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La plantación de pistachos ha crecido en Burgos exponencialmente. El clima más caluroso de los últimos años ha favorecido que los agricultores y aficionados de la provincia se animen a plantar estos frutales, que en 2022 dieron sus primeros pistachos. En dos años, las hectáreas plantadas de estos frutales han crecido un 55%.
Sin embargo, los pistachos plantados en la provincia de Burgos también se enfrentan a varias amenazas, entre ellas los animales silvestres y el clima. Los pistachos son árboles frutales y de hojas caducas que necesitan veranos largos y calurosos e inviernos fríos.
Estos árboles florecen entre marzo y abril, aunque presentan contrañada o vecería. Esto significa que los pistachos dan frutos un año sí y otro no en condiciones normales. Además, es una especie dioica, con flores masculinas y femeninas en árboles diferentes, por lo que la estrategia a la hora de situar y plantar estos árboles es muy importante para su producción.
Sin embargo, al ser árboles, los pistachos no producen nada más plantarlos. Necesitan, según los agricultores y expertos, entre cinco y siete años para poder recoger sus frutos, los tan demandados pistachos. Su época de recolección se produce desde finales de agosto hasta octubre, aunque el clima puede determinar esta cuestión.
En 2020, la provincia de Burgos contaba con 76 hectáreas plantadas de pistachos. Un año más tarde esta cantidad aumentaba hasta las 85 y, en 2022, último año en el que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ofrece datos, eran ya 118.
Sin embargo, no todos los pistachos de la provincia de Burgos se plantaron en el mismo régimen. En general, el cultivo de estos frutales se produce en secano, quizás porque el regadío es más costoso de instalar y mantener. Desde 2020 hasta 2022, ambos tipos de regímenes pistacheros han crecido, aunque el secano lidera, como se aprecia en este gráfico:
A lo largo de estos tres años, las plantaciones de pistacho en Burgos, tanto de regadío como de secano, han aumentado. De hecho, la comparativa de 2020 a 2022 supone un 55% más de superficie pistachera en la provincia.
A pesar de que la superficie de la provincia burgalesa ocupada por pistachos ha ido creciendo en los últimos años, su producción no ha sido tal. El tiempo en lo que estos árboles tardan en crecer supone un coste para el propietario hasta que pasan cinco o siete años y comenzar a producir.
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El primer año que se produjeron pistachos en Burgos fue en 2022. Esto indica que los árboles fueron plantados entre 2015 y 2017, según los datos del MAPA. Dicho año se recolectó una media de 150 kilogramos por cada hectárea en el régimen de secano, ya que los pistachos de regadío eran más jóvenes. Sin embargo, el Ministerio no detalla las toneladas totales de pistachos que se recolectaron en la provincia y 2022 es el último año del que ofrece datos.
El cultivo del pistacho «no es una tarea fácil» según Toño, que posee 27 hectáreas de estos árboles en el sur de la provincia de Burgos. Hasta que los árboles crecen, estos requieren múltiples cuidados y protección, puesto que varias amenazas se ciernen sobre ellos: las plagas, los animales silvestres y el clima adverso.
En cuanto a las primeras, los pistachos pueden sufrir por las plagas de algún insecto o enfermedades por hongos, que se tratarían con productos fitosanitarios específicos. También por los daños ocasionados por animales silvestres como corzos, jabalíes y topos. Para estos segundos, vallar los recintos podría ser una solución, explica Toño.
La tercera amenaza de los pistachos en Burgos es el clima. Estos árboles requieren inviernos fríos para su desarrollo, aunque quizás en la provincia de Burgos sean demasiado extremos. Susana, por ejemplo, es agricultora y tiene pistachos en la provincia. «Se me han helado porque son jóvenes», sostiene.
«Este año ha sido un desastre», sostiene otro agricultor de la Ribera del Duero. Justifica esta afirmación debido a las heladas y también a las intensas que ha habido en Burgos durante todo 2024. Sus pistachos tienen unos cinco años y, aunque ya presentan «ramilletes» de frutos, aún no producen como para vender.
Sin embargo, en ocasiones las heladas pueden venir hasta bien, explica Toño. Todo esto depende del propio pistacho, ya que, al ser una especie dioica, puede que no producir un año refuerce la producción del año siguiente. Aunque la producción de los pistachos no sólo depende de los propios árboles.
El cultivo de pistacho está aumentando en toda España. En Castilla y León ocurre lo mismo, ya que cada vez los veranos son más largos y más calurosos. Sin embargo, la provincia de Burgos no está despuntando como una de las productoras. Valladolid, Zamora y Salamanca producen más toneladas de este fruto seco que, antes de consumir, debe pasar por una planta procesadora, de las que no hay ninguna en Burgos.
De hecho, en 2022 en toda Castilla y León había 2.832 hectáreas de pistachos plantados, mientras que en Burgos la cifra era de 118 hectáreas. Esto equivale a un 4,17% del total de las plantaciones en la comunidad. Esto supone que, aunque Burgos no sea una zona «100% idónea» para el cultivo del pistacho, poco a poco la provincia ve aumentado el número de hectáreas que se dedican a este fruto seco tan en auge.
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