Burgos Misteriosa

Los enigmas del padre burgalés de la Cábala

Este judío burgalés indagó, estudió, profundizó y extendió el estudio de la Cábala entre los filósofos más destacados del siglo XIII. Las fuentes judaicas lo sitúan entre 1230 y 1300.

En el estudio '¿La Cabalá como alternativa? El desafío de la filosofía judía basada en el misticismo medieval, siguiendo el ejemplo de Abraham Abulafia, de Elke Morlok, de Heidelberg, se descubre la existencia de otros cabalistas burgaleses, «dos discípulos, un erudito, el rabino Moisés Chinfa, un hombre eminente y un erudito honorable. Y su alumno el rabino Shem Tov, también amigable y bueno»; del que dice que su juventud le impidió estudiar». Aparecen como disípulos de uno de los iniciadores de la Cábala, Maimónides Moreh ha Nevukhim.

Isaac de Posquières (1120-1190), 'el Ciego', está considerado como el fundador de la escuela cabalística provenzal. Y la Cabalá hispana nació entre los judíos catalanes del siglo XII. El judío aragonés Abraham Abulafia lo impulsó y viajó hasta Roma para intentar convertir al judaísmo, sin éxito alguno, nada más y nada menos que al Papa Nicolás III.

La incipiente Europa tenía en la Provenza, el Languedoc y en Hispania un espacio único de estos estudios esotéricos. Gerona era el punto neurálgico de esta escatología, como también lo era Zaragoza, Soria y Burgos.

Algunos discípulos de Isaac el Ciego llevaron sus enseñanzas a Gerona, donde recibirían un sello particular. Otras comunidades españolas, Burgos y Toledo, sobre todo, también tuvieron conocimiento de esta nueva ciencia esotérica por sus relaciones con Provenza, pero fue en el grupo de Gerona donde se dio un impulso más grande a los conocimientos cabalísticos.

Desde que el el ser humano tiene conciencia de tal, ha tratado de buscar la raíz de su existencia. En la cultura judeo cristiana está en la Biblia. Y más en concreto en sus primeros libros. Cábala (o Cabalá) es un término hebreo que significa recibir. Está basado en la Torá, lo que para los cristianos es el Pentateuco, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Según Benajamín Kerstein, la Cábala «abarca un conjunto de tradiciones esotéricas que datan de tiempos bíblicos y que siguen muy vivas hoy en día».

La Cabalá penetra en temas de la más profunda antropología como «la creación del mundo, la naturaleza de Dios, la experiencia mística del éxtasis, la próxima era mesiánica, y la naturaleza del más allá». En definitiva, y como dice el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, Cabalá es un «conjunto de doctrinas teosóficas basadas en la Biblia, que, a través de un método esotérico de interpretación y transmitidas por vía de iniciación, pretende revelar a los iniciados doctrinas ocultas acerca de Dios y del mundo».

Toda religión, y los judíos no se quedan atrás en ello, es más, van mucho más allá que cristianos y musulmanes, buscan el conocimiento de Dios directo e íntimo a una dimensión que va más allá del intelecto. Sobre el suelo patrio convivieron las tres culturas: Cristianismo, Judaísmo e Islamismo en varios siglos, desde el VIII hasta la expulsión de musulmanes y judíos que propiciaron los Reyes Católicos.

Las corrientes de Castillas son las gnósticas, cuyos representantes se sitúan geográficamente en Castilla: Isaac ben Jacob ha-Kohen (Soria, primer tercio del siglo XIII-?) y su hermano Jacob ben Jacob ha-Kohen (Soria, primer tercio del siglo XIII-?) Segovia, ca. 1270), conocido como Jacob Chiquitilla; Moshe ben Shlomo ben Shimon de Burgos (ca. 1230-ca. 1300), discípulo de Jacob ben Jacob ha-Kohen.

En Cataluña se revela la corriente teosófica, repleta de elementos neoplatónicos, que estará representada por la escuela de Gerona: Azriel de Gerona. En Zaragoza, la Cabalá práctica y profética, cuyo máximo representante fue Abraham ben Shmuel Abulafia ( Y en Toledo la Cáabalá filosófico-mística, encarnada por Isaac ben Abraham ibn Latif de Toledo.

Las doctrinas de estos grupos no eran radicalmente opuestas, ya que cada uno de los autores que se adscribían a una u otra tendencia estaban influidos en sus obras por otras doctrinas, no sólo neoplatónicas sino también racionalistas, como como, por ejemplo, Isaac Abravanel que intentó combinar sus conocimientos de Cabalá con la filosofía racionalista.