La policía encontró durmiendo al acusado, que reconoció haber golpeado a Silvia

En la segunda sesión de la vista oral por el asesinato de la joven burgalesa, han testificado varios agentes de Policía Nacional implicados en la detención del acusado. Han explicado que la madre no les dio información sobre su paradero, es más, mintió indicando que estaba fuera del país. Lo localizaron al preguntar por lugares comunitarios en los que pudiera esconderse, como el trastero en el que lo encontraron.

Tenía un camastro y alimentos pues se escondía allí para eludir la orden de busca y captura emitida por incumplir la orden de alejamiento que protegía a Silvia desde el mes de marzo. Y cuando lo encontraron «estaba durmiendo», ha explicado una de las agentes, y no puso resistencia alguna: lo sacaron del camastro, le pusieron las esposas y se lo llevaron a la Comisaría de Burgos.

La detención «fue limpia», ha explicado otro de los agentes, y en ningún momento el detenido opuso resistencia. «Estaba escondido pero orientado». Ya en dependencias policiales, «sin lagunas», declaró que había golpeado a Silvia en la cabeza y que le había dado varias patadas. Lo hizo de manera espontánea y «llegó a decir que lo sentía, manifestó arrepentimiento», ha afirmado el agente, quien ha negado las acusaciones de agresión que esgrimió ayer Julián David para justificar haber reconocido la agresión.

A preguntas del Ministerio Fiscal, el agente que interrogó a Julián David ha negado que le agrediesen y le presionasen para conseguir una declaración. «En ningún momento. Como policía me duele mucho que me haga esta pregunta», ha afirmado, recordando que en el momento del interrogatorio el acusado se encontraba acompañado de su letrada del turno de oficio

Los agentes se llevaron del domicilio de Julián David varias pertenencias suyas, entre ellas, las zapatillas y la cazadora roja que llevaba la noche de la paliza a Silvia. Fue la madre del acusado la que entregó ambas prendas a los agentes, asegurando que eran de su hijo y era lo que llevaba cuando salió de casa el 28 de abril (y con lo que regresó en la madrugada del 29). Ella misma se las quitó al tumbarlo en la cama, ha declarado en la vista oral este martes.

Con esas pruebas, más la declaración del propio acusado, la que hizo el testigo que vio desde la ventana de su domicilio la agresión a Silvia y la que realizaron los amigos que habían pasado la tarde y la noche con Julián David se fue armando el caso. Los agentes de Policía Nacional ha explicado que fue el vecino de la calle San Antón el que narró lo que había visto y dio las características del agresor, que coincidían con el acusado.

Sin embargo, el abogado de la defensa ha querido sembrar la duda sobre una posible participación de los amigos de Julián David en los hechos, pues estuvieron presentes durante la paliza. Era de noche, una calle con poca luz y a cierta distancia, el vecino podría haber identificado al acusado solo por la cazadora roja que llevaba, que bien se la podría haber puesto uno de sus amigos para golpear a Silvia.

También ha planteado la defensa que Julián David fuese drogado de algún modo para que recordase lo sucedido, pero Policía Nacional ha insistido en que la declaración de los hechos fue «sin lagunas». Aun así, el letrado ha insistido en preguntar a los agentes por qué no se tomaron muestras para descartar que los amigos, considerados testigos de lo ocurrido, pudieran haber sido autores de la agresión. «Se les tomó declaración como testigos y se corroboró que eran testigos, como indicaban los indicios», ha apuntado uno de los agentes.

De hecho, los dos agentes que tomaron declaración a uno de los amigos, precisamente al que Julián David acusaba de mantener una relación sexual con Silvia (obsesión que habría desencadenado la agresión del 29 de abril), afirman que fue testigo de lo que ocurrió aunque era reticente a contarlo. «Tenía mucho miedo, confesó que tenía pánico de Julián David», así que primero lo negó y luego afirmó haber visto la bofetada con la que el acusado tiró al suelo a Silvia y, a continuación, haberse marchado del lugar con el otro amigo.

«Tuvo claro, clarísimo lo que vio», ha explicado uno de los agentes, y fue a Julián David dirigirese hacia Silvia, amenzándola e insultándola. Le dió una bofetada, un «golpe seco» que le llevó a pensar que había pasado algo «grave». Y luego asegura haberse ido del lugar con el otro amigo, porque «son cosas de pareja».

De hecho, los dos amigos que estuvieron con el acusado aquella noche han asegurado en su declaración de hoy que no vieron nada más que la bofetada. Estaban con Julián David, discutiendo, cuando apareció Silvia y este se dirigió a ella, de dio una bofetada y cayó al suelo, en mitad de la carretera. Los coches aparcados junto a la acera les impedían ver qué estaba ocurriendo y, ambos, han afirmado que se fueron del lugar. «Son problemas de pareja, vámonos».

Al acusado le vieron aquella noche «muy acelerado» pero no estaba fuera de sí. Sabía dónde estaba y con quién. Usó el teléfono de uno de ellos para hacer varias llamadas a Silvia, la localizó en la Barriada de la Inmaculada y hasta allí fueron para encarse con ella. «Vamos a ver si es verdad o no que has estado con Silvia», le dijo Julián David al amigo al que acusaba de mantener una relación con la joven, con el que estuvo discutiendo aquella noche y con el que tuvo un altercado en plena calle.