Rescatan a diez perros con desnutrición y pulgas en un pueblo de Burgos

Este rescate, para el que fueron requeridos desde el Seprona, la unidad de la Guardia Civil encargada de la protección de la naturaleza y los recursos hídricos, se produjo después de que fueran los agentes de la Benemérita quienes convencieran a los propietarios de ceder los canes a las voluntarias de esta asociación.

Un rescate complicado, en el que tuvieron que actuar con pies de plomo pues en la localidad el ambiente era tenso. «Cuando vas a un sitio de estos no sabes lo que te vas a encontrar», explican desde la asociación. «Nos llaman por teléfono y no dicen que creen que hay como unos doce perros, que hay tanto adultos como cachorros y que los animales no están en las condiciones en las que deberían estar. Nos explican que ha habido muchísimas quejas por parte de los vecinos del pueblo, que se van a llevar a los animales, que no hay una orden judicial, por lo que han conseguido que el propietario los ceda y nosotras fuimos a la espera de saber qué nos querría ceder el propietario», continúan explicando.

Para poder llevar a cabo el rescate, las voluntarias de la asociación quedaron con la Guardia Civil en la entrada de una localidad diferente a donde se encontraban los animales mientras una patrulla se adelantó para hablar con la familia, que ha tenido algunos problemas con los vecinos del pueblo. «Solo nos dejaron ir a la casa a una de nosotras, preferían que no hubiera mucha gente. Fui yo, estaba también presente la veterinaria de la Junta de Castilla y León y dos patrullas, una de Seprona y otra de la Guardia Civil. La familia estaba muy tranquila, no hubo ningún problema, una familia con pocos recursos que empezó a sacar a los perros», indica la voluntaria.

Los primeros en salir fueron cuatro cachorritos de un mes, después llegó el turno de cuatro hembras que rondan los dos años, perros mestizos de tamaña pequeño, ninguno de raza. «Nos dijeron que creían que una de esas hembras había recibido días atrás una paliza por parte de uno de los vecinos del pueblo», recuerda la voluntaria. El siguiente en salir del que hasta ahora había sido su hogar fue un macho, también de unos dos años, y también de tamaño pequeño y mestizo. El último en salir fue un cachorro de tres meses. Ninguno de ellos tenía microchip, vacunas, estaban llenos de pulgas y «olían muy mal». «Monté como pude a los perros en mi coche, porque no es fácil en un coche montar diez perros», rememora Sandra, que lamenta también que los propietarios se «negaran a entregar más animales».

«Según él dice se ha quedado cinco perros, la veterinaria de la Junta de Castilla y León nos ha asegurado, aunque nosotros vamos a estar pendientes también, que se va a hacer un seguimiento a esos cinco perros. Se le ha dicho que la condición para que se los quede es que todos tienen que estar perfectamente identificados con el microchip, que tengan la vacuna de la rabia y que estén esterilizados y le iban a dar un plazo de 15 días para que cumpliera con ello», explican.

Sin embargo, desde la asociación tienen dudas de que estos requerimientos se puedan cumplir: «Apenas parecen tener recursos para alimentarse ellos, mucho menos para poder esterilizar a cinco perros. Vamos a estar pendientes de que esto se cumple y si no vamos a intentar solicitar los animales de alguna manera».

De los diez perros de los que se hicieron cargo, seis permanecen con ellas, ya en casas de acogida y todos con posibilidad de quedarse adoptados, y otros cuatro se han quedado con Canispro, protectora alemana en Burgos con la que colaboran habitualmente. Estos perros siguen buscando hogar y casa de acogida, pues permanecen en una residencia.

Calesy es la perrita que en peores condiciones se encontraba. «Es la que nos habían dicho que había recibido una paliza. Según la cogimos nos fuimos al veterinario, ha estado tres días ingresada. Paliza, lo que se dice paliza, no le han visto nada roto, pero tenía una desnutrición severa y una anemia tremenda. Hemos pedido el informe, sobre todo de esta perrina, para enviárselo al Seprona. Los demás estaban delgaditos, pero esta perra, si llega a estar una semana más allí, igual no lo cuenta», finalizaba.