Los animales de la perrera de Burgos estarán a cargo de la protectora Scooby mientras duren las obras

Los trabajos supondrán una inversión de 700.000 euros, los asume Construcciones Ortega y estarán concluidos en unos ocho meses. Suponen una importante actuación de «mejora para el bienestar animal» pues la instalación municipal «ha estado abandonada durante veinte años». Las condiciones «no eran saludables» ni para los animales ni para los trabajadores, ha explicado Blanca Carpintero.

La concejala de Sanidad recuerda que la reforma permitirá ampliar servicios, contando con una zona de recepción, sala de curas, de cirugías menores, de infectados y contagiosos. Habrá también 13 jaulas interiores y 28 exteriores, se incluirá una zona de almacén y, para los trabajadores, vestuarios y aseos en condiciones. Se contará con agua caliente y calefacción.

Por lo que tiene que ver con el edificio, se renovará toda la carpintería y reformará la cubierta y la envolvente, para que sea eficiente energéticamente. La inversión afectará a todo el edificio en el exterior, pero la reforma interna se centrará en la parte vinculada a la perrera, dejando fuera el espacio cedido al GREM. La unidad canina mantiene las perreras, aunque con 50 metros cuadrados menos de espacio.

Carpintero insiste en que el proyecto muestra «la apuesta del equipo de Gobierno por hacer que Burgos tenga un centro adecuado a la normativa y el bienestar animal». Además, con la adjudicación de la gestión a Scooby se consolida la separación de los contratos de perrera y recogida de basuras, en manos esta última de Urbaser, que ha venido gestionando SEMAT durante los últimos años.

Y mientras se actúa en la perrera de Burgos, y los animales pasan al albergue de Scooby, la Unidad Canina del GREM está completando las nuevas perreras que ha tenido que instalar en los jardines de su sede de Villafría, adyacente a la perrera. Gracias a la mediación de la FAE, y con la ayuda de Metecno y Construcciones Javier Arranz, cuentan con el material para esas perreras provisionales.

Eso sí, el GREM está preocupado por cómo puede afectar la obra a la zona cedida en la perrera, en concreto a las conexiones de luz y agua. Dado que la reforma afecta exclusivamente a la perrera, salvo en el exterior del propio edificio, el GREM se ha dirigido al alcalde para preguntarle si están garantizados los servicios en su zona una vez se acometa toda la intervención.