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Este es el puente más 'terrorífico' del calendario. Con la noche de Halloween, el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos. Calaveras, zombis, fantasmas y brujas, por algo es conocida también la fiesta de Halloween como noche de las brujas. Lo ... que nos lleva a una de las etapas más oscuras de la historia, ese momento en el que la razón perdía la batalla frente a la superstición, los miedos y la fe y en la que, como bien se sabe, las mujeres salieron peor paradas. La Inquisición y las acusaciones de brujería. Y de ahí hasta la coreada frase «somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar» para reivindicar los derechos de la mujer.
'Akelarre', del argentino Pablo Agüero, o 'Las brujas de Zugarramurdi', de Álex de la Iglesia, son películas que han resucitado el interés por la Inquisición y los procesos de brujería. Aunque el diputado de Vox, José María Sánchez, tenga interés por las brujas para usarlo como insulto, contra una mujer, claro, la diputada socialista Laura Berja cuando defendía una iniciativa para penalizar el acoso de a las mujeres en las clínicas abortivas. Porque, como señala el juez en 'Akelarre': «No hay nada más peligroso que una mujer que baila».
Aquí, en la provincia de Burgos, hace 400 años, en el agosto de 1521, tuvo lugar un proceso contra varias personas acusadas de brujería. Se le conoció como la Tragedia de Pancorbo y fue relevante porque sentó precedentes para el resto de procesos. Fue singular porque, en este caso, la sentencia fue civil, no partió de la Inquisición.
En estas fechas de brujas y espíritus, conozcamos un poco más la historia oscura de la provincia. La Tragedia de Pancorbo sucedió en esta localidad de la provincia burgalesa. Ocho personas, cinco mujeres y tres hombres, fueron ajusticiados por el poder civil acusados de brujería. En este caso, la Inquisición intentó parar el proceso, la trascendencia de este caso hizo que fuera una de las últimas condenas a muerte por brujería. No es este un proceso más, la razón intentó vencer a la superstición, pero no fue posible. Incluso el inquisidor de Logroño, Alonso de Salazar y Frías, calificó de «tragedia» lo ocurrido en Pancorbo.
Ricardo Romaniega García, tras una investigación en la que reconoce que ha encontrado poca documentación sobre este hecho, explica que la Tragedia de Pancorbo se produjo en agosto de 1621 cuando ocho personas fueron quemadas por brujería por la justicia civil de la localidad. Es curioso que, en este caso, la Inquisición española y Alonso de Salazar y Frías, intentaron parar el proceso y salvar a los acusados. Explica Romaniega que fue el propio inquisidor el que «pidió a las autoridades locales parar el proceso de inmediato, que le entregaran las actas para ser analizadas con detenimiento y a los acusados que estaban pendientes de sentencia. Consiguió así que le entregaran a cinco personas y todas las actas de sus procesos». Pero tres personas ya habían sido quemadas.
Este inquisidor investigó para esclarecer los hechos, pero el Consejo de la Suprema Inquisición de Madrid obligó a que dejará el asunto. Salazar y Frías tuvo que devolver las actas y dejar que el proceso siguiera. Las autoridades civiles quemaron 11 días después a cuatro mujeres y un hombre acusados de brujería. Cinco personas que se sumaban a las tres ya asesinadas.
Lo relevante de este proceso de brujería de Pancorbo es lo que propició después. Impulsó un cambio dentro de la propia Inquisición gracias, en gran parte, al inquisidor Salazar y Frías. Este no creía en la existencia de brujas. Las 'pruebas' y relatos de brujería las relacionaba más con la ignorancia de la sociedad. Por ello, quiso investigar a fondo el proceso de Pancorbo y después lo hizo con otros. Intentaba realizar investigaciones más científicas que lo llevaron a demostrar la falsedad de muchas declaraciones y hechos.
Salazar y Frías cita como ejemplo este proceso de Pancorbo y señala que la Suprema pecó de tibieza al aplicar su criterio. Dejó así en manos de las autoridades civiles la justicia. La Inquisición reaccionó ante las evidencias presentadas por Salazar y Frías, intervino en los procesos de brujería, indultó a personas condenadas a la hoguera. La tragedia de Pancorbo fue un paso importante en el camino hacia la abolición de la quema de brujas, que en el reino de España se abolió un siglo antes que en el resto de Europa, como señala Romaniega.
La Inquisición española cometió actos deleznables y atroces, pero prestó más atención a otras herejías que a la brujería. Este delito, además de por la Inquisición, era perseguido también por las autoridades civiles que, como en el caso de Pancorbo, también condenaban a la hoguera a las supuestas brujas y brujos. Aunque las víctimas solían ser mujeres. Bastaba una denuncia y algún rasgo que no encajara en las estrictas normas sociales para obtener una condena a la hoguera. Con todo ello, la Inquisición española fue temida fuera de nuestras fronteras. O, al menos, conocida, como demuestran esos 'sketches' cómicos de los Monty Python en el que alguien decía: «No esperaba a la Inquisición Española» y, de repente, salían a escena tres cardenales vestidos de rojo gritando: «Nobody expects the Spanish Inquisition!» (Nadie espera a la Inquisición española).
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