Daniel de la Rosa, candidato del PSOE a la alcaldía de Burgos
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Daniel de la Rosa, candidato del PSOE a la alcaldía de Burgos
De la Rosa: «Estoy seguro de que con 12 concejales gobernaremos»Daniel de la Rosaafronta su terceras elecciones al frente del PSOE con la intención de revalidar la victoria de 2019 y, de paso, mejorar los resultados obtenidos entonces para garantizar la gobernabilidad en la ciudad. Para ello, pone sobre la mesa su carta de trabajo, ... en la que destaca su capacidad de «llegar a acuerdos con los diferentes», tal y como hicieron los socialistas la legislatura pasada con el PP y esta con Ciudadanos. Gamonalero de pro, nos recibe en la sede de campaña ubicada en el barrio, donde reivindica la transformación que han impulsado durante es mandato e insiste en la necesidad de atraer inversiones a la ciudad.
Hace casi nueve años, cuando fue elegido candidato en las primarias socialistas me dijo en una entrevista «no aspiro a hacer oposición, sino a gobernar». Al final, ha cumplido las dos máximas.
Sí, aunque la verdad es que la legislatura pasada practicamos una oposición diferente. Tomamos la difícil decisión de convertirnos en socios preferentes del PP y al final estuvimos casi cogobernando. Y creo que no salió nada mal. Todo lo que sea contribuir a que la ciudad avance es fundamental. Y la gente lo valoró y nos reconoció el trabajo hace cuatro años, permitiendo que ganáramos las elecciones.
El reto ahora es mejorar esos resultados.
Ahora, el reto es demostrar que ese trabajo que hemos hecho desde el Gobierno tiene argumentos necesarios como para reeditar esa victoria y sumar más apoyos, porque con los apoyos que tenemos ahora sería insuficiente. Para conseguirlo, he intento hacer algo difícil, que quizá el PSOE no había probado, y es arriesgar hacia el centro. Uno tiene que ser auténtico. Soy una persona progresista, que se encuentra muy cómoda en el PSOE, pero dentro del partido soy una persona centrada y creo eso Burgos lo valora.
¿El objetivo entonces es la mayoría absoluta?
Inicialmente nos marcamos el objetivo de conseguir 14 concejales, que suponen la mayoría absoluta. Si en 2015 obtuvimos 7 y cuatro años después alcanzamos 11, creemos que es posible. Esa es una utopía que debemos perseguir. Pero debemos ser realistas. Burgos es una plaza muy competida y el objetivo es al menos incrementar el número de concejales. Si lo hacemos y conseguimos 12 concejales, estoy seguro de que gobernamos. Eso supone un éxito indiscutible, porque hace no mucho, en Burgos ni siquiera teníamos esa posibilidad.
¿En qué ha cambiado Daniel de la Rosa desde aquellas primarias?
Creo que no he cambiado en lo esencial. O al menos espero no haberlo hecho. A nivel personal creo que sigo siendo el mismo.
Entiendo que no tuvo ninguna duda de presentarse de nuevo.
En ningún momento. Pero es que mi partido tampoco.
Esta es su tercera candidatura. Más que ningún otro en Burgos. ¿Qué interpretación hace de esta situación?
Eso demuestra que el PSOE es el único partido en Burgos que ha demostrado tener estabilidad. En estos ocho años ha habido casos de concejales no adscritos y de transfuguismo en todas las formaciones, salvo en el PSOE y en Vox, que esta legislatura ha aguantado con sus dos concejales. Cuando yo asumí la responsabilidad del partido en Burgos, el partido estaba dividido y ahora es una piña. Ojo, eso es mérito de todos, no sólo mío. A partir de ahí, mandato a mandato, desde una posición progresista pero centrada hemos conseguido más voluntades. Y por eso estamos aquí, liderando por el momento todas y cada una de las encuestas, con mayor o menor diferencia, pero todas.
Curiosamente, usted ha conseguido gobernar, primero en minoría y luego a través de un pacto, en una Corporación con mayoría del bloque de derechas.
Aunque hay algún ejemplo más en España, gobernar con Ciudadanos es algo atípico. En todo caso, el caso de Burgos viene precedido de unas circunstancias excepcionales.
Sí, de una investidura por los pelos.
Yo niego la mayor con eso que se ha dicho muchas veces de que soy alcalde gracias a Vox. Yo soy alcalde porque gané las elecciones, no hubo una mayoría alternativa y fui investido. Y no hubo mayoría alternativa por el ejercicio de responsabilidad de los dos concejales de Vox, que no entraron al trapo del conchabeo que se gestó en Madrid. Desde entonces he intentado ser el alcalde de todos. Y confío en haberlo conseguido. En todo caso, pactar con los iguales es complicado, pero lo es mucho más pactar con los diferentes, y nosotros lo hemos hecho. Nadie nos puede dar lecciones. La legislatura pasada cogobernamos desde la oposición con el PP y ahora gobernamos con Ciudadanos a través de un pacto. Esa es la realidad.
