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La sensación general, compartida por las asociaciones de vecinos, es que el modelo de los distritos no acaba de funcionar. Hay muchos proyectos, muchas demandas, muchas necesidades pero todo «va muy lento», no se avanza con las actuaciones, no se invierte el dinero consignado, se ... va acumulando sin que los problemas que sufren los barrios se solucionen.
Tras dos años marcados por la pandemia de la covid-19, las juntas de distrito de Burgos afrontan este 2022 con el reto de dar salida al mayor número posible de intervenciones, tanto con los fondos consignados para este año como con los que quedaron pendientes de gastar en el ejercicio anterior. Y, de momento, los vecinos ven pocos avances y desconfían bastante del modelo.
Las asociaciones llegan a las juntas de distrito, plantean las necesidades de cada barrio, las peticiones se trasladan a las respectivas concejalías ... y se inicia un trámite que, como algunos indican, no baja de dos años salvo que sean peticiones muy pequeñas (y aún así se pasan meses esperando ver cómo se actúa). Así que la lista de demandas solo hace que incrementarse.
«Vemos que no se avanza en el distrito», explica Ángel García, de la Asociación de Vecinos Nuestro Barrio, que forma parte de la junta del Distrito Sur. En 2021 solo se ejecutó un 0,56% del presupuesto, lamenta. Tienen dos millones para invertir pero no se avanza, «va muy lento», y así siguen pendientes de mejoras, por ejemplo, en el parque de El Crucero, en los accesos y en el parque infantil.
García recuerda que en el Ayuntamiento se comprometieron a decorar los antiguos depósitos de agua de RENFE en San Pedro y San Felices, y que los vecinos están a la espera de la intervención en Santa Clara para mejorar la accesibilidad y la movilidad junto al convento. «No cabe ni una silla de ruedas», recuerda el representante vecinal.
Comprometidos están 170.000 euros para la obra en Legión Española, para recuperar la acera, y han pedido mejoras en el Paseo del Empecinado, además del paso de peatones inteligente de la calle Madrid (comprometido pero todavía no se ha ejecutado). Y otros muchos más temas como vigilar los excesos de velocidad en San Pedro de Cardeña o limpiar y decorar la pasarela del Crucero.
No están mucho mejor en el Distrito Oeste, que aglutina a San Pedro de la Fuente, Fuentecillas, Barriada San Juan Bautista, El Pilar o Huelgas. Todos los barrios tienen sus demandas, explica Concepción Camarero, quien recuerda que el año pasado el presupuesto se destinó al carril bici de la barriada. Este año todavía no se ha decidido a qué se destinarán los 300.000 euros presupuestados.
En junio se votarán las diferentes propuestas y luego se tomará una decisión, pero las demandas son numerosas. En El Pilar quieren que les solucienen sus problemas de alcantarillado, como les prometieron. En San Juan demandan un centro municipal como prioridad, pues el edificio en el que están ahora, de la Junta, se ha declarado insalubre y les quieren echar.
Huelgas está preocupada por la intervención en la calle Alfonso VIII y reclaman más plazas de aparcamiento. Y en San Pedro de la Fuente y Fuentecillas necesitan 6.000 euros para las herramientas que les permitirán iniciar su proyecto de huertos sociales y educativos en el terreno cedido por el Ayuntamiento en los huertos de ocio de Francisco de Enzinas.
Los vecinos de la zona oeste quieren que el Ayuntamiento mantenga adecentados los solares municipales, y en marcha parece que está ya el carril bici entre los puentes Malatos y San Amaro en el lado de Fuentecillas. Y mejoras en los parques infantiles, limpieza ante los actos vandálicos y actuaciones en las pistas polideportivas...
Si la lista es interminable en los distritos Sur y Oeste, los barrios periféricos se sienten completamente abandonados. En Villatoro siguen esperando a que se arregle la subida a la iglesia. El Arzobispado de Burgo da permiso si la inversión e municipal, y Sergio Simón considera imprescinible que haya sombras, bancos y un camino accesible para todos.
En La Ventilla reclaman retirar la gravilla del parque infantil, mientras que en Cótar y Villagonzalo Arenas están pendientes de las obras del centro municipal, prioridades del distrito porque los barrios han sabido detectar dónde estaban las necesidades más acuciantes. Avanzado parece también que va el proyecot en la calle Sextil, en la Barriada Moisés de Villafría.
El distrito dispondrá de unos 280.000 euros, y ahora hay que ver qué proyectos van más avanzandos, cuáles requieren de menor tramitación para que se puedan acometer este 2022. Así están también en el distrito Centro Norte, pendientes de la obra comprometida en la Plaza de Vadillos, siempre que los vecinos le den el visto bueno.
La limpieza de las esculturas del Paseo del Espolón y el Puente de Santa María también está en marcha, con una inversión de 16.000 euros, recuerda Francisco Bárcena, quien apunta a que la inversión del pasado año se fue a la actuación en el Convento de San Francisco, pero quedan pendientes otras obras importantes en la zona centro como las intervenciones en Fernán González o Santa Águeda.
La lucha contra la Casa de las Palomas sigue activa, lo mismo que concluir el proyecto de adecentamiento del Callejón de las Brujas, y en otras zonas del distrito, como la Barriada de los Ríos, siguen esperando que se cumplan promesas. Feliciano González recuerda que el Ayuntamiento debe remodelar Francisco de Vitoria y mejorar la calle Rodrigo de Sebastián.
«Proyectos hay muchos», admite, como la petición de rotanda entre las calles la Iglesia y Pozanos, pero «el problema de fondo es uqe nos egasta el dinero. Se palntea un proyecto y, como mínimo, son dos años de trámites», se lamenta. Así que los vecinos de la zona Centro Norte siguen con las demandas pendientes y, de momento, nada se ha concretado para este año.
Mayor es el malestar en Gamonal, donde las asociaciones vecinales afirman directamente que «los distritos no funcionan». Lo dicen tanto Juan XXIII como el G-9, y no será porque no se conozcan las necesidades del barrio en el distrito Este. Miguel Ángel Gómez, de Juan XXIII-Fátima-Lavaderos muestra su preocupación por la falta de compromiso municipal.
Los vecinos están preocupados por la reforma de la Plaza de Lavaderos, que afecta a nueve portales y comercios y poco se sabe sobre ella. También reclaman una intervención en la calle Vitoria, «es esencial» para el comercio pues ahora se vive con «una infraestructura de los años 70». Sin embargo, habrá que esperar porque el proyecto se retrasa a 2023.
Para Gómez es clave dar salida a las parcelas dotacionales que surgirán de la urbanización de Artillería y demandan crear un centro multiusos para el barrio. Y los vecinos piden también una intervención en el Parque Buenavista que acabe con las aceras levantadas de los entornos. Mientras, en el G9 siguen insistiendo en que se adecenten los entornos del Silo, se cree ya el aparcamiento y se avance en el subterráneo de María Amigo.
Todas las noticias de Burgos, en BURGOSconecta.
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