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La instalación de las barracas y las casetas de feria en la calle Laredo ha cortado esta al paso del tráfico. Al estar esta calle cortada, la paralela sería la carretera que cruza Villatoro, para evitar que el barrio se sature de tráfico, se ha ... señalizado otro desvío dirección Santander. Igualmente, para evitar que el barrio soporte mucho más tráfico al no usarse el desvío (supone algo más de distancia), el Ayuntamiento ha instaurado patrullas de Policía Local en los tres accesos principales al barrio.
Esta medida ha provocado reacciones negativas en el barrio. Algunos vecinos se quejan de estar «sitiados», de tener que soportar «atascos en la entrada al barrio porque, dependiendo del agente que te toque te piden o no que acredites con documentación que vives en el barrio». Pero la principal queja y consecuencia la están sufriendo los negocios de Villatoro.
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En este barrio de Burgos hay varios negocios, entre ellos dos negocios de hostelería y una tienda de alimentación. Los tres negocios coinciden al asegurar que han notado menos clientes y pérdidas en los dos días que esta situación lleva en marcha. Los controles comenzaron el lunes 20 de junio.
Juan y Encarni, de Dulcycor, la tienda de alimentación, lamentan la señalización instalada, «que solo ponga que pueden entrar vecinos disuade a muchos de nuestros clientes que no tienen por qué vivir en Villatoro. Podrían poner otro tipo de indicación». En este caso, ya se ha atendido la petición y en algunos puntos ya se indica que se puede llegar hasta los negocios.
Consideran estos trabajadores de Villatoro que es «innecesario el control constante si no hay exceso de tráfico. Que desvíen cuando vean que hay muchos coches, pero ahora están controlando a los vecinos y gente que viene al barrio sin que haya problemas de circulación». Una vecina indica que «es que es así como están creando atascos en la entrada. Si no estuvieran haciendo control constante, no se crearían estos atascos. Cuando empiece a haber demasiados vehículos es cuando deberían controlar para desviar». Hasta esta tienda llegan no solo los vecinos de Villatoro, también otros que viven en Sotopalacios, Quintanilla Vivar o Vivar del Cid, entre otros pueblos.
«El primer día lo notamos menos, pero por la incomodidad de tener que dar explicaciones, muchos clientes el martes ya no vinieron», explican los propietarios de Dulcycor. Y en esta línea se mueven la taberna, el bar restaurante y esta tienda en un escrito dirigido al alcalde: «esta disuasión juega en nuestra contra. Perdemos clientes habituales de fuera del barrio durante estos días, porque no les apetece venir al barrio así, y tampoco podemos hacer nuevos clientes», señala Mercedes del Restaurante Abrasamer.
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«No estamos en contra de las barracas y ya que nos comemos estos inconvenientes, podríamos tener la oportunidad de hacer nuevos clientes, pero con cerrar el barrio solo para vecinos, estamos perdiendo el beneficio que podríamos tener. Tampoco verá nadie así todo lo que está mal en el barrio, la ausencia de acera que comunique con la ciudad, por ejemplo», señalan desde el restaurante.
Su ejemplo es claro, «a estas horas (sobre las 17 horas) tendría la terraza llena, ahora estoy con dos personas. Ayer, por la tarde hice 50 euros. A partir de las 20 horas esto se llenaba estos días, pues ayer apenas hubo gente», lamenta.
Lidia, de la Taberna la Leo, pone el mismo ejemplo, «estos días he tenido ratos en los que no ha pasado por la carretera nadie y nadie ha entrado, por lo tanto. Si no hay exceso de tráfico por qué vas a disuadir», se pregunta. «El miedo a que esto se llene de coches que van hacia Santander debe ser menor porque está la circunvalación. Se debería aplicar el sentido común a la hora de permitir la entrada al barrio ¿por qué vas a impedir a alguien que llegue a mi negocio?», lamenta Lidia.
«Todo es bastante aleatorio, en función del agente que te toque. A algunos clientes no les han dejado pasar si decían que venían solo al bar, a otros sí. En la tienda ha pasado lo mismo. A algunos vecinos no les han parado en la entrada, a otros les han preguntado dónde iban, a otros les han pedido documentación», explica Mercedes. «Ya estamos notando pérdidas y solo llevamos dos días», lamenta.
Sergio Simón, presidente del Consejo de Barrio de Villatoro, explica que el barrio no quiere que «de viernes a domingo Villatoro se convierta en un atasco continuo porque la gente no quiera hacer un kilómetro más de desvío, pero también es cierto que aquí no solo vive gente empadronada en el barrio, hay quien viene a tomar algo al bar cuando sale de trabajar, quien viene a comprar, quienes vienen de visita y hay que dejarlos pasar».
Simón asegura que desde el Ayuntamiento les confirmaron que había medios para gestionar esto, pero desde la Policía Local no vimos que esto estuviera tan claro. «Es difícil controlarlo, pero esto se debería haber previsto y no se ha hecho porque se ha planificado rápido y sin pensar mucho más. Lo que pasa ahora es que, dependiendo de con qué policía te encuentras, te piden o no documentación».
«Desde el Ayuntamiento conocen nuestra posición, nos han dicho que es difícil de controlar, pero hay que actuar con racionalidad. Por ejemplo, una vecina de Quintanilla Vivar no pudo pasar para comprar en la tienda, la mujer se ha cabreado, claro. Al igual que los bares porque no pasan coches y nadie para a tomar nada. No es tan difícil discernir», asegura Simón.
Por su parte, Adolfo Díez, concejal de Tráfico y presidente del Distrito Periférico, asegura que conocen estas quejas y que ya se han dado instrucciones a la Policía Local para que sean flexibles. «Si van a comercios, de visita pueden acceder. No se está restringiendo de forma estricta. Ahora mismo estamos siendo disuasorios para que se entienda que si no vas a Villatoro no debes pasar por aquí, sino por el desvío. Y esto ya se lo hemos transmitido», explica el concejal.
Asegura, además, que se está haciendo «lo que pidió el barrio, la restricción de accesos. Lo que se pretende es que no haya una aglomeración de tráfico. Si no estaríamos haciendo un control diario, dirían que no cumplimos», añade Díez.
Es consciente de la queja de los comercios porque se quejaron al Consejo de Barrio, «fue el consejo el que nos pidió que aplicáramos esta restricción y la solución no pasa por quitarla, si no porque haya una flexibilidad mayor», explica el concejal de Tráfico. Esto sería así hasta que se retiren las barracas y la calle Laredo quede abierta al tráfico.
Díez reconoce que asumieron un compromiso con los vecinos y que, si ahora hay que disminuir el grado de restricción, se hará.
Mientras tanto, en Villatoro temen que la feria, al igual que ocurrió en La Milanera, se quede cerca del barrio casi 20 años.
Mercedes, de Restaurante Abrasamer, añade otro perjuicio para su negocio y la Taberna la Leo. Los dos autobuses que llevan y traen a los trabajadores hasta la empresa Maxam, ubicada en Quintanilla Sobresierra, los recogen en este barrio. Ellos llegan aquí en sus vehículos y cogen el autobús. «Suponen clientes para nuestros negocios, una parte importante. Ahora, nos han dicho que los van a recoger en la gasolinera que hay antes de entrar al barrio. Otro golpe más sin sentido. La gasolinera también se quejará porque supone que aparquen ahí muchos coches y a nosotros nos quita mucho consumo», lamenta Mercedes.
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