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Una paciente de cáncer durante un tratamiento de quimioterapia.
«Me estoy enfrentando al cáncer con la pandemia más grande de los últimos años, qué posibilidades había de que pasara esto»
Burgaleses ante el coronavirus

«Me estoy enfrentando al cáncer con la pandemia más grande de los últimos años, qué posibilidades había de que pasara esto»

La burgalesa Esther da una lección de fortaleza, a quimioterapia en pleno estado de alarma | La pandemia no impide que acuda a recibir el tratamiento pese a los nervios y la ansiedad |El apoyo de la AECC es fundamental en un momento en el que se siente más vulnerable

Miércoles, 22 de abril 2020, 08:00

En el momento en el que hablamos la burgalesa Esther, de 38 años, se encuentra un poco cansada, ya son muchas sesiones de quimioterapia y el cuerpo lo acaba notando. Lleva bastantes sesiones de quimioterapia pero ahora las visitas al Hospital Universitario de Burgos (HUBU) ... se realizan bajo una situación más complicada para una personas inmunodeprimida en una situación de pandemia por la COVID-19.

Esther ha estado dos meses recibiendo sesiones cada 15 días «de la quimio más fuerte» y tres meses con una sesión cada semana. Pero ha tenido un parón de dos semanas sin tratamiento porque le bajaron las defensas y otra semana más por la situación desencadenada por el coronavirus.

Hace unos días se enfrentó a su primera sesión de quimioterapia con el estado de alarma vigente. Y reconoce que esta vez ha acudido a un hospital totalmente distinto, «la sensación en el hospital ha sido rara, estaba todo apagado, con pocas puertas para acceder. Las enfermeras iban todas con mascarillas y guantes y no éramos ni la mitad de personas que en circunstancias normales para recibir el tratamiento, así había distancia entre los sillones y en la sala de espera no había prácticamente nadie», explica esta mujer.

Esther salió de esta sesión más tranquila porque reconoce que «las enfermeras que están con nosotros son un encanto, me comentaron que la zona de oncología era una de las más seguras de todo el hospital, extreman las medidas y están con el paciente al cien por cien». El miedo, la incertidumbre y la desolación son inevitables en su situación pero Esther transmite serenidad aunque no oculta sus sentimientos más pesimistas. La sinceridad con ella misma y con lo que siente la ayuda a encontrar su hueco para el humor: «me estoy enfrentando al cáncer con la pandemia más grande de los últimos años, qué posibilidades había de que pasara esto, lo pienso y me entra la risa», reconoce.

Las sensaciones se contradicen en este momento y no pasa nada, es lo que toca, ir poco a poco fabricando los mecanismos que nos ayuden a afrontar la situación. Esther reconoce que aunque lleva muchas sesiones de quimioterapia al notificarle esta cita le entraron nervios. Por un lado no puede acceder con acompañantes al HUBU. «Estoy acostumbrada a las sesiones pero sí ayuda tener a alguien conocido al lado», reconoce. Además, no puede conducir tras recibir la sesión, por lo que se tenía que desplazar desde su pueblo en la provincia de Burgos hasta el HUBU con su pareja en el coche. «Tenía nervios por si nos paraban y viajábamos dos en el coche, aunque lo hicimos en zigzag había miedo porque no tenía papel de la cita, me la confirmaron por teléfono. Ahora ya sí tengo la próxima cita en papel», apunta.

Si todos, aún con las defensas intactas, tenemos miedo, los pacientes de cáncer se tienen que enfrentar a esta situación con varias advertencias. Son población de riesgo porque tienen las defensas más bajas y deben extremar las precauciones. Por eso, en su casa, las tareas que requieren salir de la vivienda las hace su pareja. Ella se limita a salir cinco minutos a sacar al perro y «porque vivo en un pueblo pequeño donde no me encuentro a nadie. Me estoy cuidando mucho en casa».

Además cuenta con el apoyo incondicional y seguro de la Asociación Española contra el Cáncer de Burgos. «La asociación nos ayuda muchísimo, el otro día estaba con mucha ansiedad por ir a la quimioterapia y en cinco minutos me contestaron y me ofrecieron consulta vía online», explica Esther. «Hacen un trabajo excelente y ahora en esta situación siguen pendientes de nosotros», apunta. Fue la AECC la que le recomendó que tras las visitas al hospital, al llegar a casa, lavase toda la ropa y se pegase una ducha. Eso hizo, además de llevar una mascarilla que le había confeccionado la madre de una amiga porque le ha resultado imposible encontrar una.

Ahora, tras salir más calmada de su primera sesión en estado de alarma reconoce que siente más miedo de cara a la operación «porque no sé cuándo me la podrán hacer, me tienen que quitar el pecho y los ganglios. Al principio me dijeron que cuando acabase la quimioterapia me dejarían descansar el cuerpo uno mes o mes y medio. Pero con esta situación, es difícil controlar nada. Tengo una resonancia pendiente también. A mi preocupación por la enfermedad se suma la incertidumbre porque tampoco recibimos toda la información que nos gustaría», reconoce.

Las consultas con el oncólogo se hacen por teléfono y «son muy rápidas, se notan los nervios. La última vez que hablé con mi médica estaba más calmada pero se nota que van muy rápido. Que entiendo que la situación es complicada pero te hacen sentir un poco incomprendida y más vulnerable», lamenta.

Esther se enfrenta al cáncer en una situación complicada en el que ha aumentado, sobre todo, su sensación de vulnerabilidad y desamparo. Ella lleva más de un mes con dos dedos dormidos, «vas al médico, le preguntas y con la situación actual solo me dicen que es de la quimioterapia y nada más, y esto te preocupa», reconoce.

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