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Jorge Sanz, Vicente Aranda y Maribel Verdú, en un momento del rodaje de la película Amantes.
30 años desde que Burgos unió cine y crónica negra

30 años desde que Burgos unió cine y crónica negra

El rodaje en la capital de la galardonada película Amantes de Vicente Aranda, que relata el crimen de La Canal, cumple tres décadas

Domingo, 12 de septiembre 2021, 09:26

Han pasado más 30 años desde que los Vicente Aranda, Jorge Sanz, Maribel Verdú y Victoria Abril tiritaran por el frío burgalés. Les castañetearon los dientes en más de una ocasión, pero mereció la pena. Entre nieve y gélidas temperaturas, Vicente Aranda rodó en Burgos lo que meses después se convirtió en un clásico del cine español. 'Amantes' triunfó ya en Burgos antes de ser galardonada en los Goya o en el festival de cine de Berlín.

30 años de una filmación que aún se recuerda en la sociedad burgalesa. Por las calles de Burgos estaba lo mejor del cine patrio y ver a Jorge Sanz o Maribel Verdú pelándose de frío no se olvida fácilmente. Era diciembre de 1990 y meses después, ya en 1991, vería la luz 'Amantes'. La grabación se apoderó del casco histórico y de entornos tan emblemáticos como la calle Sombrerería o la plaza de Santa María durante varias semanas. Y no solo por actores y cámaras, también por los burgaleses, que se acercaban día sí y día también a llevarse una firma de los Sanz y compañía.

Tras el rodaje, llegó el momento de los estrenos y de los primeros elogios. Aparecieron en Berlín, en España y en Burgos, donde al estrenó se acercaron el director, Pedro Costa (productor) y Jorge Sanz. El frío ya no estaba presente y los dientes de los protagonistas ya no castañetearon tanto. El calor de los burgaleses también se palpó ese mes de abril.

El crimen de La Canal

Y en esa historia de 'Amantes' que tanta alegría dio a Burgos se relataba un crimen, el de La Canal, que conmocionó a la provincia burgalesa en 1948. En ella se inspiró Aranda para lo que iba a ser un capítulo de serie 'La huella del crimen' y terminó por convertirse en un clásico del cine.

El crimen La Canal se originó en el barrio madrileño de Tetuán, donde trabajaba José García San Juan como ordenanza en un cuartel de caballería. Segoviano de nacimiento, José se quedó a vivir en Madrid tras concluir el servicio militar. Y ahí empezó todo, con el amor como protagonista.

Novio de la cocinera del comandante, para el mismo del que era asistente, José se lió con una viuda (Francisca Sánchez Morales) que le alquiló una habitación cuando abandonó el cuartel. Y hasta empezaron a hacer vida marital.

Con novia formal y amante, José se sentía en la «gloria», pero no todo era idílico. Francisca, que se moría de celos de la pareja de José, escuchó que la novia de este tenía ahorradas 20.000 pesetas, hecho que apuntó en la conciencia la propia Francisca.

Es ahí cuando la historia se traslada a territorio burgalés. Francisca, experta en el timo de vender una propiedad sin conocimiento de los titulares, ideó una estafa al inventarse la venta de un bar en Aranda de Duero. De hecho, la novia de José llegó a entregar 5.000 pesetas para pagar dicho traspaso.

Los dos novios cogieron el tren hasta Burgos, mientras Francisca les seguía de cerca. Se hospedaron en la Pensión Riojana, cenaron en Casa David y se acostaron. A la mañana siguiente, José madrugó para reunirse con su amante en la calle La Merced. En ese momento, Francisca le hizo ver que su novia les denunciaría y que acabarían en la cárcel. Le explicó que solo había una solución: «La sacas al campo, la cortas el pescuezo y ya está».

Y ese 'ya está' se hizo realidad cuando llegaron a La Canal y se sentaron en la parte trasera de un cuartel de artillería. La llovizna de esa jornada propició que se aguardaran bajo la gabardina y que José sacara su navaja barbera para rebanar la garganta de su novia.

Tras el asesinato, los amantes abandonaron Burgos rumbo Valladolid, mientras el cadáver de su novia aparecía a la mañana siguiente. Fueron detenidos el miércoles de esa semana y el 22 de mayo llegó la reconstrucción de los hechos.

Más tarde fueron condenados a muerte, pero se beneficiaron de un indulto particular. Francisca murió al poco de salir de la cárcel, mientras que José rehizo su vida y se convirtió en empresario de la construcción en Zaragoza.

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