«Vamos a valorar si Rodríguez-Vigil merece continuar al frente de Vías Públicas»
Daniel de la Rosa, alcalde de Burgos ·
El alcalde de Burgos afirma sentirse cómodo cogobernando con Vicente Marañón y, aunque entiende Rodríguez-Vigil, considera que su comportamiento ha sido «desleal» | El socialista recrimina al PP que no haya asumido su papel de oposición y que actúe movido por el «rencor»
Se cumplen dos años desde la investidura de Daniel de la Rosa como alcalde de Burgos, en un pleno cargado de sorpresas y que demostró que la derecha de Burgos estaba menos bien avenida de lo que le hubiera gustado a Madrid. En este tiempo, ... el socialista ha conseguido cambiar el escenario político, estabilizando su gobierno con un pacto con Ciudadanos, en el que dice sentirse cómodo. Y, por medio, ha bregado con una pandemia mundial. De la Rosa hace balance en BURGOSconecta.
-Con sinceridad, aquel 15 de junio de 2019 en el que cogió el bastón de mando, ¿realmente pensaba que iba a llegar a cumplir dos años con la estabilidad política de la que disfruta ahora?
Siempre he sido optimista. En política hay que serlo, te lo tienes que creer. Es verdad que todo apuntaba que a iba a ser un mandato del PSOE breve, pero nunca me resigné. Si alguien se creyó esto fui yo, desde el principio. No quise perder tiempo preocupándome sobre cuánto iba a durar gobernando en minoría, sino en demostrar que éramos otro tipo de gobierno, que merecía la pena que los vecinos lo conocieran. Gestionar, gobernar sin perder la perspectiva de aguantar los cuatro años. Pero, a la vista está. Javier Maroto anuncia una moción de censura en la misma investidura, pero un mes más tarde seguíamos ahí. Dijeron que no aguantaríamos ni seis, ni un año y ahora llegamos al ecuador del mandato. Y con la convicción de que vamos a agotar los cuatro años.
-Una estabilidad que le ofrece el gobierno en coalición con Ciudadanos, del que se cumplen ocho meses. ¿Se siente cómodo cogobernando con Vicente Marañón?
Sí, la verdad es que sí. Somos personas con caracteres distintos pero que buscamos lo mismo en la política municipal. Entendemos que hay que anteponer la ciudad a las siglas. Si Cs tiene algo que demostrar es su capacidad de gobierno, y los socialistas tenemos la oportunidad de demostrar que sabemos transformar Burgos con un gobierno muy distinto. Me siento cómodo con todos ellos y no solo con Marañón. Es un equipo de personas muy comprometido, que más allá de los roces puntuales no ha dado ningún problema. Fíjese lo que ocurrió en el PP y era un gobierno monocolor. Aquí estamos a años luz, más allá de alguna discrepancia, que es necesaria y se resuelve dialogando. Solo ha habido un desencuentro, la concesión del estadio de El Plantío.
-Por tanto, ¿el despido de Javier Peña, el PSOE lo comparte?
Sí. Entendí las razones que me trasladó Vicente Marañón. Le reconozco que hubo debate en el seno del Gobierno porque pensábamos que no era una decisión que se tuviera que tomar precipitadamente, pero entendí que la figura de la Burgos Convention Bureau debe integrarse en el paraguas de la Sociedad de Promoción. Este programa estaba organizándose de una manera autónoma, descoordinada del resto de las actuaciones de promoción turística y creo que un presidente como Marañón tiene todo el derecho de intentar que, con sus decisiones, con la estrategia que defina, con la reorganización de la sociedad, mejore la política de promoción de la ciudad.
