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La llegada de la Navidad propicia la aparición de un condimento muy ligado a estas fechas festivas y que guarda mucha historia. No hay postre o dulce navideño sin jengibre, un rizoma milenario que siempre vuelve a casa para darle sabor a las navidades. La ... directora de Espiciencia, Bárbara de Aymerich, cuenta que se lleva utilizando más de 2.000 años para aderezar los alimentos y, además, cambia sus matices en función de su procedencia.
La científica explica que el jengibre, que toma su nombre de la evolución latina del clásico zingĭber y antes del sánscrito 'srngaveram', está muy cotizado, por lo que resulta esencial saber cómo utilizarlo y conservarlo de forma adecuada.
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Bárbara de Aymerich
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Por ello, Bárbara de Aymerich expone que este rizoma se puede conservar de forma adecuada en el congelador. Por otro lado, para evitar su oxidación se aconseja cortarlo en pedazos más pequeños y pelarlo con una cuchara con precaución para no dañar la pulpa.
Esos toques picantes que posee el jengibre se los otorga un compuesto denominado gingerol que resulta similar al de la capsaicina, presente en los pimientos y de efecto parecido aunque con una sensación de dolor muy diferente. Este rizoma posee además propiedades beneficiosas para el organismo, como los potentes efectos antinflamatorios o la función calmante para la acidez gástrica calmantes y las náuseas durante el embarazo, uno de sus usos más habituales.
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