La excomunión de las monjas de Belorado debe pasar antes por Roma

Las diez religiosas llamadas a declarar ante el Tribunal Eclesiástico de Burgos han emitido un comunicado en el expresan su «unánime e irreversible posición» a su manifiesto emitido el 13 de junio. Las exclarisas no temen «a quienes puedan matar el cuerpo, aun por medio de coacciones, imposiciones o bloqueos de suministros, pero nada pueden contra el alma».

El plazo para presentarse en el Tribunal vencía el pasado domingo, 16 de junio, pero monseñor Mario Iceta les concedió cinco días más por petición de las monjas. Sin embargo, y a falta de un decreto oficial de Iceta, las monjas de Belorado están excomulgadas 'latae sententie'.

Además, aseguran las diez hermanas citadas a comparecer ante el Tribunal Eclesiástico dicen que no reconocen a ese órgano y que no se les puede «imponer penas espirituales como lo es la farsa de la excomunión». Así lo han expresado en un documento, vía burofax, a monseñor Iceta, firmado por las diez monjas requeridas a comparecer.

Afirman que han considerado «la mano tendida» de Iceta, pero la Iglesia conciliar no es la suya. Y que el manifiesto, por el que se adhirieron a la fe de Pablo de Rojas, fue «REFRENDADO POR TODAS, y firmado por nuestra Madre Abadesa», sentencian.

Para las seguidoras de la religión de De Rojas, el obispo excomulgado, y José Ceacero, el presunto sacerdote, antes coctelero y barman, las penas que les imponga el Vaticano «no son ni válidas ni legítimas, carecen de efectividad y son nulas e írritas (según la RAE: inválido, nulo, sin fuerza ni obligación).

Las diez religiosas ya han incurrido en excomunión 'latae sententiae' y sólo queda que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, promulgue los decretos de excomunión, un proceso que aún se va a demorar en el tiempo unos días y que ha de ser unipersonal, a cada religiosa.

Desde el Arzobispado se espera a la conclusión del plazo: ocho de las monjas deberían acudir antes de las 00:00 horas del sábado y otras dos el martes. Hasta ese momento no se van a tomar decisiones. Una vez transcurran los plazos se comunicará a los dicasterios romanos pertinentes.

Roma deberá dar el sí a monseñor Iceta para que el juez diocesano y administrador del convento de Belorado proceda; pero para eso deberán pasar unas semanas. No se sabe qué puede pasar con las cinco que no han manifestado nada, bien por ocultación de las diez compañeras de convento que han podido hurtarles esa información o por incapacidad.

Una vez que se ha decidido aplicar la excomunión, se notificará a cada una de las diez monjas que podrán tener la oportunidad de apelar la decisión y presentar su defensa, pero como ellas lo han rechazado se ha de proceder a declarar públicamente la excomunión. Este hecho implica que son excluidas de la comunidad eclesial y se le niega la participación en los sacramentos.

Sin embargo, la excomunión no es una condena perpetua; puede levantarse si la persona muestra arrepentimiento sincero y realiza las acciones necesarias para rectificar la falta. El proceso de excomunión es un recordatorio de la importancia de la moralidad y la disciplina dentro de la fe católica, y una oportunidad para el crecimiento espiritual y la transformación personal.

Tras la comunicación a las diez interesadas, se ha de proclamar en las misas de la parroquia de Belorado. Ha de quedar constancia en el tablón de la comunidad parroquial y ser publicado en el Boletín Oficial del Arzobispado para el conocimiento de todos los creyentes.

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