«Todo apuntaba que a iba a ser un mandato del PSOE breve, pero nunca me resigné»
-Pero la gestión de Marañón la frente de la Sociedad de Promoción está suscitando mucha crítica, se le ha acusado de tomar decisiones personalistas
Nada más lejos de la realidad. Creo que es muy injusto lo que le está ocurriendo a Vicente Marañón, convertido en el saco de las críticas de la oposición en una estrategia premeditada. Lleva nueve meses al frente de la sociedad y tiene todo el margen de maniobra, que debe aprovechar para demostrar que los cambios que está impulsando van a tener un efecto positivo. Es la primera vez que la Sociedad de Promoción va a contar con un presupuesto tan importante para promoción turística e industrial, y no me cabe ninguna duda de que los hechos acabarán dando la razón a Marañón.
-Considera que los ataques de la oposición a Marañón vienen con un interés partidista, de ir erosionando el equipo de Gobierno, me imagino que opina lo mismo de las críticas a otros miembros de Cs. ¿El PSOE puede llegar a sentir que esta situación se pueda acabar convirtiendo en un lastre, que se les penalice de cara a las próximas elecciones?
Creo que todos los concejales del Gobierno estamos haciendo lo que podemos, incluido el alcalde, intentando acertar más que equivocarnos. Hay errores en el día a día, he tenido que corregir algunas decisiones de Julio Rodríguez-Vigil quien, con la mejor voluntad, ha dado una serie de instrucciones que luego, en la práctica, desde el punto de vista jurídico y técnico no se pueden llevar a cabo. Pero también ha tenido aciertos. Hay que entender que son personas que se acaban de incorporar a la política institucional, que apenas tienen experiencia como concejales. Para eso estamos nosotros, porque los socialistas tenemos mayor experiencia para reconducir decisiones que se pueden precipitar en el día a día.
En líneas generales lo están haciendo muy bien. Quiero reconocer la figura de Rosa Niño. Es una de las concejalas que más pelea y probablemente está llevando una de las tareas más complicadas ahora mismo, sacar adelante los programas del Plan Covid. Programas nuevos, con nuevas líneas de subvenciones, y la administración es muy lenta. Me parece una crítica innecesaria, gratuita, populista y muy demagógica por parte de Podemos. Con el resto de compañeros estoy muy satisfecho, en líneas generales.
-Ha hablado de Rodríguez-Vigil, y el concejal hacía el viernes unas polémicas declaraciones, con las que dejaba la puerta abierta a su dimisión. ¿Cómo lo valora?
Como alcalde, y en mi experiencia como concejal, entiendo perfectamente que los concejales del Gobierno, sean de Cs o del PSOE, sean muy celosos de su trabajo. Intenten ser muy exigentes con el gobierno en su conjunto y con el alcalde a la hora de reivindicar más recursos, personal, financiación. Y entiendo que la carga de trabajo, sobre todo para los que acaban de entrar y no tienen el aplomo de los que tenemos experiencia, les lleve a cometer errores y se equivoquen en la manera de proceder a la hora de reivindicar algo que pueden entender que es justo.
Quiero contextualizar lo ocurrido. Julio no es un mal tipo pero se equivoca de plano porque, media hora antes de la rueda de prensa, había estado reunido conmigo, con Nuria Barrio y con Vicente Marañón, y nos dice lo mismo. Que sea todo lo corporativista que tiene que ser con su propia área me parece hasta positivo, porque quiere decir que tiene una ambición como concejal, pero que baje a comparecer para trasladar públicamente ese malestar me parece fuera de lugar. Es una falta de respeto y una deslealtad para el resto de compañeros. Esas cosas se trasladan internamente y se intenta dar una solución. Como están haciendo el resto de compañeros.
-¿Va a tener consecuencias, dado que va a haber un reestructuración política en el equipo de Gobierno?
Evidentemente, no voy a pasar por alto esto. Lo que voy a hacer esta semana con Vicente y con Nuria es valorar si esta persona merece o no continuar al frente de la sección de Vías Públicas. Le adelanto que no va a haber grandes cambios en el equipo de Gobierno, pero esto, evidentemente, puede precipitar algunos cambios porque si Rodríguez Vigil no se siente cómo en esa sección, no tengo ningún problema en quitarle de ahí.
