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La doctora Eva Asensio junto a una enfermera de su equipo con el EPI. BC
Burgaleses ante el coronavirus

«Los enfermos de covid-19 de las últimas semanas presentan síntomas más leves que los del principio»

Eva Asensio, coordinadora de Atención Primaria del centro Aranda Sur ·

La doctora recuerda el inicio de la emergencia sanitaria como un «tsunami» en el que «la enfermedad iba siempre por delante de los médicos»

Gloria Díez

Burgos

Lunes, 18 de mayo 2020, 08:02

Angustia, estado de intranquilidad o inquietud muy intensa causado especialmente por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro. Es el término que mejor se ajusta a lo que han pasado los profesionales sanitarios desde que saltaran todas las alarmas a ... nivel mundial por la pandemia del nuevo coronavirus. En muchos casos, los médicos de Atención Primaria han sido la primera barrera de contención frente a la covid-19 y quienes han coordinado las acciones en residencias de mayores, cuando estas se vieron sobrepasadas por la situación. La doctora Eva Asesnsio es una de estas profesionales que ha vivido la crisis sanitaria muy de cerca, como coordinadora de Atención Primaria en el centro Sur de Aranda de Duero.

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Asensio lleva dos meses haciendo frente a este coronavirus, ha visto cómo evolucionaba la curva de contagios y la gravedad de muchos casos. Hoy continúa aprendiendo, igual que sus compañeros, acerca del comportamiento del virus y ha observado durante las últimas semanas, que «el cuadro clínico y los síntomas que presentan los nuevos contagiados es más leve que al inicio, hay más aislados en domicilio y menos ingresos en el hospital. Los que llegan, lo hacen menos graves y son menos casos los que requieren de ingreso en UCI». Así es como ella y sus compañeros lo están viviendo en Aranda de Duero y la Ribera, pero Asensio asegura que no pueden dar una explicación, de momento, a esta variación.

«La segunda semana de marzo me sentía como que se nos venía un tsunami encima y no sabíamos por dónde nos iba a dar»

La llegada de la covid-19 a la Ribera

«Cuando vimos lo de China nos sorprendió pero no pensamos que podría llegar aquí. Cuando se extendió a Italia los médicos nos echamos a temblar, poco después nos pusieron límites a los sanitarios, prohibición de ir a congresos, reuniones, entonces supimos que sí, que se trataba de algo grave». Así relata Asensio el inicio de la pandemia y reconoce: «La segunda semana de marzo me sentía como que se nos venía un tsunami encima y no sabíamos por dónde nos iba a dar».

La comarca de la Ribera del Duero aguantó la primera embestida del virus en la provincia, y, a pesar de su cercanía con Madrid, fue un «oasis» libre de covid hasta el 13 de marzo. Una fecha que esta médico de familia no olvidará: «Hubo una reunión urgente sobre cómo arrancar la actividad al lunes siguiente, así que dejamos el viernes todo normal en el ambulatorio y volvimos el lunes con un escenario de contención total y las consultas ya suspendidas».

Ese lunes, 16 de marzo, atendió sus primeros casos de covid. Recibió tres consultas telefónicas, realizó visitas a los tres y los tres arrojaron positivo en las pruebas. «Aquel día, me puse el EPI en un portal, luego en un ascensor y en mi propio coche y me di cuenta de que era imposible hacerlo así, una persona sola no podía», recuerda. Ese fue el punto de inflexión para que solicitaran ayuda para poder hacer las visitas a domicilios y la recibieron de Cruz Roja. «Cruz Roja está con nosotros todos los días, nos llevan a todos los desplazamientos a médico y a enfermera», motivo por el que se siente «profundamente agradecida» con esta organización.

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La incomodidad de trabajar con el equipo de protección individual es un punto en el coinciden casi todos los profesionales sanitarios. Asensio confiesa, «nadie se imagina lo que es estar dentro del EPI, no se ve nada, no tenemos movilidad, pasamos muchísimo calor y casi no podemos ni utilizar el material», lo que supone una dificultad añadida a la complejidad de enfrentarse a una pandemia de tal magnitud.

