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«Soy una persona valiente, tengo iniciativa y un poco de ambición». Así se describe Sheila, la joven de Burgos que se ha convertido en dueña de la farmacia rural de Villamayor de los Montes. Un pueblo al que no estaba ligada pero con el que, en cuestión de meses, se siente muy unida.
Y esa descripción que hace Sheila Ubierna de sí misma no está lejos de la realidad. Con 28 años (ahora 29) se convirtió en la titular de esta farmacia de Villamayor, a 34 kilómetros de su Burgos natal, en noviembre de 2024. Además, la decisión de comprarla surgió en sólo cuatro días, según cuenta la risueña joven.
«Yo trabajaba en industria farmacéutica, no tiene que ver nada con la oficina de farmacia», explica. Sin embargo, añade que «una amiga me contactó y me dijo que vendían esta farmacia y decidí comprarla», detalla. Sheila aclara que, en ese momento, recibió «algo» de ayuda de sus padres para la transacción.
La razón principal que llevó a Sheila a estudiar Farmacia en Salamanca fue la función de los fármacos. «Me parecía supercurioso cómo un medicamento puede actuar en un sitio concreto de nuestro cuerpo dependiendo de la necesidad que tengamos», cuenta entusiasmada.
Esa biodisponibilidad de los fármacos, además de la posibilidad de «ayudar a que las personas tengan una calidad de vida mejor», hizo que Sheila se graduara y, posteriormente, se dedicara al sector de la industria farmacéutica. Sin embargo, cuando una amiga le contactó para contarle que la farmacia de Villamayor de los Montes se vendía, la burgalesa no tardó ni cuatro días en abrazar esta nueva aventura.
«No me había planteado tan joven comprar y abrir una farmacia», confiesa, demostrando así su valentía, iniciativa y ambición, tal y como se describe ella misma. «Siempre me ha gustado el trato cercano con el paciente y ayudar a las personas», indica, y esos fueron factores determinantes para coger las riendas de la farmacia de Villamayor de los Montes. Ahora, unos meses más tarde, Sheila asegura que está «encantada» con la nueva vida que ha elegido en este pueblo de Burgos.
La farmacia de Villamayor de los Montes se abrió en 1987 y, 37 años más tarde, en noviembre de 2024, Sheila compró su licencia. Sin embargo, antes de quedarse sola al frente de la oficina de Villamayor, estuvo un mes aprendiendo con la antigua dueña. «Ella me fue enseñando un poco cómo se gestiona una farmacia», indica la joven, dado que este mundo es muy distinto del que provenía, la industria, y, a pesar de haber trabajado en farmacias, nunca había estado al frente de una.
«Me presentó a la gente», añade, señalando que, así, «el primer día no fue tan catastrófico», indica entre risas. La farmacia de Villamayor de los Montes cuenta con la oficina, un despacho y un almacén. Pero Sheila decidió hacer una pequeña reforma para darle un aire más suyo. «Quería dar a la farmacia un toque un poco más moderno», explica. Por ello, y junto a un amigo, reformó el suelo, pintó las paredes, ha puesto una banderola... Pequeños gestos que significan mucho para la joven.
La farmacia de Villamayor de los Montes abre de lunes a viernes de 11.30 a 17.30 horas. «Tengo un horario muy bueno», especifica Sheila, quien aprovecha para ir por las mañanas al gimnasio, antes de viajar hasta el pueblo. Además, también saca tiempo para seguir formándose en el campo de la farmacia. «Me gusta estar muy activa y dar al cliente el mejor servicio», concreta.
Porque Sheila vive, al menos de momento, en Burgos. La joven se plantea la idea de vivir en Villamayor de los Montes, pero no pone fecha a la materialización de esta mudanza. Sin embargo, en la actualidad no le incomoda ir y venir de Burgos, ya que disfruta del viaje y, en ocasiones, lleva y trae a personas de la capital al pueblo y viceversa.
En un día normal de invierno, en la farmacia de Villamayor de los Montes no entra mucha clientela del pueblo o de otras localidades cercanas. El reparto de medicamentos llega a las 11.30 y a las 16.30 y, entre medias, algunos vecinos pasan a cuentagotas. Sin embargo, entrar a la farmacia de Sheila no sólo significa para ellos ir a recoger sus recetas; también charlan, intercambian consejos... De una forma más personalizada.
Después de su horario en la farmacia, la jornada de Sheila termina visitando otros pueblos. «Llevo medicación a Zael, a Torrecilla del Monte, a Madrigalejo del Monte y a Montuenga», explica. Allí, abastece de medicamentos a «gente mayor que no tiene disponibilidad de coche o no tiene carné»; sin embargo, la joven indica que «están muy agradecidos si se lo llevas a sus casas», una tarea que a la farmacéutica le encanta, porque influye en el bienestar de sus clientes.
Al hablar de clientes, Sheila no puede ocultar las diferencias que ella ha observado entre los de ciudad y los de una localidad pequeña del medio rural. «No tiene nada que ver. Yo he trabajado en farmacias en ciudades y la gente no es tan cercana ni tan agradecida», explica.
Además, ensalza la atención en el pueblo: «El trato con una persona de un pueblo es mucho más personalizado y realmente haces una atención farmacéutica. En una ciudad, por así decirlo, se trata más de vender y vender», añade.
Por otro lado, la joven farmacéutica destaca que, en una ciudad, no suele ser viable hacer un seguimiento al paciente. Sin embargo, en un pueblo esto sí es posible. Además, Sheila en su farmacia también ayuda a las personas mayores que lo necesitan, aunque sea con la tecnología (ríe). «Creo que el papel del farmacéutico en un pueblo es fundamental», sentencia la joven.
Sheila llegó a Villamayor de los Montes en noviembre de 2024. En estos cuatro meses, la joven ha cogido el legado de la farmacia rural y asegura que está «encantada» con su trabajo. «Ahora es como mi casa, mi segundo pueblo. La gente de aquí es muy agradecida y es un trato con el paciente supercercano. Estoy muy muy contenta y ya soy como una más del pueblo», explica con felicidad y complicidad.
Además, desde su cambio de vida, Sheila se siente respaldada por sus familiares y amigos, quienes la apoyan en su aventura como farmacéutica rural. «Me ven feliz porque es un proyecto que me ilusiona», señala, a la par que afirma que le ayudan «en la medida de lo posible».
Sheila llegó a Villamayor de los Montes para ser su farmacéutica en noviembre de 2024. Por el momento ha conocido a los habitantes que allí residen en invierno, aunque espera conocer a más cebolleros, como se les llama a los de este pueblo de Burgos, en el buen tiempo.
Además, gracias al Kit Digital del Gobierno lanzará su propia página web, donde intentará vender sus productos más allá de su despacho, situado en la calle Mayor, 34, del pueblo de Burgos. Sheila también se ha lanzado a Instagram, donde publica sus propias recomendaciones de productos, que ella misma prueba y enseña a sus seguidores en @farmaciarural_sheila.
Toda una aventura que esta joven de Burgos ha emprendido en Villamayor de los Montes desde hace unos meses. ¿Lo más importante? Su espíritu activo, valiente y cercano para ejercer no sólo de farmacéutica, sino de ayuda a todo cebollero o visitante que se cruce en su camino.
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