En el día internacional de la croqueta, Bárbara de Aymerich, directora de Espiciencia, ha querido darle un toque científico a este manjar de la gastronomía española. Pero, ¿es española de nacimiento la croqueta? Pues ahí va el primero de los disgustos en este día internacional ... en su honor: no. La croqueta no nació en España, su origen es francés a principio del siglo XIX, en la corte de Luis XIV.
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Este plato comienza a aparecer en todas las fiestas y recepciones y todo el mundo se enamora de ellas cuando Louis de Béchameil origina la salsa a la que da nombre y, de paso, el relleno de las croquetas. Pero su explosión llega en 1817 cuando el cocinero Antonin Carême se le ocurre envolver la bechamel en un crujiente y darle ese aspecto que tiene la croqueta actual.
Se cree que en España apareció en la época de a Guerra de la Independencia, cuando se produce un gran afrancesamiento de las costumbres y las primeras croquetas de las que se tiene constancia son croquetas dulces. Eran de arroz, una especie de arroz con leche frito y empanado.
Intervienen muchos nutrientes y es una comida muy energética. Es una gelificación de la leche junto con la harina, ahí se producen unas reacciones muy interesantes de unión entre los azúcares y las proteínas. Estas reacciones de Maillard son las que hacen que tengan ese sabor tan delicioso.
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Bárbara de Aymerich
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Freír las croquetas en un aceite adecuado también es muy importante. El aceite de orujo de oliva, muy denostado, es el que le confiere mejor estructura a las croquetas y le da un sabor muy especial. Pero, además del sabor, las croquetas son alimentos reconfortantes, de los cuales hay muchísimos estudios, que evocan momentos agradables.
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Estos alimentos nos ayudan en momentos de estrés, por lo que cuando uno come una croqueta no solo es por su delicioso sabor, sino también porque nos retrotrae a épocas de la historia en las que la sensación de grasa y gran aporte calórico fue muy importante para resistir y evolucionar y estamos diseñados a que, evolutivamente, esos alimentos nos ayuden a mantener los niveles de cortisol más bajos y estar más felices. Por eso las croquetas nos hacen más felices.
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