«Me da terror volver a vivir lo que se vivió del 20 de marzo al 9 de abril»

La explosión de casos en Aranda

«Tenemos mucho miedo porque lo hemos pasado muy mal, a mí me da terror volver a vivir lo que se vivió entre el 20 de marzo y el 9 de abril». Así define Asensio las dos semanas en las que el estallido de contagios en Aranda de Duero y su comarca sobrepasó a todos. «Una de las peores cosas fue la incertidumbre, normalmente los médicos conocemos los signos de alarma de las enfermedades y la respuesta a los tratamientos, pero con la covid-19 la enfermedad iba por delante de nosotros, no podíamos hacer apenas nada más que mirar y aprender», lamenta la doctora.

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En este sentido afirma que una de las cosas que les ha enseñado este coronavirus «es que aprendemos cada día», si hace solo dos meses los signos eran tos, fiebre y disnea, ahora ya saben que los afectados pueden presentar síntomas digestivos, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, conjuntivitis, pérdida de gusto y olfato e incluso trombos y problemas de circulación. Por este motivo, Asensio explica que ahora se trata a todos los pacientes «como posibles covid de inicio porque facilita mucho el trabajo y la aplicación de protocolos».

Otra característica de la covid-19 que complica aún más el trabajo de los sanitarios es «la diferencia de respuesta de cada persona a la enfermedad». Este desconcierto llevó a los médicos a estar «perdidos» durante las primeras dos semanas, tal y como confiesa Asensio. «No podíamos anticiparnos a nada porque no sabíamos nada», inidica e insiste en que, aunque ahora parece que los tratamientos son más efectivos y que el nivel de acierto es mayor, «falta un mundo por aprender sobre esto».

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El drama de las residencias de mayores

En Aranda de Duero solo hay dos centros de mayores «limpios» de coronavirus y un centro de personas asistidas. El impacto en las residencias de ancianos de la comarca fue «tremendo» y Asensio se encargó de coordinar las acciones en aquellas que se vieron totalmente sobrepasadas por la enfermedad. «El virus entró y se propagó con mucha rapidez entre los residentes, había mucho personal de baja también con síntomas de coronavirus y lo que hicimos para organizarnos fue considerar a todos los usuarios como posibles casos de covid y aislarlos«. De esta forma, consiguieron contener la propagación en los centros aunque, inevitablemente, el virus ya había causado grandes estragos.

Sin embargo, a pesar de que esta enfermedad parece «atacar» de forma más grave a la población más mayor, hay un dato más que llamó mucho la atención de Asensio: «Después de hacer los test en las residencias de mayores, los resultados indican que hay un porcentaje muy elevado de ancianos que han desarrollado anticuerpos, lo que quiere decir que han pasado la covid-19 y no han presentado síntomas», declara. Una incógnita más que se suma a las muchas dudas que todavía genera este nuevo virus a todos los niveles.

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Cuando se le plantea a esta doctora qué ha sido lo más positivo y lo más negativo de esta etapa, no duda en señalar «el compañerismo, el trabajo en equipo y la solidaridad entre todos» como la mejor parte que se ha manifestado ante un problema tan grave. Por el contrario, lo peor para Asensio ha sido «tener que aislar a los enfermos, va en contra de la humanidad y del cuidado, yo llegaba a un domicilio y prohibía a todos terminantemente entrar en la habitación donde estaba el paciente, les dejas solos, sin posibilidad de que les cuiden o les consuelen». La situación de trasladar a los enfermos al hospital «y dejar a sus familias en casa sin poder ir con ellos y sin poder visitarles» también es muy dura para Asensio, que considera que atenta contra «todas nuestras costumbres porque dejas al paciente grave aislado en una habitación, no puede ir nadie cuidarle, y sus allegados no tienen noticias hasta que reciben la llamada del médico», recuerda.

Pero esta médico de familia sabe que es la única forma efectiva de salvar vidas: «El aislamiento y la distancia son ahora mismo la única manera de cuidarnos y cuidar a los nuestros», reconoce. Por eso insiste en que «hay que ser responsables, todo tiene que volver a arrancar pero debemos ser muy prudentes. Es absurdo ponerse en riesgo en situaciones estérlies que no te aportan nada, como sentarse con gente en los bancos o reunirse con amigos, ya tendremos tiempo pero ahora es una irresponsabilidad tremenda». Palabras que constituyen un llamamiento a la ciudadanía, un deseo y también un ruego porque «sabemos que han bajado los contagios, pero el virus sigue ahí, sigue habiendo casos y no podemos permitir que haya repunte como el de marzo», concluye.

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