«El Partido Popular está desubicado, con rencor permanente por haberse visto tan derrotado»
-Como dice, los concejales de Cs todavía están tomándole el pulso a la política municipal. Ustedes tienen más experiencia, pero se cumplen dos años y esto de ser alcalde ¿está siendo como esperaba?
En cierto modo sí, en cierto modo no. Recuerdo una frase que me dijo el anterior regidor, Javier Lacalle, que me reconoció que tres cuartas partes de los problemas que afrontaba en el día a día nada tenía que ver con el ruido mediático o el juego partidista. Son los problemas de gestión que hay en el seno del Ayuntamiento. Y es verdad. No podía imaginarme hasta qué punto había un desbarajuste (y todavía hay mucho por hacer) en esta casa a la hora de coordinar, mejorar protocolos, eliminar vicios adquiridos, para intentar que esta maquinaria sea más eficiente. Cuando se atasca un expediente, acaba en Alcaldía. Es una de las tareas que tengo que asumir pero pensaba que no me iba a llevar tanto tiempo.
-¿Está ya normalizado, desde el punto de vista económico, todos los problemas que heredaron del anterior equipo de Gobierno?
Sí. Treinta y ocho contratos, entre ellos los más importantes del Ayuntamiento, todos adjudicados o en fase de adjudicación, cuando antes estaban en un cajón. Esa fue una de las primeras sorpresas que nos llevamos. Cómo eran capaces de vender que son mejores gestores, por el mero hecho de decir que son liberales en lo económico. Es una falacia absoluta. Este Ayuntamiento estaba paralizado, la desidia del gobierno era tal que se acabó manifestando en el día a día. Pese a la pandemia, no hemos parado de trabajar. Quiero romper una lanza por la gestión que se ha hecho desde el área de Personal, que no vende nada pero que es fundamental. Con la gestión de Blanca Carpintero y ahora Nuria Barrio, se han sacado la mayor parte de las plazas vinculadas a las OPE de hace tres años para todo tipo de puestos. Y todo en tiempo récord.
-Los consorcios del Desvío y el Polígono de Villalonquéjar, a consecuencia de la crisis derivada de la pandemia, se vuelven a convertir en una espada de Damocles sobre el presupuesto municipal. ¿Será necesario reestructurar, de nuevo, la deuda?
Confío en que no. Esa misma crisis está en un punto de inflexión porque estamos en un momento de recuperación. Creo que se van a reactivar las ventas de parcelas en ambos consorcios. Este año el Ayuntamiento podía haberse quedado a cero de deuda municipal. Tenemos dos millones colgando porque nos penaliza más cancelar el préstamo que seguir con la amortización prevista. Nos pesan los 216 millones de ambos consorcios, porque computan en la deuda del Ayuntamiento, pero creo que la deuda vinculada a la venta de los terrenos se va a poder cubrir. Si no se cumplen las expectativas, a final de año habrá que retomar las conversaciones para renegociar.
«No me gustan los indultos como figura recurrente»
-De ser así, ¿con qué apoyos van a contar en el Ayuntamiento? ¿Con Cs, que fue muy crítico con los consorcios en el pasado mandato?
Claro. No me cabe duda. Y espero que también con el PP. Aprobamos dos presupuestos con ellos, modificaciones presupuestarias, ordenanzas municipales pero lo más significativo fue la reestructuración de los consorcios. A ver si tienen altura de miras ahora. El Partido Popular está desubicado, con rencor permanente por haberse visto tan derrotado. No acaba de entender qué les pasó, y yo puedo explicárselo. La gente está esperando otro tipo de política, más abierta, cercana, transparente.... gente normal. En política municipal se vota a la gestión, se vota a la persona, y se valora una oposición útil y responsable. Pero cuando el PP pierde el gobierno, la única estrategia que plantea es acoso, derribo, manipulación, palos en las ruedas, bloquear, enredar. Es la estrategia permanente del PP en la oposición.
