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Todo lo que lleve la palabra dulce hace que suene mejor, y si el aspecto y el sabor acompañan, lo mejora. Hay una pastelería de Burgos que llama la atención desde la puerta, ya que al ver su vitrina hay un pastel que atrapa todas ... las miradas.
Se trata del Colofón y su pastel de lima limón, frambuesa y pistacho. La pastelería regentada por Elena Torrón lleva desde septiembre de 2019 ofreciendo a sus clientes un agradable servicio. Aunque nada más abrir sus puertas tuvo que cerrar por la pandemia que azotó a todo el país, «fue un jarro de agua fría pero aquí seguimos con más ganas que nunca», destaca Elena.
La propietaria de este establecimiento decidió emprender en su ciudad natal, pero antes de ello tuvo que irse a Bilbao a estudiar cocina, y allí pasó varios años trabajando en un restaurante. Parecía que ese no era su futuro y decidió viajar hasta Barcelona y conocer más a fondo la pastelería y la repostería. Seis años después Burgos la estaba esperando para empezar el que iba a ser su sueño.
El local que ahora se ha convertido en una pastelería antes era una tienda de ropa muy conocida llamada Magariño. «Me gustó mucho, me salió la posibilidad de alquilarlo y poder hacer lo que yo quería aquí», declara la cocinera. Y no solo le gustó el interior, si no que el lugar le enamoró.
El sabor y la calidad de este postre era una realidad y lo demostró en el I Concurso Tapa&Vino del Bienal Burgos Capital del Vino. Su primer puesto en esta competición ha consolidado su característica elaboración. «Se me ocurrió hacer este pastel, acompañado de un vino francés que marinaba muy bien», subraya la propietaria.
Este concurso llegó al Colofón sin esperarlo, un compañero de hostelería le sugirió a Elena su participación en este, ya que todos los locales participaban con platos salados, «había varios restaurantes y sitios emblemáticos de Burgos, pero nadie llevaba dulce», manifiesta la pastelera.
«A la gente de primeras le entra por los ojos», confiesa Torrón. Ya sea por su color llamativo como por su forma, este postre llama la atención a todo aquel que entra al Colofón. Aunque en el concurso participó con otro formato, actualmente el aspecto del pastel se asemeja al de un helado.
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Además de su apariencia, la combinación de la lima, con la frambuesa y el pistacho es otra de las características significativas del postre. «Son sabores que casan y se complementan muy bien», recalca Elena. El punto ácido de la lima junto con el sabor tostado del pistacho y dulce de la frambuesa son el combo perfecto para que quede gustoso y poco empalagoso.
Este postre tiene varias partes compuestas por diferentes elaboraciones. A consecuencia de esto, hay que disponer de bastante tiempo previamente antes de poder servir al cliente. «En primer lugar se hace un bizcocho de pistacho, que tiene que reposar para poder cortarlo», añade la dueña del Colofón. Seguidamente, se cocina la geleé de frambuesa, la cual tiene que enfriarse para después batirla y que quede con la textura correcta.
Tras dejarse enfriar estas partes, se ponen en los moldes junto a la mousse de lima limón para seguir enfriando unas horas más. «Tiene que congelar hasta que quede completamente firme», subraya Elena. Para después sacarlo del molde y bañarlo con el baño verdecito, para que le de el brillo y acabar con la decoración.
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