Miguel Zugaza: «La cultura es un bien público que debe estar al servicio de la sociedad con urgencia»

En los últimos meses hemos visto pasar la vida a puerta cerrada. La pandemia nos ha privado de aplausos en los teatros, de proyecciones en los cines, de disfrutar de buena música en directo, de poder asistir a grandes exposiciones y de otros actos culturales. La covid-19 ha marcado un antes y un después para todo y para todos. La reducción de aforos impuesta por las medidas sanitarias, así como la drástica caída del turismo, hacen que sea necesaria una reinvención inminente en el sector cultural. Los gestores tienen por delante un gran desafío.

Así lo explicaron este lunes 20 de julio en el debate organizado por GRUPO20, el laboratorio de ideas de El Norte de Castilla y 15 de las empresas más relevantes de Castilla y León, que busca analizar y debatir para plantear propuestas para el futuro postpandémico. Una cita virtual que se emitió en la tarde de ayer a través de los portales de elnortedecastilla.es, burgosconecta.es y leonoticias.com. En ella participaron, moderados por José María Cillero, jefe de Opinión y Cultura de El Norte, Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, institución que acaba de inaugurar una exposición itinerante que recorrerá el litoral vizcaíno, para acercar su colección a la ciudadanía, y Germán Vega, cofundador y director del Festival de Teatro Olmedo Clásico, que este año celebraba su XV edición. «Será una edición extraordinaria. Quizás más extraordinaria que la que teníamos preparada», anticipó Vega al comienzo de su exposición. La conversación entre ambos se desarrolló horas antes de que el sábado pasado se comunicara la cancelación del festival olmedano ante la imposibilidad de cumplir las nuevas medidas contra el coronavirus impuestas por la Junta de Castilla y León.

«Siempre tuvimos la idea de sobrevivir como fuera, porque la genética del festival es la supervivencia. Estamos contentos de haber dado ese testimonio de compromiso y persistencia de algo que creemos fundamental y que necesita de la presencia. El teatro no es como otras artes. El actor tiene que estar enfrente del espectador, si no… sería cine, y el cine se estuvo preparando para la pandemia desde que nació», añade el director del festival de Olmedo.

El sector, siempre en precario, se ve más amenazado que nunca por la limitación de aforos. Para Vega la solución no pasa por subir el precio de las entradas. «La solución pasa porque la administración sea consciente de que este es un problema serio. Estamos ante una empresa, la cultural, muy importante y que debe ser considerada como prioritaria, por muchas razones, también por las económicas. Es mucho el dinero que se mueve tras las artes escénicas y las artes en general. La administración tiene que tomarse en serio que la cultura es fundamental, como lo es la educación. Es verdad que son carísimas y que los resultados no se ven inmediatamente. Pero probemos a dejar un país sin cultura y sin educación dos años a ver qué pasa. Sería dificilísimo recuperarlo», subrayó. Para él, la prueba de la importancia de la cultura, la encuentra en el propio confinamiento. «Todos hemos tirado muchísimo de la cultura y es casi el único paño de lágrimas que hemos tenido para soportar mejor esta situación».

Para Miguel Zugaza, la cultura «es un bien público que debe estar al servicio de la sociedad con urgencia». Dice que «llueve sobre mojado. La crisis financiera de 2008, tuvo un efecto realmente dolorosísimo con los recortes de las subvenciones públicas y la desaparición de la financiación privada de las cajas de ahorro. Ahora, sin recuperarnos, nos encontramos con una crisis que no es económica, pero que se va a convertir en económica y que afecta a los hábitos sociales y al consumo cultural. Realmente a la cultura esta crisis le toca en la línea de flotación».

El director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, anima a tener paciencia «y a esperar a que la sociedad recupere su vida y sus hábitos culturales». Dijo que hay que ser «más sensibles que nunca, y tratar de adaptar nuestro comportamiento habitual a estas nuevas necesidades. No se trata de buscar que el ciudadano ponga más de lo que tenía previsto poner. Hay que seguir pidiendo a la sociedad que nos ayude a desarrollar nuestros programas, pero debe existir el esfuerzo y la responsabilidad públicas para que no pase como en la crisis anterior, que supuso casi una deserción de lo público del ámbito de la cultura. Que no se entienda la cultura como una parte de la plusvalía del bienestar social. La cultura entronca con la identidad, con la educación y con la salud en el sentido intelectual de una sociedad. Tenemos que reivindicar esto y ponerlo de manifiesto ante las administraciones», expuso Zugaza.

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