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El mes de septiembre todavía guarda vacaciones para algunos. Durante el verano, los habitantes del interior suelen recurrir al mar como opción para sus vacaciones, así lo hace Bárbara de Aymerich, directora de Espiciencia. De Aymerich reconoce que echa de menos el olor a mar, ... su brisa. Es algo que a esta científica le llena.
El olor a mar es característico y también tiene su nombre característico y con una bonita historia: maresía. Aunque no aparece recogida en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), este organismo sí la reconoce y la menciona dentro de los Tesoros de los diccionarios históricos de la lengua española.
La maresía proviene de la conjunción de varios compuestos químicos. Lo curioso es que estos, por separado y en concentraciones muy altas, podrían dar la sensación de malos olores. La maresía procede de compuestos azufrados, de feromonas sexuales, de compuestos volátiles más asociados a olores un poco nauseabundos.
Curiosidades científicas
Bárbara de Aymerich
Bárbara de Aymerich
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Pero en química, como en todo, la concentración es muy importante. Un ejemplo, el escatol, que está presente en las heces, en grandes concentraciones es un olor desagradable. Pero se usa en los perfumes en bajas concentraciones para aportar aromas florales y dulces. En el olor a mar pasa algo parecido.
Uno de los responsables del olor a mar es el dimetilsulfuro. Aparece en el olor a mar gracias a la descomposición de otros productos y que están en el fitoplancton. El olor a mar también nos ayuda a saber, por ejemplo, si un marisco procede del mar o ha sido producido en acuicultura.
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