La industria auxiliar del automóvil de Burgos cierra en cascada tras paralizar la actividad las factorías de vehículos

Y en Burgos lo sufrimos de primera mano, pues contamos con una industria auxiliar del automóvil muy potente. Los proveedores de primer nivel ya han parado en prácticamente todos los casos, explica Juan Ignacio Ruiz, responsable de la Federación de Industria de CC.OO. Entre ellos, firmas tan destacadas como Grupo Antolin, Benteler o Michelin, que ya han parado de producir (aunque puedan quedar algunos equipos trabajando) y, de momento, no tienen fecha de reinicio de actividad.

Otras como Bridgestone han decidido parar tres días, para valorar la situación entre la dirección y el comité de empresa, aunque acabarán teniendo que parar la producción. Y la decisión no se va a tomar en Burgos, recuerda Ruiz, pues se trata de multinacionales que están parando casi todas sus plantas, lo mismo que les ocurre a las firmas automovilísticas como Renault.

También se cuenta con casos por el de LEAR, que tiene cerrada Ardasa pero hay un grupo de trabajadores que continúa en ARA, pues se tiene que completar un pedido para la Mercedes de China. Y es ahí donde es muy posible que acabemos viendo alguna «contradicción» económica. Es decir que, mientras la actividad sigue parada en España (e incluso en Europa), otros mercados soliciten abastecimiento y haya que retomar la producción en Burgos. O que se mantengan equipos y sección operativos, aunque se haya tomado ya la decisión de parar la producción.

«Hay mucha incertidumbre», reconoce el representante de CC.OO., quien recuerda que tras los proveedores de primer nivel van a llegar los de segundo y tercero. En estos casos, se espera cierres de plantas para la próxima seman, una vez completen pedidos y stocks. Pero de una manera o de otra, al final las empresas vinculadas al automóvil se van a ver abocadas al cierre temporal.

Y, con ellas, otras de multiservicios. La crisis sanitaria del coronavirus está golpeando a prácticamente todos los sectores, salvo alimentación, así que caen en cascada, unas detrás de otras. «El panorama es un poco desolador», reconoce. Los últimos datos oficiales, presentados por la Junta el jueves, hablan de 177 ERTE presentados, que afectan a 1.500 trabajadores. Y la cifra no es definitiva.

Sin embargo, la crisis del coronavirus tiene una cara amable. La industria de la alimentación está trabajando con más intensidad para garantizar el abastecimiento de la población. Ocurre lo mismo con otras empresas, de menor envergadura, que fabrican productos que primera necesidad, higiénicos o sanitarios. «Están teniendo un ritmo bastante fuerte de producción».

Y los sindicatos trabajan para garantizar que la plantilla está protegida y se cumplen todos los protocolos de seguridad. «Es nuestra máxima preocupación» pues existe mucho «nerviosismo» entre los trabajadores, que pueden verse expuestos a los contagios mientras la mayor parte de la sociedad está confinada en casa. La preocupación no es solo por un contagio propio sino por el de la familia, insiste Ruiz.

También están muy atentos en el sindicato a los ERTE, que es el instrumento que se debe aplicar ante una paralización de la producción. Nada de enviar a los trabajadores a casa con vacaciones forzosas, insiste Juan Ignacio Ruiz. «Hay que pagarlo a medias» y, cuando esto pase y se pueda volver a trabajar, que la plantilla también pueda disfrutar del descanso merecido por trabajo.