Seis décadas ayudando a nacer, renacer y morir con dignidad

El Hospital San Juan de Dios cumple este 15 de enero 66 años de vida en Burgos. Más de seis décadas en las que ha ido modificando su cartera de servicios, adaptándose a las necesidades de la sociedad y las peticiones realizadas por Sanidad, que se ha servido del centro para paliar algunas de las carencias del sistema público. «Ha sido un lugar en el que ayudar a nacer y a vivir hasta el final. A lo largo de su historia, las diferentes ampliaciones han supuesto cuidar y curar a la sociedad burgalesa», apunta el hermano Florentino Martínez de la Cerda, quien fuera gerente del centro.

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios decidió, con motivo de los 400 años de la muerte de su fundador, abrir un centro en Burgos, donde la demanda era elevada y los recursos sanitarios escasos. El nuevo hospital se construyó sobre la antigua huerta de Los Madrazos, de más de 14.000 metros cuadrados, y abrió sus puertas en 1956 como un centro médico-quirúrgico. Las cuatro plantas del edificio se dividían entre los servicios sanitarios, que se fueron ampliando, y la residencia de los hermanos de San Juan de Dios y las hermanas de la Caridad de Santa Ana.

El centro del Paseo de la Isla empezó como clínica médico-quirúrgica, con un importante Servicio Ginecológico y Maternidad. «Más de 18.000 burgaleses han nacido en este hospital, lo cual explica que varias generaciones de ciudadanos burgaleses tengan, de una manera u otra, cierta vinculación afectiva con el hospital», reconoce el hermano Florentino. La maternidad se cerró en 1995, pero antes el centro ya había incorporado otros servicios. En los años '80 llegó el primer concierto con la Seguridad Social y comenzó al atención a pacientes de larga estancia y la rehabilitación.

También se incorporaron los servicios de geriatría y los clientes de los seguros privados. «En este tiempo, nunca hemos parado la actividad, actualizándonos a las necesidades que en cada momento ha requerido la sociedad y acompañándoles a lo largo de todas las etapas vitales», apunta el hermano Florentino. De hecho, en 1989 el hospital se integró en la red pública y llegó un amplio convenio que incluía atención a pacientes de media y larga estancia, paliativos y pluripatológicos, mientras se mantenían las intervenciones quirúrgicas.

Las instalaciones primigenias del San Juan de Dios experimentaron una reforma integral una vez arrancado el siglo XXI, con una inversión de 16,7 millones de euros, que fueron a parar a los servicios de Medicina Interna, radiodiagnóstico, laboratorio, área quirúrgica y URPA. Y, a continuación, empezaron a surgir los problemas con Sanidad. En 2014 llegó el primer amago de cierre, lanzado en noviembre, cuando la orden reclamó mejorar las condiciones económicas del concierto, algo que consiguió tras una fuerte movilización social.

Un nuevo convenio 'singular' se firmó en 2018 para la atención a pacientes de media y larga estancia, paliativos e intervenciones quirúrgicas derivadas del HUBU. Tenía vigencia de dos años y llegado el 2020, de nuevo en noviembre, la orden hospitalaria volvió a amagar con cerrar, alegando que si no se revisaban las condiciones económicas no podían seguir adelante porque el servicio acumulaba un importante déficit. 'In extremis', a finales de diciembre, se prorrogaba el convenio, con la intención de renegociarlo en el primer trimestre del 2021.

A partir de ahí, los trabajadores han vivido un año de incertidumbre. La orden hospitalaria presentaba un ambicioso proyecto de ampliación de servicios, acompañado por un aumento de las aportaciones económicas, al que la Gerencia Regional de Salud contestaba con el anuncio de rescisión del convenio. Se tomaba la decisión de cubrir el servicio del San Juan de Dios con recursos públicos, primero con el HUBU y, tras una reforma, con el Divino Valles. Reforma que estaba contemplada en los presupuestos de la Junta para 2022 que no han llegado a aprobarse.

Sin el concierto con la sanidad pública, la orden hospitalaria no puede mantener abierto el centro burgalés, así que en diciembre puso en marcha la maquinaria para proceder a su cierre. Tenían preparado el expediente de extinción de empleo, aunque no se llegó a presentar en Trabajo. También Sanidad había dejado de derivar pacientes y se preparaba para el traslado al HUBU, sin haber previsto un refuerzo de plantilla. El fin parecía irrevocable hasta el anuncio del presidente Alfonso Fernández Mañueco y la entrada del nuevo consejero de Sanidad, el burgalés Alejandro Vázquez, que ha optado por mantener la prórroga este 2022 para revisar el convenio.

«La clínica goza de notable prestigio en todas las esferas sociales por su buen hacer. La sociedad burgalesa mayoritariamente ha caminado por sus pasillos y conoce el hospital de tal manera que no entendería su no continuidad. Unos porque han nacido aquí y otros, en estos momentos, por el apoyo, cercanía y atención profesional en paliativos para poder morir con dignidad cubriendo todas sus necesidades: cuidados físicos, psicológicos y espirituales», apunta el hermano Florentino, defendiendo la permanencia de un centro que ha sido pionero en algunas intervenciones.

A modo de ejemplo, recuerda que en 1985 se hizo en Castilla y León por primera vez un trasplante de un dedo del pie a una mano. Fue el segundo dedo del pie al primero de la mano izquierda y se hizo en el San Juan de Dios, a un trabajador de 28 años tras sufrir un accidente laboral. «En la actualidad, el Hospital San Juan de Dios mantiene la naturaleza médico-quirúrgica de su proyecto inicial y, después de 65 años, nosotros seguimos porque creemos que somos necesarios para la sociedad y el pueblo burgalés».