Burgos registra ocho focos de fiebre hemorrágica desde septiembre

Desde septiembre, en Burgos se han registrado ocho focos de EHE en toda la provincia. Estos cubren casi todas las comarcas, a excepción de la parte oeste. En este mapa se aprecian los brotes de enfermedad hemorrágica epizoótica documentados hasta ahora, recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El primero de estos ocho brotes se registró en Santo Domingo de Silos el 12 de septiembre. Más tarde, el 25 de ese mes, se tuvo constancia de otro en Fuentenebro, localidad ribereña. Días más tarde, el 2 de octubre, se reconoció otro en Valle de Mena.

El 19 de ese mes se registraron otros tres brotes: en Mecerreyes, Ibeas de Juarros y Galbarros. Crecía así el ganado contagiado en la provincia de Burgos. El día 20 se notificó otro en Merindad de Montija y el 23, el último del que se tiene constancia, fue en Valle de Manzanedo.

De hecho, en Las Merindades «el 90% de las explotaciones tienen algún animal afectado», explica la secretaria técnica de COAG, Verónica Peña. Esta situación conlleva «mucha pena e impotencia» porque «es un problema muy grave», añade.

La EHE provoca en las vacas «morro hinchado, babas y heridas en la boca». Además, también puede causar a los animales fiebre o torpeza, señala Peña. Asimismo, otro miedo que tienen los ganaderos en cuanto a esta patología es su periodo de incubación: desde el momento en el que les pica el mosquito a los animales hasta que se desarrollan los síntomas pueden pasar entre dos y diez días.

Peña reconoce que las temperaturas de calor del mes de octubre también pueden no haber ayudado a frenar el contagio. «En condiciones normales yo supongo que a lo mejor aquí nos habría achacado menos si hubiese habido las temperaturas que tiene que haber de normal», comenta.

Actualmente, la EHE no tiene un tratamiento específico, ni tampoco una vacuna o profilaxis que ayude a los animales con la infección. Por tanto, los veterinarios están intentando administrarles antiinflamatorio y antibiótico a las reses lo antes posible cuando desarrollan síntomas.

Sin embargo, gran parte del ganado vacuno que habita en la provincia de Burgos lo hace en régimen extensivo, donde muchas veces es complicado para los ganaderos localizar a sus ejemplares. Asimismo, «los animales enfermos no se dejan ver», detalla Peña, por lo que la tarea para asistirles se complica aún más.

Otra problemática a la que se enfrentan los ganaderos es al estado en el que quedan los animales tras pasar la enfermedad hemorrágica epizoótica. Dudan del «nivel de producción» que tendrán una vez sanos de nuevo, ya que comentan que «la mayoría de toros se quedan infértiles» y está por ver si las vacas tendrán «problemas para quedarse embarazadas, problemas de abortos, nacimientos prematuros...». Peña reconoce que tienen mucha «incertidumbre».

Asimismo, los ganaderos claman por una profilaxis que ayude a las reses a no contagiarse, en lugar de tener que tratarlas a posteriori. Desde la Junta de Castilla y León ya consideran la enfermedad hemorrágica epizoótica como una «epidemia». Ante la «grave situación» que ha generado esta enfermedad en la comunidad, el Gobierno autonómico porpondrá en el próximo Consejo una línea de ayudas a ganaderos para «sufragar los costes de limpieza, desinfección y desinsectación».