Pactos. Todo hace indicar que volverán a ser necesarios. ¿Dónde están las líneas rojas del PSOE?
Hay una que se impone por sí misma, que es Vox. Y no por la persona que encabeza la candidatura, porque creo que puedo llegar a acuerdo puntuales con Fernando Martínez-Acitores. Al final, esto es un ayuntamiento. Aquí se trata de arreglar parques, poner farolas y hacer que los autobuses lleguen a tiempo a la parada. Pero es verdad que ideológicamente estamos en las antípodas. A partir de ahí, no descarto a nadie más, ni siquiera al PP, aunque evidentemente, alcanzar un acuerdo con algunos sería mucho más fácil que con otros. Eso sí, en caso de que las derechas no sumen, yo no voy a pactar necesariamente con Podemos. Lo que intentaré será llegar a un acuerdo de investidura con aquella formación o formaciones que puedan ser un apoyo puntual durante el mandato o convertirse en socios preferentes, pero sin cerrar la puerta a posibles acuerdos con otras formaciones.
¿Y si le toca encabezar la oposición?
Es un escenario que no contemplo, pero con tal de que no gobierne la ultraderecha, ofrecería mi apoyo para evitarlo.
¿Teme que la posible atomización del Ayuntamiento condicione la estabilidad?
No necesariamente. Lo que veo es una campaña muy tensionada.
¿En qué sentido?
Veo animadversión en algún adversario. Veo incluso odio. Y no estoy hablando de los candidatos, con los que mantenemos un trato cordial más allá de las diferencias. Me refiero a lo que veo en la calle, lo cual es curioso, porque yo noto a la gente encantada conmigo. Creo en este sentido que la política nacional está muy contaminada. Por ejemplo, no entiendo lo que pasó cuando vino el presidente Sánchez. Entiendo que puedas esta en contra de las políticas de un gobernante o que no te caiga bien, pero ese día vimos algunos ejemplos de odio visceral que en nuestro caso no proyectamos hacia los adversarios. Hemos visto en los últimos días pegatinas por toda la ciudad con la rosa tumbada y campañas continuas de bulos en la caverna mediática. ¿Qué está pasando? La política nacional está muy polarizada y se está perdiendo el respeto en clave local, aunque no hacia mí.
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¿Cree que la marca Pedro Sánchez suma o resta?
Lo que tengo claro es que la marca Pedro Sánchez no deja a nadie indiferente. No es un perfil neutro. O le amas o le odias. Yo le conozco lo justo, pero lo suficiente como para saber que es un animal político, muy preparado, y me sorprende el rechazo que genera en el adversario. Eso no es necesariamente bueno ni malo. A menudo parece que vulneramos la capacidad de la gente de distinguir escenarios, pero los burgaleses saben las elecciones son municipales y saben separar la política nacional de la local. Pero en todo caso, si tengo que elegir, yo diría que suma más de lo que resta. Es más, yo creo que más de uno se va a llevar una sorpresa en las elecciones nacionales de noviembre, porque hay partido. Al Gobierno se le está juzgando muy injustamente en muchas cosas. Evidentemente ha cometido errores, pero yo también los he cometido. Lo que tengo claro es que jamás he escondido el símbolo del Partido Socialista, porque soy consciente de que buena parte de los apoyos vienen de ahí. Daniel de la Rosa por sí solo no sería nada. Aquellos que escondan el logotipo de su partido, se equivocan.
Haber sido alcalde condiciona su candidatura para bien y para mal. ¿De qué está más orgulloso de estos últimos cuatro años?
Estoy orgulloso de haber estado a la altura como Ayuntamiento en el peor momento que ha vivido esta ciudad en los 45 años de democracia. Menudo mandato, el nuestro y el de todos los alcaldes y gobernantes que han tenido que gestionar la pandemia. Nosotros cerramos la ciudad dos días antes de que se decretara el estado de alarma. Estuvimos durante casi siete meses encerrados, trabajando y gestionando a través de vídeos. Y parece que ya nadie se acuerda de eso, lo cual significa que esa gestión fue un éxito. Así además lo dicen los datos, que avalan que la ciudad se ha recuperado especialmente bien del golpe. Crecemos más que la media nacional, tenemos una buena renta per cápita, un gran índice de desarrollo humano y un buen dato de paro, aunque es cierto que en parte es porque la gente se nos va. En todo caso, con la pandemia tuvimos que darle una vuelta a todo durante año y medio, lo que condicionó totalmente la agenda política que teníamos sobre la mesa. Y a pesar de ello, hemos cumplido alrededor del 80 % de los compromisos electorales de 2019.
