Secciones
Servicios
Destacamos
Si hubiera un burgalés que se asemejase en algún momento de la vida al insigne hidalgo, Alonso Quijano, Don Quijote de la Mancha, ese es Juan Vallejo. Carácter, figura, estatura física y moral. Y si este Quijano de la Mancha «quiso ponerse nombre a sí ... mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote», Juan Vallejo fue mucho más rápido. Vallejo era simplemente Vallejo.
Y en ese nombre se resume casi todo. Y en la obra del artista queda su alma. El pintor genial de Gamonal fallecía el mes pasado en Madrid después de una prolífica carrera artística. De entre todas hay una excelsa, por tamaño, pretensión y hondura.
Sus obras son mundialmente famosas, pero hay una que ha quedado un tanto eclipsada, pero que refleja al pintor en toda su extensión humana y espiritual es el Quijote más grande del mundo. Esta obra está custodiada por el Museo del Libro de Burgos y es una inmensa colección de acuarelas y dibujos y pinturas de técnica mixta junto con su correspondiente leyenda.
Es una bonita historia jalonada por los pinceles, acuarelas, ceras y otros elementos por lo qur toda esa historia se multiplica por diez, por cien… por mil. Y ese secreto lo guardan Juan José García y Pablo Molinero, editores de Siloé. Hace unos años le encargaron a Juan Vallejo reescribir el Quijote.
Ellos custodiaban las láminas y solo quedaba realizar el texto entero. Vallejo tenía que hacerlo sobre el mismo tipo de lámina que tiene 56 centímetros de alto y 36 de ancho, en lienzos de papel de alto gramaje. Así que el pintor se lanzó a la aventura de escribir párrafo por párrafo la obra del insigne Miguel de Cervantes.
El resultado es una magnífica obra. Un enorme Quijote que se puede leer, oler y degustar con calma. Juanjo García lo custodia con mucho mimo en la editorial Siloé. Despliega con cuidado los tomos enormes sobre una mesa envuelta en terciopelo verde «es una obra excelsa» relata, «única en el mundo», dice con orgullo.
Noticia relacionada
Julio César Rico
Cuenta que Juan Vallejo depositó esta obra y confío en Juanjo y Pablo porque entendía que eran «los mejores y más entendidos editores de Burgos», y que sabían «guardar custodiar, promocionar y enseñar esta excelsa obra». Sumadas las más de 3.000 páginas, con sus correspondientes grabados, las más de 1.800 de textos y las 1.200 ilustraciones suman más de 5.000 páginas de Quijote.
Da mucho respeto tocar los lienzos blancos, hojas todas ellas numeradas. Grabados únicos, que reflejan todas y cada una de las escenas que narra Miguel de Cervantes. Cada personaje está finamente dibujado, unos de manera más explícita y otros que con cuatro trazos, quien lo mira sabe exactamente que es el barbero, el cura o el ama.
Don Quijote esta muy cuidado en sus trazos. Miles de quijotes y centenares de sanchos tratados con el esmero de un artista consagrado. El Quijote más grande del mundo necesita que se le dé a conocer . La obra de Vallejo se quedaría coja sin que la gente pueda contemplar esta joya. No es la más famosa porque Cardeña se lleva la palma, pero quizá sea la más importante por su enorme volumen.
García ensalza la figura de este hombre universal que no sólo era artista, era un revolucionario y un transformador de realidades y buscador de la verdad. Y no hay más verdad que el Quijote es el libro que más y mejor ha interpretado la realidad y ha buscado la verdad.
La relación entre el libro más célebre del mundo en lengua castellana y Burgos es muchísimo más estrecha de lo que nos imaginamos. El Quijote más grande del mundo es burgalés por los cuatro costados; en todas y cada una de sus páginas hay olor a La Mancha. Sus ángeles custodios saben que entre sus manos está, la mejor obra de Vallejo; y la mejor obra de Cervantes.
El equipo García-Molinero y su gente ha realizado un gran trabajo con esta obra. Cuando recibieron la custodia de los grabados, Juanjo pensó que la mejor manera de complementar este conjunto de dibujos. «Juan, ¿por qué no escribes también el Quijote?; «Juanjo… es un trabajo enorme», le dijo. Pero «Juan hizo el milagro. Lo escribió entero… mira (lo muestra), fíjate, con qué esmero, qué letra...». Y así es. Vallejo escribe con una caligrafía excelsa. Es tan fácil de leer el texto como ver las ilustraciones.
García cuenta la anécdota que un compañero de colegio de Juan Vallejó le contó hace años. Dice que ya de niño, con apenas seis años de edad, «ya se dedicaba a pintar a lápiz escenas del Quijote».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.