Fernando Pérez, psicólogo de Burgos: «Las parejas se rompen a la mínima, todo es el yo y mi libertad»

En la actualidad, es frecuente que, si una pareja se muda a vivir juntos, ambos tengan que pagar lo mismo. «No piensan yo te cuido y ya me cuidarás tú a mí». Al final es más importante el supuesto equilibrio del individualismo que el concepto de familia, el cual «se ha venido abajo».

Además, esta situación está presente en los jóvenes e, incluso, cuánto más jóvenes es más grave. «Nadie escucha, solo habla cada uno de lo suyo», asegura a partir de su experiencia como psicólogo. Al final se aíslan porque no confían en nadie.

Frente a las extendidas teorías de que la autorrealización es la clave para ser feliz, Pérez reivindica que en realidad son los vínculos con los demás. De hecho, la dependencia emocional es necesaria.

«La vida es dependencia, es sana y positiva», siempre que no sobrepase los límites. Como consecuencia, la soledad es dañina para la salud mental. Aun así, cada vez más personas tienen problemas por vivir solas.

Al preguntar por los momentos más felices de su vida, responden que los que han vivido con otras personas. Por ejemplo, en los logros personales lo más satisfactorio es el reconocimiento que se recibe de los seres queridos.

La antropóloga Margaret Mead lo demuestra en una conferencia en Harvard, en la que le preguntaron: «¿Cuál es el mayor descubrimiento del ser humano?» Para ella no era el fuego ni la rueda, sino un fémur roto.

Se descubrió que una persona tuvo un fémur roto en la antigüedad, alguien le había cuidado y gracias a ello había vivido. «Eso es lo que nos diferencia de los animales», destaca Pérez.

El ser humano ha evolucionado porque «coopera y es amable». «Eso es el mayor descubrimiento», visible desde hace siglos. Sin embargo, «esta ideología se está perdiendo».

El contexto en otros países como Egipto es diferente. «En la universidad de El Cairo pregunto por la ansiedad y no lo conocen, no tienen palabras para definirlo». Allí hay aspectos a mejorar, pero los lazos entre las personas son más fuertes. Sin embargo, en España «todo gira en torno al yo y nos volvemos más egoístas».

Los árabes son esencialistas, es decir, importa la esencia sobre el yo, «la esencia común de todos, no de uno mismo». También conservan más los vínculos, por ejemplo, sus parejas «son mucho más estables y tienen límites más marcados».

En el caso de los países nórdicos, tienen un modelo basado en que la respuesta a todo se encuentra en el Estado a cambio de pagar muchos impuestos. «Este modelo está idealizado, pero en realidad es escandaloso».

Uno de cada cuatro suecos muere sin que reclamen su cuerpo, según la Cruz Roja. «Como el Estado da todas las respuestas no necesitan amigos, familia… No necesitan lazos», lamenta Pérez.

Por otra parte, está el modelo anglosajón, en el que hay que «buscarse la vida en el mercado». Los estudiantes españoles viajan a otros países solos, lo que se traduce en «hacer lo que sea para obtener dinero».

En el caso de España, impera una mezcla entre el modelo anglosajón y el nórdico. Esta visión se refleja en la pareja, ya que fomenta el individualismo, «el sujeto único en lugar de la relación».

La solución no es incorporar más psicólogos y psiquiatras. Desde la perspectiva de Fernando Pérez, es una cuestión ideológica que conlleva «una ruptura del vínculo brutal, un desastre porque todo lo que nos arregla es el vínculo».

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