Cabeza de turco, chivo expiatorio o daño colateral. Con estos tres términos se refieren Partido Popular, Vox y Podemos al concejal Julio Rodríguez-Vigil tras anunciar su dimisión como edil de Licencias y su salida de Ciudadanos. Los grupos de la oposición critican que ... los problemas internos del equipo de Gobierno, los personalismos de algunos de sus miembros e incluso las carencias que arrastra la gestión municipal hayan acabado en la renuncia de un concejal que, además, se queda como edil no adscrito, figura de sobra conocida en el Ayuntamiento de Burgos.
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«Es una realidad que el Ayuntamiento tiene gravísimos problemas de gestión y hay concejales que empiezan a manifestar su descontento», apunta el edil del PP Jorge Berzosa. «En el PSOE, al que habla más de la cuenta, se le purga y hemos descubierto que en Cs también», lamenta, vinculando directamente lo ocurrido este jueves con la polémica del antiguo colegio Niño Jesús. Julio Rodríguez-Vigil, que ha calificado de «cacicada» lo ocurrido con el expediente sancionador, fue el que dio «la voz de alarma», y ha sido esto lo que ha acabado con su dimisión forzosa.
Berzosa insiste en que, pese a que se vincula al decisión a injerencias del PP, «esa gota que ha colmado el vaso no tiene nada que ver el PP, sino con discrepancias serias que vienen detrás, de la forma de gestionar el gobierno, fruto de a paralización de las áreas de Rodríguez-Vigil». Es más, para la portavoz 'popular' Carolina Blasco el detonante está en la gestión de las inversiones de los distritos, que el ex edil de Cs intentó impulsar, pero se encontró sin medios y sin ayuda. Y cuando lo puso de manifiesto, le acusaron de «desleal y le cortaron la cabeza. Ese es el punto de inflexión».
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Para Blasco, está claro que la reunión extraordinaria de Licencias del miércoles se utilizó como «excusa» para acabar con Rodríguez-Vigil, que el equipo de Gobierno ha utilizado como «cabeza de turco». Una idea que también ronda en las explicaciones de Marga Arroyo, de Podemos, para quien el detonante de la dimisión es lo más importante, pues está intrínsecamente relacionado con su gestión del área de Licencias y, en concreto, del problema en el Niño Jesús.
«No sé muy bien por qué dimite, si obedece a una protesta o es que se siente responsable de algo», apunta Arroyo, pero lo que sí tiene claro la portavoz de Podemos es que se merece que se abra un expediente de información reservada para analizar la situación pues Rodríguez-Vigil solo es un «daño colateral» de un problema mayor. Ha fallado el control municipal en el proyecto del Niño Jesús, primero en la obra y luego en la tramitación del expediente de sanción, y como consecuencia de las «carencias» ha dimitido un concejal.
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Mientras, en Vox apunta a que el caso del Niño Jesús solo ha sido el detonante, porque los problemas venían de atrás. «Es la crónica de una dimisión anunciada. Estábamos viendo tensiones, falta de sintonía, cómo intentaban cargar las tintas sobre Rodríguez-Vigil y que fuera el chivo expiatorio», comenta Ángel Martín. Y todo porque, a su juicio, Ciudadanos nunca ha querido trabajar en equipo, sino «obedeciendo al personalismo de Vicente Marañón», que ahora ataca con «palabras gruesas» al que se ha sido su compañero de grupo.
Para Martín, Julio Rodríguez-Vigil «está dolido» y de ahí que hay optado por quedarse como concejal no adscrito. «Ha notado que se la han jugado, le han hecho la cama y lo que hace es rebelarse contra el trato que le han dado», comenta el concejal de Vox. Sin embargo, los tres grupos de la oposición coinciden en que, lo que se debe hacer en una situación así, es dejar el acta de concejal y abandonar el Ayuntamiento. «Me parece que es lamentable que alguien se marche de esta manera; no es una buena noticia para la democracia ni para los votantes», apunta Arroyo.
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Por su parte, Berzosa reconoce que «en Burgos hemos tenido demasiada permisividad con los concejales no adscritos», que llegaron a cinco en el anterior mandato. Todo empezó, ha recordado, con la edil de Ciudadanos Silvia Álvarez de Eulate, «que supo en solfa toda la distribución de fuerzas», y siguió con Fernando Gómez (PP) y Raúl Salinero, Blanca Guinea y Marco Antonio Manjón (Imagina Burgos).
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