Burgos Misteriosa

El enigmático libro escondido en la Catedral de Burgos

Permanece en un lugar oculto, secreto, ignoto. Sus custodios no quieren dar a conocer donde lo esconden. Así nadie lo podrá robar, profanar, recopiar o simplemente llevárselo para fines poco legales. Es misión imposible saber donde lo guarda la Orden de los Caballeros de Santiago. Un hecho que da para que un novelista atrevido ose descubrirlo y novelarlo.

Pero ha salido varias veces de su escondite. Es ese libro, que la editorial Siloe ha reproducido con exactitud en facsimil y que da cuenta de esta cofradía y de quienes la componían. Está lleno de bellísimas ilustraciones miniadas en oro y plata con más de 300 caballeros con escudos, arneses, armaduras, nombres y títulos nobiliarios, todos a caballo con la intención de entrar en la batalla.

Aunque está escondido, saber su contenido es fácil por la réplica exacta de Siloé. En el texto del armorial se especifica que la Cofradía fue constituida y formada en 1338. Es un dato que admite duda. Y se especifica el objeto de la misma y los propósitos y fines que movieron el ánimo de sus fundadores.

En la editorial Siloé custodian el armorial idéntico al secreto de la Catedral. Cualquier persona curiosa puede verlo y hasta tocarlo, pasar sus páginas, ver sus bellísimas ilustraciones y degustar su historia en el Museo Voynich, en el Hondillo. Allí en un armario acristalado se puede ver el Libro de los Caballeros de Santiago.

Sus editores, Juanjo García y Pablo Molinero, pueden contar decenas de secretos de este libro. Siloé editó el facsímil en 1999. Ha pasado casi un cuarto de siglo. El libro goza de una salud extraordinaria, como las historias que circulan en el mundo entero sobre él. Y este no está escondido. Está a la vista de todos.

El lugar secreto de la Catedral, que nadie sabe donde está, solo ha sido visitado en cuatro ocasiones para su exposición y muestra al público. La extrema curiosidad de quienes desean saber dónde se esconde choca con el celo de la cofradía que no revelará por nada del mundo su ubicación.

La razón de guardarlo así es prosaica y mundana. No quieren que se profane como ocurrió en los años 70 cuando salió del Archivo Municipal para una deficiente reproducción a cargo del bibliógrafo Faustino Menéndez Pidal de Navascués.

El interés que despierta este ejemplar es muy notable. Para muchos bibliógrafos es fundamental su existencia para conocer parte del arte medieval español. En realidad, hasta que Juanjo García y Pablo Molinero lo reprodujeron con maestría, los aficionados y profesionales de este tipo de publicaciones apenas conocían su enorme riqueza.

El Libro de los Caballeros es un documento histórico y sociológico clave para la Edad Media y la Edad Moderna. España estaba en plena Reconquista cuando en Europa se luchaba en las Cruzadas. En ambos contextos, la figura de los caballeros y la orden de caballería era fundamental para entender el devenir de la historia. Hoy mueven al mundo las ideas políticas; entonces lo eran las religiones. El Cristianismo y el Islam estaban en lucha.

Se valoraba por encima de cualquier otra virtud la de la lucha y el valor del guerrillero sobre las que se han escrito epopeyas y miles de historias en aquellos Libros de Caballerías virtuosos. Los mismos que le comieron el seso al mismísimo don Quijote de la Mancha. Toda esa historia está llena de fantasía y de ideales basados en la religión.

En ese contexto nace la Cofradía de los Caballeros de Santiago de Burgos y su regla. Y tiene su explicación porque la ciudad era un núcleo comercial y estaba el la autopista del Medievo: El Camino de Santiago. De entonces es el lema de 'Caput Castellae; Prima voce et fide». Capital de Castilla y la primera de todas las ciudad en ser oída y emitir su voto en las cortes castellanas.

El libro recoge la regla de la cofradía y quienes podían formar parte de ella. En los textos se alude «lo más notable y florido en la posición y el linaje que en Burgos se cobijaba para dedicarse bajo la vocación y enseña del apóstol y la de San Pedro».

El texto recoge prácticas y ceremonias religiosas; y los ejércitos caballeros constan en boga en aquel tiempo, adiestrándose los asociados, en el deporte de la equitación y en el manejo del bofordo «para correr las cañas, juego tan predilecto entonces de la nobleza» y que perdura hasta las postrimerías del siglo XVII y aún en los árboles del XVIII, como recoge el Marqués de Laurencín en el Libro de la Cofradía de Caballeros de Santiago de la Fuente.

En la reforma de la Regla llevada a caboen el año de 1501, bajo el reinado de los Reyes Católicos, se fija de modo más terminante el que sean cofrades o hermanos «los que tienen ó tovieron los oficios de la justicia é gobernación de esta cibdad é los vecinos deella todos caballeros que tuvieren vasallos». En ella ya no figura como obligatorio el oficio de las armas.

La doctora Mihaela Stavilla recoge en su tesis 'Sociedad y poder en Castilla durante la Baja Edad Media: La Real Cofradía de los Caballeros del Santísimo y Santiago de Burgos'. Habla la profesora de «la oligarquía burgalesa» que tuvo importantes familia como «los Bonifaz, los Camargo, los Prestines, los Frias o los Mathé, etc..., sin olvidarnos de los comerciantes locales, campesinos acomodados o artesanos -los Sarracín, los Perez-Ibáñez, los Arceo, los Astudillo o los Curiel».

La doctora Stavilla asegura en su tesis que el que fuera archivero de la Catedral, Matías Vicario, alude a que la Cofradía se fundo por una razón «eminentemente religiosa, sin que hayan dejado de lado las diversas ocupaciones sociales o políticas». Vicario reconoce la importancia de la práctica del bofordo en los inicios de la Cofradía de Santiago, pero lo explica diciendo que esta práctica «era realizada para ensalzar el culto religioso».

La historia cuenta que el origen de esta cofradía está en la de los Caballeros de Nuestra Señora de Gamonal. Y la secuela de esta orden la encontramos hoy en la moderna cofradía de Santiago y Nuestra Señora de la Soledad. Las prácticas y las formas han cambiado. Pero los fines, en cierta manera se mantienen.

No obstante, Menédez Pidal de Navascués asegura que el fin primordial de la cofradía era agrupar a los que practicaban ejercicios del tipo de las justas medievales y que tenían todas en común las mismas práctivcas, como las hermandades europeas L'Epinette de Lille o la del Oso Blanco en Brujas.

El Santiago del Espaldarazo es una figura articulada con la que se armaba caballeros a los integrantes de una cofradía. Está custodiado en el Real Monasterio de Las Huelgas, en la capilla de su nombre. Se trata de una figura anónima de siglo XIV. Es uno de esos vestigios de la antigüedad que representa la importancia que tuvo el Monasterio donde se coronó a reyes como Alfonso XI o su hijo Enrique II de Trastámara,

Se mandó hacer una figura articulada para que en la ceremonia de armar caballeros a los reyes fuese el Santo quien les diese el espaldarazo. Se empleó también para armar caballeros a los miembros de la Orden de Santiago.

Una figura, la de este Santiago del Espaldarazo que guarda un secreto que revelaremos en otro capítulo de Burgos Misteriosa.