Las religiosas reclaman al Arzobispado que pague la seguridad del convento para preservar su intimidad

Es la última pirueta de la comunidad cismática de Belorado y de Pablo de Rojas y José Ceacero. En la comunicación por Instagram, las religiosas apuntaban que se ven obligadas a contratar seguridad privada para preservar su intimidad. Pero lejos de costearse ese servicio, en una escena más digna de la comedia de Jardiel Poncela que de la vida real, las monjas quieren endosar a monseñor Mario Iceta un servicio de seguridad privada porque entienden que el arzobispo «debe asumir los costes de este servicio» en un claro 'yo invito, tú pagas'.

Con esta sublime petición, caen en su trampa los pseudocuras y las religiosas. Le otorgan a Iceta la autoridad que le niegan para otras cuestiones. Que pague Iceta es la solución, pero como se asegura en una nota del Arzobispado de Burgos, «no se dice ni qué empresa, ni en qué condiciones». Otro dilema de estos días ha sido quién es el propietario real del convento.

Y lo más llamativo de la cuestión es que mientras piden dinero para comer en su Instagram, a Iceta le reclamen dinero no para alimentos y «género para la vida ordinaria de todos los miembros de la comunidad», sino para contratar seguridad y espantar a quienes están comisionados o a los medios de comunicación.

La nota del Arzobispado es una manera de tender la mano de nuevo a las religiosas. Se apunta que se les comuniquen «las necesidades concretas para afrontar los gastos ordinarios de la comunidad».

Una comunicación a través de un correo electrónico con el Arzobispado por parte de las religiosas informa el martes pasado que se ven en la obligación. Y rechazan, eso sí y condenan «cualquier eventual falta de respeto o intromisión en la vida del monasterio.

Todo esto viene como respuesta al comunicado publicado en redes sociales por las religiosas de La Bretonera. La Comisión Gestora nombrada por el Comisario Pontificio ha respondido asegurando que el representante legal de los Monasterios de Belorado, Derio y Orduña es el Comisario Pontificio, monseñor Mario Iceta, «a todos los efectos, en el ámbito tanto canónico como civil».

Como las religiosas no terminan de entender que el nombramiento del comisario y la comisión gestora es preservar el orden y velar por el monasterio y sus religiosas, han explicado que Iceta «tiene el derecho y el deber» de velar, ante todo, «por las personas que habitan el monasterio, de modo particular por las hermanas mayores, los trabajadores contratados, la gestión adecuada de los movimientos financieros, así como la gestión de todos los bienes muebles e inmuebles».

En un comunicado de prensa, este jueves a las 23.00 horas, recuerdan que la comunidad de Belorado «no ha realizado la entrega de una copia de las llaves de los monasterios, como legítimamente se les requirió, manifestando de este modo su voluntad de impedir al Comisario Pontificio la realización de su cometido».

Recuerdan que las entidades bancarias «han actuado absoluta y escrupulosamente entro de la legalidad vigente». Monseñor Iceta y la Comisión han podido acceder a «las cuentas corrientes que ha sido posible identificar».

Apuntan que las hermanas «no han facilitado en absoluto ni el conocimiento ni el acceso a las mismas». Se justifica este trabajo con los bancos para garantizar los pagos « a quienes legítimamente tienen derecho al cobro».

El pasado 6 de junio, la secretaria y ecónoma de la Federación de las Clarisas, sor Carmen, fue enviada por el Comisario Pontificio al monasterio «para tomar contacto con las hermanas y pedirles que le comunicaran sus necesidades económicas»

Pero las monjas de La Bretonera no la recibieron y «ni siquiera le dejaron hablar; se le dijo que no era bien recibida, instándole a abandonar el monasterio y llamando a la Guardia Civil.

La notario de Briviesca, que acompañó a la Comisión fue a la única persona a la que permitieron entrar. Ella comunicó a la comunidad el modo de establecer la interlocución de las cuestiones económicas con la secretaria y ecónoma de la federación. Hasta ahora, «no han hecho uso de esta vía», aseguran desde el Arzobispado de Burgos.

Apuntan Iceta y la Comisión que «ningún empleado de los monasterios» ha acudido a poner ninguna queja. Al contrario, «a aquellos con quienes se ha podido contactar, se les ha asegurado que se seguirá al corriente de los pagos tal y como se ha realizado hasta el momento».

En la Casa de la Iglesia en Burgos se sigue esperando una comunicación con las monjas que sigue al excomulgado Pablo de Rojas para que les «comuniquen los importes necesarios que requieren para los gastos habituales de la vida ordinaria». Hasta el momento no lo han hecho.

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