Entonces, ha dejado un 20 % de compromisos sin cumplir. ¿Cuáles son los que más lamenta?
Fundamentalmente tres: el arreglo de las filtraciones de Villatoro, el polideportivo de San Pedro y San Felices y el centro cívico de Fuentecillas, aunque evidentemente hay otras. Por ejemplo, podríamos habernos metido de lleno en la transformación de la calle Vitoria, pero hay que valorar que en Gamonal hemos invertido más de 10 millones de euros durante este mandato, algo que nunca había pasado. En total, en esta legislatura hemos tenido 77 millones de euros de ejecución presupuestaria real, en comparación con los 72 millones del mandato anterior, que no tuvo ni pandemias ni guerras ni nada de nada. Luego, hay otras actuaciones que me hubiera gustado tener en marcha, como el Mercado Norte, pero lo cierto es que ese proyecto ya está lanzado. El que venga detrás, que ojalá sea yo, sólo tiene que seguir el expediente.
Si tuviera que elegir una única prioridad de cara al próximo mandato, ¿Cuál sería?
Ganar población, ser capaces de atraer a la gente a la ciudad. Esa es la clave.
¿Cómo?
Necesitamos más inversión empresarial. Para eso necesitamos ser capaces de proporcionar oferta de suelo y ya nos hemos puesto en marcha. Confiamos en colmatar la ampliación de Villalonquéjar en breve y ya se ha comenzado a redactar la modificación del PGOU para crear una bolsa de suelo industrial de más de cuatro millones de metros cuadrados en el antiguo CAE. Luego está por ahí el sector S-22, en el Monte de la Abadesa, pero ese suelo es privado. Y a partir de ahí, todo lo demás. Tenemos que ser capaces de proporcionar calidad de vida a los vecinos. Pero, en todo caso, el reto fundamental es atraer y retener a la gente.
¿Más allá de esa prioridad, qué puntos clave plantean en su programa?
Seguir haciendo lo que estamos haciendo: regenerar los barrios y recuperar los espacios para la gente. Las personas son lo primero. En este sentido, lo primero que voy a hacer si sigo siendo alcalde será firmar la concesión del Mercado Norte, una obra que va a transformar el centro geográfico de negocios de la ciudad y que supone la mayor inversión realizada en esta ciudad desde el Complejo de la Evolución Humana. Estamos hablando de más de 17 millones de euros.
¿Qué factores externos condicionarán la próxima legislatura?
Creo que la pandemia ha sido algo totalmente circunstancial, pero lo que está pasando en el ámbito socio-político internacional no lo es. Creo que la crisis energética, el cambio climático y la crisis de migraciones son hoy en día los grandes desafíos del mundo. Por eso, creo que va a ser fundamental combatir desde las ciudades el negacionismo y la defender la Agenda 2030. En este sentido, nosotros tenemos una apuesta decidida por el peatón, la bici y el transporte público. Otros priorizan el vehículo privado, nosotros no. Si no damos ejemplo desde la administración para forzar otro transporte más sostenible, no lo va a hacer nadie, aunque eso suponga algún problema. Es más cómodo ser conservador que ser progresista, por aquello de la resistencia al cambio. Lo estamos viendo en Gamonal. No sé lo que dirán las urnas el domingo, pero creo firmemente que la gente va a estar muy satisfecha con las obras de peatonalización, aunque de entrada generan rechazo en mucha gente.
En su candidatura ha incluido varias novedades en sustitución de personas como David Jurado, Adolfo Díez o Leví Moreno. ¿Cuáles son los motivos?
Pues cada caso es diferente. El grueso del equipo se mantiene, porque estoy muy satisfecho con el trabajo que hemos hecho. Cuando la cosa cosa funciona, no hay que hacer cambios. A partir de ahí, en el caso de Adolfo es una decisión personal mía. Es una magnífica persona y un grandísimo trabajador, que se preocupa mucho por la ciudad y que ha dado de sí todo lo que tenía, pero creo que la política no es lo suyo. En el caso de Leví, fue una decisión compartida, ya que él ha tenido un trato muy injusto en esta ciudad, ha acabado muy quemado y no quería seguir. Y en el caso de David, la verdad es que fue una sorpresa. Tanto Luis (Tudanca), como Esther (Peña) y yo queríamos que continuara, pero nos ha dado una lección de realidad. Y es que, hay más vida aparte de la política. Él tiene sus expectativas profesionales, ha creado una familia y ha decidido priorizar eso a un trabajo que a veces es muy duro y poco agradecido. Eso sí, no se ha desvinculado del partido. Como cargo orgánico, sigue tan implicado como el primer día que entró, pero a nivel público ha dicho basta, al menos durante un tiempo. En todo caso, mientras nosotros estemos al frente de este proyecto en Burgos, tiene las puertas abiertas.
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