-Cuando se llega al ecuador del mandato, comienza la cuesta abajo hacia las siguientes elecciones. En el ámbito regional, encuestas como la recientemente publicada por El Norte de Castilla, muestran que el PP recuperaría la mayoría absoluta. ¿Teme que pueda replicarse en Burgos?
No lo sé ni mi importa. Tengo experiencia en política y le puedo decir que el escenario político cambia cada seis meses. Yo hice una encuesta en el ecuador del anterior mandato, en 2017, que daba al PSOE siete concejales y al PP, 10. Dos años después, nosotros sacamos 11 y el Partido Popular, 7. Ahora parece que el fracaso de la moción de censura en Castilla y León, o lo sucedido en Murcia o en Madrid, pudieran condicionar. La realidad es que, tras el pinchazo evidente en Colón o el refuerzo de Pedro Sánchez, a efectos internos del PSOE después de lo que ha pasado en Andalucía, igual dentro de tres meses hay otra encuesta y vuelve a cambiar la tendencia. La única encuesta que me interesa es la de las elecciones de 2023, pero si alguna podría tener cierta credibilidad, son las que se publiquen un par de meses antes de mayo. Hasta ahí, es mejor no hacer caso a ninguna encuesta.
-No le pregunto entonces qué escenario plantea político plantea de aquí a dos años pero sí si seguirá habiendo cinco partidos en el Ayuntamiento de Burgos
Eso depende de los ciudadanos. El modelo bipartidista es muy difícil que se reproduzca como tal, pero los experimentos populistas vinculados al 15M y los populismos de derechas tienen las patas muy cortas. Cuando se llega a las instituciones, del dicho al hecho hay un trecho. Las formaciones que tenemos cierta experiencia sabemos lo que se puede y lo que no se puede comprometer, para no generar falsas expectativas. Otra cosa es que tengas que condicionar el programa para priorizar compromisos de la formación con la que cogobiernas. En el PSOE tenemos la suerte de contar con una gran base político-social, que hace estructura de partido ahí dónde está la gente. Y se nos reconoce como la opción más parecida a lo que espera la mayoría de los españoles. El PP en parte también. Y eso es algo que no tienen el resto de formaciones políticas, a las que les cuesta consolidarse electoralmente. Creo que es probable que se vuelvan a recuperar posiciones protagonistas, no hegemónicas, de PSOE y PP, pero sin la desaparición de esas pequeñas formaciones a los extremos ideológicos.
-Me habla de extremos ideológicos, Podemos y Vox, ¿Ciudadanos tal vez no?
Cs tiene una oportunidad, allí donde gobierna, de demostrar qué significa eso del centro político. Si no tienes el margen que ofrece ser cómplice del gobierno es mucho más difícil vender esa responsabilidad desde la oposición, frente al populismo de algunas formaciones, que es oponerse a todo.
-El equipo de Gobierno se está enfrentando a una oposición muy crítica. ¿Cómo la valora?
Entiendo que la oposición tenga que ser crítica y exigente, pero también debe ser útil y responsable. Al Partido Popular le falta la experiencia de estar en la oposición y se les nota fuera de juego. Tienen que asumir que han gobernado Burgos y que no pueden ejercer una oposición basada en el acoso y derribo permanente al equipo de Gobierno. Es un error y así lo notarán cuando, en las próximas elecciones municipales, los burgaleses se pronuncien. Porque, en política municipal, no se valora la confrontación entre siglas. Se valora la gestión. Y por eso nos han valorado a nosotros, porque hicimos una oposición útil, llegando a acuerdos con el PP. Ahora la actitud de Carolina Blasco y Jorge Berzosa se aleja mucho de esa política. No hacen más que enredar, confundir, intentar manipular la realidad, acosar al equipo de Gobierno. Están judicializando la vida política municipal, incluso acudiendo a la vía penal. Es vergonzoso y deleznable que acusen a compañeros por una vía que puede perjudicar en lo profesional y en lo personal. Todas las causas que han llevado hasta ahora han quedado archivadas, porque teníamos la certidumbre de que no había ningún tipo de dolo, y así lo han entendido los tribunales.
