5.600 extranjeros residentes en Burgos también pueden elegir a su alcalde en mayo

La Constitución Española reconoce como derechos el sufragio activo, poder votar, y el sufragio pasivo, ser elegido, a los españoles (sean nacidos en el país o con nacionalidad española). Sin embargo, la posibilidad de ejercer el derecho al sufragio pasivo se extiende a extranjeros en virtud a los acuerdos de reciprocidad o tratados firmados por España.

De este modo, en las elecciones municipales (y solo en ellas) pueden votar tanto ciudadanos de la Unión Europea como ciudadanos de once países con los que España tiene acuerdos de reciprocidad del voto. Es decir, se permite votar a nacionales de otros países siempre y cuando esos países permitan también a los españoles allí residentes ejercer el derecho a voto.

En el caso de ciudadanos de la Unión Europea, para poder votar deben reunir los mismos requisitos que se le exigen a un español (ser mayores de edad, estar empadronados, no haber perdido el derecho por sentencia judicial...) y manifestar su voluntad de votar remitiendo la declaración a la Oficina del Censo Electoral. Tienen para ello hasta el 30 de enero.

Por el momento, ese censo electoral de extranjeros residentes en España cuenta con 1.614 inscritos, aquellos ciudadanos de la UE que en las pasadas municipales (en 2019) solicitaron poder ejercer su derecho a voto (votasen finalmente o no). A ellos habrá que sumar a aquellos que remitan ahora la petición, tanto antiguos residentes como nuevos.

En cada convocatoria electoral, la Oficina del Censo Electoral remite una comunicación a los nuevos residentes, a las nuevas altas de los padrones municipales entre los ciudadanos de la UE. En esta ocasión se han remitido 2.679 comunicaciones (dato provisional ofrecido por el INE, pues los definitivos del censo electoral no se conocerán hasta marzo).

Así, son al menos 4.293 los ciudadanos de la Unión Europea residentes en Burgos que pueden votar en mayo. Y decimos al menos pues desde el INE recuerdan que también pueden votar, si manifestan su voluntad, aquellos que podían hacerlo en 2019 pero no lo solicitaron. A ellos ya no se les vuelve a enviar comunicación, pero pueden ejercer su derecho en igualdad de condiciones.

A todos se le suman, además, los más de 1.300 extranjeros que viven en Burgos y proceden de los países con acuerdos de reciprocidad de voto a los que la Oficina del Censo ha remitido igualmente la correspondiente comunicación. En estos casos, los requisitos a cumplir para poder votar son diferentes, y difieren también en función del país del que se proceda.

Todos deben estar en situación legal y figurar inscritos en el padrón municipal correspondiente. Lo que varía es el tiempo que se les exige llevar residiendo en el país. Así, los extranjeros de Bolivia, Cabo Verde, Chile, Colombia, Corea del Sur, Ecuador, Islandia, Nueva Zelanda, Paraguay, Perú y Trinidad y Tobago deberán llevar viviendo, legal e ininterrumpidamente, al menos cinco años.

En el caso de los ciudadanos de Reino Unido se rebaja a tres años esa exigencia y los de Noruega deberán haber residido más de tres años. Y todos deberán solicitar su inscripción en el censo electoral, un trámite que tiene que hacerse en cada convocatoria electoral (los que se inscribieron en 2019 deberán volver a hacerlo en 2023), y tienen hasta el 16 de enero (inclusive) para ello.

De este modo, en las elecciones municipales del próximo mayo, en Burgos podrán votar al menos 5.600 extranjeros residentes en la provincia. Son los que salen de sumar las casi 4.000 comunicaciones enviadas por la Oficina del Censo Electoral y los 1.614 ciudadanos de la UE que solicitaron votar en 2019. La cifra definitiva de electores se conocerá en marzo.

Lo que sí sabemos es cuántos extranjeros residentes en Burgos pudieron votar en anteriores convocatorias municipales. Los datos ofrecidos por el INE en su página web muestran que en los comicios de 2019 se registraron 1.992 electores, mientras que en 2015 fueron 2.003. Si votaron o no, es algo que pertenece a su intimidad, como para el resto de los burgaleses.