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José Nieto con sus ovejas en Arlanzón.

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José Nieto con sus ovejas en Arlanzón. Aythami Pérez

Un oficio en extinción: el futuro de los pastores en Burgos

Para José Nieto, pastor de Arlanzón, las dificultades con los trámites, los ataques del lobo y el alto precio del alimento dificultan la labor de cuidado del ganado, una profesión en extinción en Burgos y Castilla y León

Sara Sendino

Burgos

Domingo, 3 de septiembre 2023, 09:20

José Nieto, junto a su hija y su sobrina, tienen 300 ovejas en una finca de cinco hectáreas en Arlanzón. Antaño llegaron a tener hasta 2.000, pero la falta de relevo de pastores ha hecho que su rebaño mengüe poco a poco. Ahora se preparan para vender la explotación, la tenada y la quesería en la que han trabajado cinco generaciones.

A pesar de que el negocio de pastor «te engancha», como relata Nieto, lo cierto es que algunas dificultades actuales no acompañan a la hora de llevar un rebaño. Tanto que este pastor ya jubilado de 70 años afirma que «aquí en Castilla no hay futuro» para una profesión tan milenaria que ha llegado hasta la actualidad.

Uno de los problemas que enumera Nieto es el zorro. Este ha conseguido entrar en su finca de cinco hectáreas, pero no es la mayor de sus adversidades. El lobo, sin embargo, ha hecho más estragos en el rebaño de este pastor de Arlanzón, hasta el punto de que les «ha rebasado».

Esta especie está catalogada como protegida por estar en el Listado Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, por lo que si ataca a animales domésticos los pastores no reciben indemnización. En la finca de Nieto, el lobo ha logrado saltar el vallado que tienen y acabar con unas 40 cabezas de ganado durante este año.

Por ejemplo, en febrero, cuando las ovejas parieron, algún animal mató a dos que se quedaron escondidas por la noche en la finca con sus corderos recién nacidos. En total, causó doce bajas durante ese mes. Además, en abril, mientras Nieto estaba en el hospital, otras 30 ovejas aparecieron sin vida.

José Nieto y sus socias, su hija y su sobrina, tienen unas 300 ovejas en la actualidad. Aythami Pérez
Imagen principal - José Nieto y sus socias, su hija y su sobrina, tienen unas 300 ovejas en la actualidad.
Imagen secundaria 1 - José Nieto y sus socias, su hija y su sobrina, tienen unas 300 ovejas en la actualidad.
Imagen secundaria 2 - José Nieto y sus socias, su hija y su sobrina, tienen unas 300 ovejas en la actualidad.

Las ovejas de José solían pastar en montes de utilidad pública, donde se quedaban incluso a dormir. Sin embargo, tras estos ataques y «por miedo» dejaron de hacerlo él y su familia. «No nos quedó más remedio que llevarlas al otro monte». Allí estuvieron bien un tiempo, pero después les atacaron y tuvieron que volver a la finca, que vallaron eléctricamente en abril.

Por este miedo, José Nieto también ha comprado una caravana, que tiene instalada al lado de la tenada. Así puede dormir en el monte y cuidar a las ovejas. Si el lobo se acerca, los perros le huelen y pueden asustarle de una forma más eficaz. Este método le recuerda a los antiguos refugios de pastores, en medio del monte, donde se resguardaban del frío, la lluvia, la nieve o el viento y hacían noche si era necesario.

Las ovejas, cada vez más delgadas

El pasto de la tenada no es el mismo que el del robledal o la sierra de Aranza, que rodea Arlanzón, y las ovejas lo saben. Por eso, al estar tanto tiempo en la finca de Nieto y no en el exterior, los animales «están perdiendo carne» y han dejado de consumir tanto calcio. Este lo obtenían del terreno calcáreo sobre el que está el monte de titularidad pública de Zalduendo, donde suelen pastar las ovejas de este pastor.

La sequía afecta a la alimentación de las ovejas y también a la leche que dan. Aythami Pérez

«Estoy perdiendo dinero, no tienen proteína», manifiesta Nieto, que explica que las ovejas «tendrían que estar mucho más gordas». Sin embargo, no echa la culpa de este hecho a la sequía, ya que la considera un fenómeno «normal». Centra la delgadez de su ganado en el sitio donde pastaban y al que «no las podemos llevar por los lobos».

Las ovejas allí solían pastar a la sombra de los robles todo el día, desde el amanecer hasta casi la madrugada. Sin embargo, en la finca «las ovejas desde las nueve de la mañana a las nueve de la noche no comen», porque las temperaturas son altas para ellas y «se amodorran». Esta falta de alimento provoca que las ovejas no engorden o estén incluso perdiendo peso.

«Papeleo a tope»

Otra de las dificultades a las que se tiene que enfrentar un pastor de hoy en día es la documentación que ha de cumplimentar para con las Administraciones. Nieto lo califica como «papeleo a tope» todos los trámites que tiene que cumplir, como el control de una oveja o cualquier tratamiento veterinario si tiene alguna afección, como la mastitis.

José Nieto en la finca donde tiene a sus ovejas. Aythami Pérez

Por otro lado, pastar en los montes de utilidad pública también requiere llegar a acuerdos con otros pastores. Por ejemplo, Nieto comparte terrenos con otro de Zalduendo, pero ambos intentan que sus ovejas no se mezclen para evitar problemas sanitarios. «Si yo las desparasito un día y él no, pues no hacemos nada», sostiene. «Nos hemos entendido».

Sin embargo, pastorear sus ovejas en los montes de utilidad pública también conlleva un coste. Nieto estima que «no es mucho», de aproximadamente 2,5 euros por oveja al año, «lo que dice la Junta». A Nieto le supone unos 750 euros anuales según su explotación actual.

Precios muy altos y nuevas tecnologías para vigilar a las ovejas

El último de los problemas para llevar un rebaño sería el coste del alimento de las ovejas. Los pastores que no tienen cultivos o que, como Nieto, les atemoriza sacarlas al monte, han de comprarlo, pero su precio se ha encarecido en los últimos meses. «La alfalfa no se puede pagar», sostiene el pastor, quien está experimentando con un cultivo hidropónico de avena.

Sin embargo, ante la aparición de estas dificultades, José Nieto y otros pastores han ido modernizando su explotación para que sea más rentable. Por ejemplo, tiene una oveja controlada por GPS, para saber así dónde se encuentra exactamente el rebaño. Este sistema fue el que le chivó que el lobo había atacado a los animales fuera de la finca, a las dos de la mañana.

El vallado eléctrico es otra ayuda, aunque Nieto menciona que otros pastores ya están comenzando a utilizar drones para controlar a sus ovejas.

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