Incertidumbre en el campo burgalés por la campaña agrícola más cara de la historia

«El año comenzó con heladas, siguió con la sequía y terminó con el granizo en varios términos. Gracias al calor y la humedad por las lluvias de junio, mes en el que se han concentrado la pluviometría, han aparecido hongos que se han tenido que tratar a última hora», informan desde el sindicato agrario de UPA.

Los productos para la salubridad y vigor del campo han subido exponencialmente su precio y los abonos lo han doblado. Los abonos base, con los que se producen otros más complejos, han pasado de 45 céntimos el kilo a casi 1 euro. «Los abonos nitrogenados han pasado de 300 euros la tonelada y han llegado a picos de 1.000 euros en el mercado libre, se han estabilizado en 600 euros, precios de cooperativa. Los herbicidas han aumentado en una media del 15 %», aclaran desde UCCL.

La cosecha está siendo «demoledora», producciones que se quedan al 50 % de producciones normales. Con todo, la zona que más incertidumbre y problemas está pasando es la Ribera del Duero, donde escasamente se llega a la tonelada y media por hectárea. En un año normal deberían alcanzarse las tres. toneladas. Por ello, los agricultores advierten de que «las problemáticas para la siguiente campaña serán acusadas». «En Arlanza y Arlanzón, si la media de un buen año se acerca a las cuatro toneladas, este año no llegaremos a las dos toneladas», nos comentan desde UPA.

Las Merindades y la comarca Ebro-Bureba, la que más producción acumula, son las zpmas que más cantidad han perdido por la sequía y el pedrisco. Aquí hay hectáreas que no llegan a las tres toneladas. En estas comarcas se podía llegar a recoger entre cinco y seis toneladas en los mejores años. Las pérdidas se acercan a las tres toneladas por hectárea.

A otro lado quedan las comarcas que menos pérdidas registran, son Páramos y Pisuerga. «Una hectárea entre las labores de todo el año puede salir de media en costes a 1.000 euros o sobrepasándolos. Este año será complicado pagar solo los gastos para algunas parcelas», sentencian desde UPA.

«Si la media de la provincia en los últimos diez años está en 1.500.000 toneladas de cereales, este año se esperan unas 800.000 toneladas, un desastre», informan desde ASAJA.

Los pastos se están volviendo a acabar, las lluvias de junio consiguieron reavivar el campo y los montes, pero se está agotando la humedad. Los ganaderos necesitarán de pienso y forrajes. «Los primeros forrajes antes de junio salieron muy buenos, pero los siguientes después de la lluvia, no. Eran más paja que forraje. Eso sí, se va a vender todo, porque los ganaderos lo necesitan», nos cuentan desde UCCL.