ahí, se valoran las necesidades de las familias y se avanza hacia la acogida temporal, de la que se encargará Cruz Roja. Y estamos hablando de todo tipo de necesidades: de vivienda, por supuesto, pero también sanitarias, educativas, de asesoría judicial, de apoyo psicológico, econ ómicas... La última fase consiste en garantizar que las familias sean autónomas, que estén protegidas pero sean independientes.
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Eva María Fernández reconoce que se está analizando cómo flexibilizar este protocolo estandarizado para dar una respuesta más adecuada a la actual crisis humanitaria, que vuelve a poner en jaque a Europa. Además, la coordinadora de Cruz Roja en Castilla y León recuerda que, como en otras ocasiones, si las entidades sociales necesitan de ayuda ciudadana se va a hacer una llamamiento, o se va a tirar de los ofrecimientos que están llegando estos días.
De ahí que, una vez más, se insista a los burgaleses para que canalicen toda la ayuda que quieren enviar a Ucrania a través de entidades sociales. «Resulta muy gratificante ver la solidaridad y el apoyo de Burgos», admite Fernández, pero «es importante asegurar que se recibe el tipo de ayuda que se necesita» para que el esfuerzo que se hace desde aquí no resulte en vano. Así que se pide una colaboración en forma de donación económica, «más rápida y flexible».
Cruz Roja trabaja en el territorio y, en este tipo de crisis humanitarias, afirma que se presta una ayuda mucho más eficaz si se envían recursos económicos que permitan adquirir los artículos que se necesiten, en el momento que se necesitan, adecuándose a la realidad del momento, que es cambiante. En un contexto de guerra, gestionar alimentos y ropa, clasificarlos y almacenarlos es prácticamente inviable. Además, Eva María Fernández insiste en que existe una «perfecta trazabilidad» de las ayudas económicas.
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