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Mariano Díez (izq) en una de las pocas fotografías que se guardan de él. BC
Mariano Díez Tobar, el inventor de Burgos rescatado del olvido

Mariano Díez Tobar, el inventor de Burgos rescatado del olvido

Este padre paúl de Tardajos ya habría desarrollado una máquina capaz de proyectar imágenes en movimiento en 1892

Domingo, 20 de marzo 2022, 09:12

¿Quién fue Mariano Díez Tobar? Esa es una pregunta con múltiples respuestas. Tal vez, una de las más acertadas sea que fue un hombre adelantado a su época, capaz de compaginar su vocación científica con su condición de sacerdote y profesor y, mientras tanto, encontrar tiempo para ingeniar varios inventos, incluida una máquina capaz de reproducir imágenes en movimiento. Un cinematógrafo similar al que años después patentaron los hermanos Lumière y cuyo diseño podría estar relacionado con el invento de este burgalés ilustre.

Hay personas que tal vez no ocupan el espacio que debieran en la historia y en la memoria colectiva. Ese puede ser el caso de Mariano Díez Tobar, un padre paúl de Tardajos cuyo nombre bien podría figurar en la lista de grandes inventores de finales del siglo XIX y principios del XX, pero que ha permanecido durante décadas sumido en el más absoluto ostracismo. No ha sido hasta estos últimos años cuando ha comenzado a trascender su figura, a raíz de diversas investigaciones y de un proceso de recuperación de su memoria que se impulsó en 2018 coincidiendo con la celebración del 150 aniversario de su nacimiento.

Nació en Tardajos en 1868 y desde su más tierna infancia dio muestras de una inteligencia y capacidad de análisis poco habitual. Vistas esas aptitudes, el joven tardajeño entró a estudiar en la orden de los paúles, haciendo sus votos en 1886. En ese momento arranca una carrera polifacética, marcada por la innovación en todos los ámbitos en los que se movió, y dejando una profunda huella en los colegios de Murguía (Álava) y Villafranca del Bierzo (León), así como por el seminario de Oviedo.

El inventor del cinematógrafo

Su formación fue autodidacta -estudió para ser sacerdote-, sus amplios conocimientos matemáticos y físicos y su innegable curiosidad le permitieron diseñar y fabricar numerosos ingenios. Sin duda, el de la máquina cinematográfica es el más comentado, al menos hoy en día. Y es que, se tiene constancia de que Mariano Diéz ya había desarrollado la técnica de la imagen en movimiento para 1892. También se tienen pruebas de un encuentro en Bilbao entre el padre paúl y A. Flamereau, representante de los Lumière, que más tarde patentarían su cinematógrafo.

Apenas trascendió información acerca de aquel encuentro y poco o nada se sabe de las condiciones en las que se cedió o vendió la idea a los Lùmiere.

Otros inventos de Mariano Díez Tobar

Sin duda, su aportación a la invención del cinematógrafo fue uno de los grandes hitos del padre Mariano, pero no el único. Al elenco de inventos se le suman otros diseñados y/o fabricados durante sus años de estudio, como el logautógrafo, una máquina conceptualizada para recoger la voz y convertirla en escritura por la que parece ser que se interesó Olivetti, o el iconoscopio, un aparato capaz de transmitir la imagen a distancia. Vamos, una suerte de televisión arcaica.

Según recuerdodaba para BURGOSconecta la tardajeña María Luisa Tobar Angulo, catedrática de Lengua y Literatura Española en la Università di Messina, también se le considera inventor de un reloj que se accionaba mediante el uso de la voz, un a parato para conservar mejor el vino o, incluso, «una nueva lengua». Se trataba de «una lengua para los sabios, esquemática, con su gramática y vocabulario» que desarrolló el padre paúl y que se refleja en un ejemplar catalogado en la Biblioteca Nacional «con el nombre de un alumno», explica Tobar.

Pero más allá de su capacidad inventiva, Mariano Díez Tobar «rompió moldes» también en el ámbito didáctico. Así, su interés por difundir la ciencia le llevó a organizar veladas científico-literarias a las que invitaba a los profesores y a la gente del pueblo, poner en marcha una revista del colegio, crear un museo de ciencias naturales en Villafranca -aún abierto con 3.800 piezas en «un estado increíble»- y poner a disposición de cualquiera su biblioteca particular, formada por más de 500 volúmenes.

Investigado por herejía

Sus lecturas provocaron más de un enfrentamiento con los responsables de la orden de los paúles, que llegaron a investigar su supuesta herejía. Unas acusaciones que el padre Díez Tobar desestimó una y otra vez, defendiendo el complicado equilibrio que ha marcado durante siglos la relación entre la ciencia y la religión.

Además, su manera de enseñar no gustaba a las estructuras más tradicionalistas y fueron muchos los que quisieron ensombrecer su figura. Prueba de ello es la dispersión y quema de sus documentos desarrollada tras su fallecimiento en 1926. «Da la impresión que era tenido y dejado aparte por lo avanzado» de sus planteamientos en un momento convulso, señalaba Santiago Barquín, profesor, historiador y misionero paúl, quien alude a «rencillas religioso-políticas» y «envidiejas» para explicar la falta de información sobre la figura de Mariano Díez.

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