Una Supercopa de supervivientes

Con las protestas de movimientos como Amnistía Internacional por la organización de la competición en un país que viola los derechos humanos y discrimina a las mujeres resonando aún pese el compromiso arrancado por Luis Rubiales de que las féminas puedan acceder sin restricciones, el rutilante estadio Rey Abdullah aguarda a los colosos del fútbol español, que cruzarán espadas desprovistos del calor de sus aficiones por el escasísimo eco que ha tenido la venta de entradas a causa de las fechas, el largo desplazamiento a un territorio que dista casi 5.000 kilómetros de España y el inferior pedigrí del cetro en liza respecto a otros torneos de mayor linaje.

Pero un título siempre es un título y ninguno de los contendientes reparará en esfuerzos para cantar victoria en la final del domingo (19:00), pese a comparecer diezmados por las bajas de algunas de sus figuras. Los azulgranas Ter Stegen, Arthur o Dembélé se perderán la cita como los madridistas Harzard, Benzema y Bale, el rojiblanco Diego Costa o el blanquinegro Rodrigo Moreno. Pero sobre el pasto del recinto con capacidad para más de 62.000 espectadores desfilarán astros del calibre de Messi, Modric, Joao Félix o Parejo y eso garantiza fútbol con mayúsculas entre cuatro equipos cuyos enfrentamientos esta temporada se han caracterizado por una igualdad suprema.

Abrirán este miércoles los fastos Valencia y Real Madrid (20:00), reciente todavía el recuerdo de las tablas que firmaron tres semanas y media atrás en Mestalla, cuando el equipo de Zinedine Zidane se abonó a la épica de un córner rematado por Courtois en primera instancia y en segunda por Benzema para nivelar un duelo en el que Soler había adelantado al cuadro local.

El conjunto de Albert Celades persigue la que sería segunda Supercopa de su historia tras la lograda ante el Barcelona en 1999. A la ausencia de Rodrigo por un esguince en la rodilla derecha se agregan las de Piccini, Guedes, Manu Vallejo y Kang-In Lee, citados pese a estar lesionados para hacer grupo en la que será la quinta participación del club del murciélago en la competición, a la que acude como campeón de Copa.

Buscan los merengues reinar por undécima ocasión en la Supercopa, que abrocharon por última vez en 2017, cuando los pupilos de Zidane arrollaron al Barça con una exhibición a doble partido que impedía presagiar la posterior caída en picado de los blancos. Sin más entorchados desde entonces que la 'orejona' levantada en Kiev y los Mundiales de Clubes de 2017 y 2018, comparecen en Arabia Saudí galvanizados por la recuperación de su espíritu competitivo pero famélicos en ataque. Desprovistos de su jugador franquicia, Hazard, y del puntal de su resurrección, Benzema, además de Bale, tendrán que encomendarse a sus efervescentes jóvenes talentos para lidiar con su irregular desempeño goleador.

Tomarán el jueves el testigo Barcelona y Atlético en la segunda semifinal (20:00). Los azulgranas expondrán la corona que se ciñeron en 2018 en Tánger. Son los más laureados de un torneo que han conquistado en trece ocasiones y los últimos que revalidaron el título con aquellas tres Supercopas que enlazaron entre 2009 y 2011.

El dominio doméstico desde que Messi irrumpió en el primer equipo del Barça ha tenido su correlato en la Supercopa, con ocho de las catorce últimas amarradas en la era del rosarino. Pero el equipo de Ernesto Valverde llega preso de las dudas, con muchas grietas defensivas y cierto aroma a fin de ciclo pese a su descomunal pegada. La tendinopatía en la rodilla derecha de Ter Stegen llena de responsabilidad a Neto, aunque es el tridente el depositario de buena parte de las esperanzas del barcelonismo ante un Atlético que llegó a ponerle contra las cuerdas en el envite en el Metropolitano resuelto hace un mes por un latigazo de Messi.

Los rojiblancos aspiran a levantar su tercera Supercopa, torneo que conquistaron por última vez en 2014 superando al Real Madrid. Las tres victorias consecutivas con que cerraron la primera vuelta han reanimado al grupo, que pese a firmar los peores datos goleadores de la era Simeone sigue enganchado a la pelea por la Liga. Con Oblak obrando de nuevo milagros y una zaga siempre pétrea en la que Felipe ha tomado el testigo de Godín, confían en que Joao Félix brille en una cita que someterá a reválida su remozado formato.