-Solo me ha hablado del PP, pero en la oposición están también Vox y Podemos
Y Ciudadanos en parte. En la primera parte del mandato, si hubo un grupo que supo entender lo de la oposición responsable fueron ellos. A finales de 2019 empezamos a alcanzar los primeros acuerdos y, luego, el primer acuerdo de presupuestos en 2020. Era inevitable llegar a la confluencia y a un pacto de gobierno para dar mayor seguridad y garantías a la institución, mayor capacidad de maniobra para el Ayuntamiento. En cuanto a los otros dos grupos de la oposición, minoritarios en todo caso, y si hablamos de Vox, por ejemplo, debo reconocerles que más allá de que estén en las antípodas ideológicas del PSOE, en muchos momentos son más razonables que los concejales del PP. Saben diferenciar que aquí se ha venido a trabajar por la ciudad, no por la confrontación política. Y, en cuanto a las formas, son educados y correctos. El portavoz, Ángel Martín, es serio y respetuoso, sabe estar a la altura, y así lo demostró en la sesión de investidura, cuando no cedió al pacto nacional.
-¿Cree que el cambio de estrategia política de Podemos responde a un posicionamiento de cara a próximos comicios, a intentar garantizar su permanencia en Burgos?
Responde al hecho exclusivo de que ha entrado a gobernar con nosotros Ciudadanos. Es absolutamente increíble. Hasta el momento de entrar Cs, Podemos apoyaba prácticamente todo lo que se promovía desde el Gobierno municipal. Era una formación cómplice, hasta el punto de aprobar el presupuesto en 2020. Ahora, ha sido formar gobierno con la formación naranja y ha cambiado de estrategia. Si hubiéramos evidenciado un cambio radical en nuestra hoja de ruta, que no ha sido así, entendería la crítica al gobierno en su conjunto. Lo que subyace es que entienden que, por el hecho de estar una formación política de centroderecha, hay que criticarlo todo. Y hay una evidente discrepancia entre los concejales que forman Podemos. Eso está permitiendo que un perfil más moderado, como el de Margarita Arroyo, esté condicionado por la posición más populista de Israel Hernando.
«Es probable que PSOE y PP vuelvan a recuperar posiciones protagonistas, pero sin la desaparición de esas pequeñas formaciones a los extremos ideológicos«
-Les acusan de ser poco dialogantes, de imponer con la fuerza del rodillo del bipartito. Por ejemplo, en el caso del Plan Gamonal. ¿por qué no han buscado un consenso para un proyecto clave para la ciudad y que no está completo en este mandato?
Porque realmente la oposición no quiere consensuar el Plan Gamonal. No nos engañemos. Hemos logrado un acuerdo muy importante con todas las formaciones políticas, excepto el PP, en el segundo Plan Covid. Con todos, menos con el PP, porque no ha querido. Tampoco en el Plan Gamonal. Tanto PSOE como Cs llevábamos el plan de generación de Gamonal en nuestro programa y eso nos da legitimidad para impulsar las actuaciones. Tenemos muy claro el plan de regeneración, no hace falta que no diga el PP qué hay que hacer en Gamonal. Lo sabemos perfectamente, mucho mejor que ellos que estuvieron años fracasando. Yo no quiero cometer los mismos errores. No ha habido un gobierno en esta ciudad que haya demostrado mayor apertura, transparencia, colaboración y participación que PSOE y Cs. No han hecho ni una sola propuesta en el Consejo de la Gerencia de Fomento, ni en la junta municipal de distrito. Ni han tomado iniciativa en los dos procesos participativos. Allí dónde han podido participar no lo han hecho, lo que quieren es tener un espacio político en el que autoreivindicarse criticando lo que se está haciendo desde el gobierno.
-¿Tenemos decidido qué vamos a hacer con la calle Vitoria?
