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Guillermo Ruíz-Rozas en su librería de la Plaza Mayor. Gloria Díez
Desescalada en Burgos: «Hay miedo pero también optimismo, porque la acogida de los clientes esta semana ha sido muy buena»
Burgaleses ante el coronavirus

«Hay miedo pero también optimismo, la acogida de los clientes esta semana ha sido muy buena»

Guillermo Ruíz-Rozas, librero en Burgos ·

La crisis de la covid-19 obligó a cerrar sus puertas, pero reabrió la semana pasada para atender con cita previa y no ha dejado de recibir público cada día

Gloria Díez

Burgos

Jueves, 14 de mayo 2020, 08:08

Después de dos meses de confinamiento la tímida desescalada en Burgos ha supuesto un pequeño balón de oxígeno, no solo para los vecinos de la capital, sino también para algunos empresarios que han podido retomar su actividad de forma parcial. Es el caso de la ... librería infantil Mar de Hojas cuyo gerente, Guillermo Ruíz-Rozas, reabría las puertas del establecimiento hace unos días con incertidumbre sin saber a ciencia cierta cómo organizaría el espacio para poder atender al público. Implementó el sistema de cita previa desde el primer momento y, tal y como explica, «la respuesta de los clientes ha sido fantástica».

La nueva realidad que impera en pleno estado de alarma obliga a que solo pueda atender de uno en uno y con estrictas medidas de seguridad, «no pueden tocar nada, ni pasar las páginas de los libros, tengo que estar con ellos e ir enseñándoles todo, porque nuestro género es muy visual, tenemos muchos libros ilustrados, con muchos gráficos y tienen que verlo», reconoce Ruíz-Rozas. Todos los días tiene citas reservadas, aunque entiende la dificultad de funcionar así en su negocio porque, bromea, «es un poco más complicado que en una peluquería». En este sentido explica que «el tiempo que cada cliente pasa en la librería es impredecible y además no se pasa la cita, si llegan tarde no pierden el turno evidentemente, así que voy cuadrando las horas».

Mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico y distancia mínima, todo es poco para garantizar la seguridad del público y la suya propia, en un espacio en el que no pueden confluir más de tres personas en estas condiciones. Confiesa que durante el tiempo que permanecieron con la verja echada, tanto él como sus socios de las librerías La Llave y Luz y Vida, estuvieron preocupados, «como es normal» pero ahora intenta mostrarse optimista, «estoy muy agradecido a las editoriales porque nos han tratado muy bien en el tema de los pagos y a los propietarios del local, que nos han facilitado que abonemos el alquiler más adelante», señala.

«Los críos han leído en confinamiento»

Una de las aficiones que más se ha podido cultivar durante la cuarentena ha sido, afortunadamente, la lectura. Buen conocedor del público infantil, Ruiz-Rozas se alegra de que sus pequeños clientes hayan leído con avidez durante estas semanas. «Me han llamado muchos niños, que suelen comprar aquí, diciendo que no sabían qué hacer porque se estaban acabando el libro», explica. «Los críos han estado leyendo e incluso entre vecinos se han intercambiado libros», aunque no cree que aquellos que no tenían hábito de leer antes de la crisis lo hayan hecho ahora: «Los niños más pequeños de hasta cinco años se han acercado más a la lectura porque claro, hay que entretenerles, pero por ejemplo los chavales de 10 o 12 años que no leían antes, no creo que se hayan puesto durante el confinamiento».

De cara a la llegada de la fase 1 en Burgos, aunque no hay fecha marcada, Ruiz-Rozas desconoce qué novedades podrá establecer de cara a su librería. En el establecimiento, hay un sótano decorado como un pequeño teatro, donde realizaba actividades culturales con los más pequeños, como presentaciones de libros o talleres de cuentacuentos, actividades canceladas también desde que se decretase el estado de alarma. «Si la normativa impone que solo se puedan reunir diez personas con la distancia de dos metros, no sé cómo retomaremos las actividades», afirma este librero, que no descarta realizar algunas de estas actividades de forma telemática a través de retransmisiones en directo en sus redes sociales.

Tal vez algunos sistemas de trabajo «puestos a prueba» durante la pandemia, hayan llegado para quedarse. Para Ruíz-Rozas la adaptación al medio online no ha sido un problema, ha podido mantener el contacto con su clientela a través de Facebook e Instagram y continúa dando citas previas mediante estos perfiles. Una de las opciones más plausibles de cara al futuro próximo es la de la venta online, «estábamos a punto de hacer nuestra página web, lo teníamos todo cerrado para empezar en marzo y justo estalló la crisis», recuerda. Sin embargo contempla la situación con calma, «todo ese trabajo se retomará cuando vaya llegando la nueva normalidad y entonces podremos vender online», concluye.

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