Tres iglesias de Burgos entran a formar parte de la Lista Roja del patrimonio

Según apuntan desde Hispania Nostra, la iglesia de San Julián presenta daños estructurales en la cubierta de la nave principal. O al menos en lo que queda de ella, ya que años atrás colapsó una parte. Ahora, el paso del tiempo no ha hecho sino deteriorar aún más los restos y existe un peligro real de colapso total si no se interviene de manera urgente, pues la bóveda muestra signos de haber cedido.

Asimismo, añaden, el interior está en muy mal estado, lleno de vegetación, escombros y suciedad generalizada. El templo ha sido vandalizado y gran parte del retablo de madera de nogal se ha perdido, así como el púlpito, el altar, los bancos y otros elementos.

A mayores, el campanario anexo muestra signos de deterioro y riesgo de derrumbe de la cubierta, el suelo no cuenta con estabilidad suficiente por las filtraciones de agua, se ha perdido la puerta y las campanas fueron trasladadas tiempo atrás. De todos los grandes elementos que configuran el edificio, solo la escalera parece sobrevivir, aunque en mal estado.

Un estado de conservación similar presenta la iglesia de Santa Julita y San Quirico, ubicada en el despoblado de Hormicedo (Villadiego), una construcción que data de la Edad Media, pero que fue totalmente reconstruida en el siglo XVII.

En este caso, su paulatino abandono ha provocado el hundimiento total de la cubierta y el deterioro de toda la estructura. El ábside se encuentra cubierto de vegetación y, según apuntan desde Hispania Nostra, también corre riesgo de colapso.

Como curiosidad, la pila bautismal se sacó de la iglesia hace algunos años y pasó a presidir una plazuela en Villanueva de Puerta, de donde también ha desaparecido.

En un estado algo menos grave se encuentra la ermita de Santo Toribio de Oña. Eso sí, el paso del tiempo y el abandono también han hecho que el templo se encuentre en riesgo de desaparición. Y es que, aunque el edificio, datado entre los siglos XVI y XVII, está en pie, son numerosos los problemas que presenta a raíz de las filtraciones, que están afectando a la cubierta, los muros y las pinturas murales de la cúpula.

Además, la ermita ha estado expuesta a diferentes actos de vandalismo y cuenta con una preocupante acumulación de residuos en su entorno, algo habitual en este tipo de situaciones.