Se han analizado ya las 230 propuestas recibidas, que muchas de ellas son multipropuestas, y no solo de la calle Vitoria. Y las vamos a tener en cuenta para conformar un proyecto que sea el más consensuado dentro de lo posible. Vamos a mantener reuniones con los técnicos municipales de Fomento, en las que estarán mi socio de gobierno, Vicente Marañón, y el concejal Daniel Garabito , para tomar decisiones. Este año habrá un proyecto técnico para la calle Vitoria y la obra la intentaremos sacar a licitación en 2022. Gamonal va a tener una importante transformación en este mandato, y no todo pasa necesariamente por la calle Vitoria.
-Por cierto, ¿qué opina de los indultos?
Como alcalde, no tengo nada que decir al respecto. Este Ayuntamiento poco o nada puede hacer ante la prerrogativa que tiene el Gobierno de conceder indultos. Si me pregunta mi opinión personal, desde el punto de vista político, a mi no me gustan los indultos como figura recurrente. Creo que tienen su justificación en casos excepcionales y creo que estamos ante un caso excepcional. Entiendo que el Gobierno recurra a los indultos para normalizar una situación política y de convivencia que se ha ido agravando, en una comunidad autónoma que ahora está dividida. Después de pasar más de tres años en prisión, el Gobierno de España tiene que valorar si no merece la pena tener algún gesto para que Cataluña, el movimiento independentista, entienda que no puede ir por la vía unilateral. Y para que en Europa entiendan que el Gobierno se basa en los valores democráticos que fundamentan el Estado de Derecho. No estamos hablando de un gobierno represivo o reaccionario, sino de un gobierno que entiende que toca ser valiente. Si esto contribuye a salir del conflicto por la vía del diálogo, bienvenido sea.
-Este 26 de junio nos hemos quitado la mascarilla en la calle, ¿cómo lo ve?
Es muy positivo. Estamos en un escenario en el que podemos ir dando pasos con seguridad y garantías para recuperar la normalidad. Porque esta nueva normalidad es la de verdad, no la que nos vendieron algunos el año pasado, con esa falsa sensación de que habíamos derrotado al virus en el verano de 2020. Ahora, en breve estaremos en cifras de inmunidad de rebaño, y el principal colectivo de riesgo restringe las posibilidades de contagio. Es positivo.
-¿Mantiene con la Junta las mismas buenas relaciones que llevaron a Igea a alabar en público?
Sí. Tengo una relación muy cordial con todas las administraciones, con la Junta de Castilla y León también. Más allá de algún desencuentro puntual, sobre todo a raíz de las decisiones que se tomaron en la segunda y tercera ola, que nos desconcertaron a todos. Burgos tenía que asumir unas medidas drásticas cuando estábamos en las mejores estadísticas de la región, mientras que meses antes, cuando liderábamos los peores indicadores, comprendimos que nos aplicaran medidas diferentes a otras provincias. Esos cambios de criterio han desorientado también a los sectores más afectados por la crisis y no hay peor cosa para perder la confianza en las instituciones que no ser coherente.
-Y el Gobierno nacional, ¿ha tomado decisiones coherentes o, en algún momento, se ha equivocado?
El Gobierno de España, igual que la Junta, ha hecho lo que ha podido y de la mejor manera posible. Seguramente ha cometido errores, no digo que no. Me hace mucha gracia que, en la primera ola, se criticaba que asumiera toda la responsabilidad, que no delegara en las comunidades autónomas. Cuando se decide derivarles la responsabilidad de la gestión, tras el verano, le recriminan que se desentendiese. No creo que el Gobierno se haya desentendido. Lo que sí critico, a todas las instituciones, es haber utilizado la pandemia como arma arrojadiza entre las formaciones políticas, porque no ha beneficiado a nadie. Es un error que debemos reconocer y que debe hacernos reflexionar. El Ayuntamiento de Burgos, dentro de lo que cabe, ha intentado medir las críticas, siendo contundente cuando merecía la pena, no gratuitamente.
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