La Virgen no camina sola por las calles de Burgos

La jornada comenzaba igual de puntual que de solemne. A las siete de la tarde, el silencio reinaba en la placita que acoge la Iglesia de Santiago y Santa Águeda pese a la multitud congregada a las puertas del templo.

Con el himno de España interpretado por la banda de la cofradía, los costaleros han apurado la escalinata de entrada para después elevar al cielo de Burgos la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, presentada con el tradicional manto negro de luto.

A las mismas puertas de la iglesia, una saeta ha mirado a los ojos a la Virgen llorosa quebrando el sentir de los presentes para después enfilar su camino hacia el Convento de las Madres Salesas.

Una vez allí, con los ancianos de la Residencia de San Julián y San Quirce en primera fila, las hermanas han cantado en castellano el 'Stabat Mater' para culminar el momento con la lectura de un poema a la Virgen por parte del abad de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago que ha desatado las lágrimas en devotos y cofrades.

Tras el giro en Plaza Castilla y remontar las calle Aparicio Ruis y Eduardo Martínez del Campo, la imagen de La Soledad ha arribado al Paseo de la Audiencia para encarar su entrada triunfal hacia la Catedral.

Una vez dentro del Arco de Santa María, la procesión se ha detenido entonando cánticos aunque esta vez no ha salido ningún preso por la puerta tras la negativa del Consejo de Ministros que no ha concedido en esta ocasión el indulto a ningún reo.

Con el abrazo de la Seo burgalesa al paso de la Soledad, la procesión ha emprendido el camino de regreso a la iglesia de partida donde la Virgen llorosa aguardará el amanecer del Domingo de Resurrección para ver de nuevo a su hijo.